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Reconociéndote

Jos-.
Estaba recostado a su lado viendo cómo el reflejo de la luz se plasmaba en su mirada azulada. Ella me veía con cierta seriedad, esa seriedad que no es incómoda, ese silencio que te relaja y te hace sentir seguro. Jamás pensé que ella creyera lo de mi amnesia, mucho menos el doctor. Pero con un billete y mi discurso del verdadero amor... cayó.
Acaricié su mejilla y ella sonrió un poco.
- Háblame de ti –susurré y ella elevó una de sus comisuras.
- Me odias... con eso resumo todo –susurró y yo reí-. ¿Ves el perrito que está en el cojín al lado de la cama? –yo asentí-. Se llama Collin, tú me lo obsequiaste hace unas semanas...
- ¿Tuve algún motivo para hacerlo? –pregunté.
- En realidad sí, era más como para pedirme perdón por algo que hiciste –dijo bajando la mirada.
- ¿Quieres hablarme de eso? –pregunté y ella se encogió de hombros.
- Recordarás lo patán que eras –respondió y yo entrecerré los ojos fingiendo que me ofendía.
- Bueno, hace unos meses tú acordaste con Peter... uno de tus amigos y con Natalie Coleman en una apuesta que me enamorarías perdidamente y que cuando ya lo hubieras logrado te desharías de mí –respondió algo dolida, haciendo que se formara un nudo inmenso en mi garganta.
- ¿Qué pasó entonces? –pregunté.
- Pues ganaste –susurró dolida y escondiendo su rostro en la almohada. Me sentía terrible al verla herida de esa forma.
- Fui un estúpido –susurré- no debí jamás haber aceptado.
- En ese momento me odiabas, así que yo comprendo que debiste de sentirte animado a herirme. Yo lo había hecho un par de veces, así que... ¿por qué no vengarte? –preguntó, para mí tenía bastante sentido, pues eso en realidad era lo que había pasado.
- De todas formas no debí haberlo hecho –susurré y ella asintió.
- Lo que me sorprendió bastante fue que tú ni siquiera lo dudaste, simplemente aceptaste y comenzaste con tus tretas –susurró- ¿No te dolía la conciencia? –preguntó y yo desvié la mirada.
- No lo sé –susurré- pero estoy seguro de que si tuve algo de alma... seguro me arrepentí de empezar esa apuesta.
- De todas formas aceptaste el premio –respondió girando y quedando boca arriba, sin mirarme.
- ¿Cuál era el premio y tú cómo supiste que yo acepté? –pregunté, lo sé, era demasiado directo pero la curiosidad me mataba. Honestamente quería saber la forma en que ella se enteraba de todo.
- El premio era acostarte con Natalie –abrí los ojos como plato y carraspeé algo incómodo.
- ¿Con esa tipa?
- Esa "tipa" como tú la llamas antes era tu novia, la querías mucho y la defendías mucho más que a mí –afirmó y yo suspiré. Me acerqué a ella y pasé un brazo por su cintura.
- ¿Enserio yo te odiaba? –pregunté interesado y ella asintió.
- Sí, pero no más que yo –respondió- te odiaba con mi vida, creí que sería mejor para los dos que uno de los dos se fuera y jamás volviera.
- ¿y?
- Cuando se te borró la memoria, pensé que era lo mejor que nos había pasado. Tú te alejarías de mí siendo feliz y yo prácticamente te olvidaría. Los dos dejaríamos de herirnos mutuamente y todo quedaría como antes. Solos, cada quien en su mundo.
- ¿Y entonces qué pasó? –pregunté interesado y ella suspiró.
- Una chica llamada Olivia trató de ser tu mejor amiga –rió y yo sonreí a penas. En realidad la había contratado, era una buena amiga, pero no tan cercana como lo era tn__ para mí-. Cuando dijiste que ella era adorable y que era tu mejor amiga, me explotó algo en la cabeza que no pude ocultar más.
- El hecho de que estás enamorada de mí –afirmé y ella asintió con un puchero.
- Si tú lo dices suena egocéntrico –reprendió y yo sonreí-. Pero es verdad. No sé desde cuando, pero la primera vez que me besaste en esa casita fue... diferente –susurró. Me le quedé mirando fijamente y ella se acercó a mí- ¿olvidaste también cuando... tú y yo...?
- ¿De qué hablas? –musité cerca de sus labios, ella estaba recostada sobre mí. Sabía perfectamente de lo que hablaba, ella sonrió pícaramente y juntó nuestros labios en un beso realmente tierno. Dios, jamás olvidaría el haber estado con ella ni aunque me abdujeran los extraterrestres. La besé como tanto me encantaba y ella sonreía y suspiraba a cada segundo. Dios, la amaba con locura y quería susurrárselo al oído a cada instante, pero por motivo de mi amnesia no podía.
- Creo que ya sé a qué te refieres... -murmuré entre nuestro beso- ¿enserio pasó eso?
- Sí... -respondió ella besándome aún más fiera- de hecho, cuatro veces... en la misma noche –al recordarlo la piel del cuello se me erizó y ella rio bajito, no sé si de nervios o se burlaba de mi incomodidad.
- Debí haber estado maravilloso –susurré y ella rió en una carcajada.
- Al principio estabas tan asustado como yo, no sé por qué si... yo no soy la primera con la que estás.
- Pero sí tu primera vez –susurré y la besé. En eso sentí que la sangre se iba de mi cara. Se suponía que yo no sabía eso.
- ¿Cómo lo sabes? –preguntó separándose un poco de mí. Tragué saliva y me encogí de hombros.
- Dijiste que estabas asustada... no lo estarías si ya supieras qué era lo que haríamos –mencioné tratando de acomodar el desastre que yo había hecho.
- Supongo que tienes razón –respondió ella en un suspiro. Se acomodó de nuevo en mi pecho y suspiré aliviado de que no me haya descubierto. Apoyé mis brazos en torno a su espalda y besé su frente.

Nos quedamos así un momento en lo que la noche avanzaba. Jamás pensé que ella haría de todo por hacerme recordar, por tenerme a su lado. Por querer estar conmigo, por besarme en la noche. Pero adoraba que ella me quisiera o más bien, me amara.

-¿Tienes sueño ya? –pregunté y ella asintió levemente- Te dejaré dormir entonces...
- ¿No quieres quedarte? –preguntó y apreté los labios en una pequeña sonrisa.
- Claro que quiero, pero tanta información en mi cabeza... me ha afectado y probablemente me mueva mucho por la noche –susurré-. Así que mejor te dejo dormir esta noche sola...
- Bueno –respondió ella haciendo un puchero. Bajó de mí y se acomodó en su lado de la cama- pero por lo menos espera hasta que me quede dormida...
- Bien –susurré. Me quedé en silencio, a su lado... abrazándola desde su espalda. Puse mi cara en su mejilla y ella sonrió entrelazando nuestras manos frente a su rostro.
Nos quedamos un buen rato así hasta que escuché que su respiración se hacía más uniforme y su apretón en mis brazos cesaba de fuerza. Saqué mi brazo de ella y besé sus labios por última vez. La arropé bien y luego salí a mi balcón. Entré a mi cuarto, cerré las puertas de mi balcón y caminé directo a mi cama. Antes de recostarme subí el colchón y saqué de allí el dibujo que hace mucho había hecho. El que supuestamente ella había encontrado en mi basurero. Yo tenía dos copias... el original y el que supuestamente tiraría.

Me alegraba haber preparado la copia, pues no soportaría romper el rostro perfecto de mi amada tn__.

Lo guardé de nuevo y luego de quitarme la camisa y el pantalón me tiré en la cama. Cerré los ojos y rogué porque mañana todo siguiera tan bien como hoy.

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Maraton 1/4

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