El Camino

1.5K 107 3
                                    

Me levanté del suelo, y antes de que Sam dijera nada, le abracé con fuerza. Estaba muy feliz, había conseguido salir de ahí y él lo había podido hacer posible. Me rodeó con sus brazos y me revolvió el pelo como si fuera una niña pequeña, pero de repente...cuando nos separamos, noté que su expresión cambió.

-Sam, ¿Qué pasa?¿Por qué me miras así?

-¿Por qué tiene el pelo blanco?-No entendí lo que quiso decir, pero cuando agarré mi pelo y lo vi, me di cuenta de que un mechón estaba completamente blanco y que poco a poco iba aumentado. Empecé a preocuparme y al mirar detrás de Sam, vi a ese demonio sentado en la rama de un árbol, riéndose y mirándonos.

-¿Has sido tú?¿Qué me está pasando?

-¿No te lo he contado? Por desgracia para mí todavía estás viva, pero no será por mucho tiempo, te he robado parte de tu alma y tu vida se está agotando poco a poco, a este paso tienes unos diez años, más o menos, tal vez quince si sigues teniendo esa suerte.

-¿Qué? Dijiste que saldría con vida. ¡Me has mentido!

-Este es el precio por la libertad, disfruta el tiempo que te queda.  Mientras seguiré alimentando de tu alma, yo también tengo que comer, ¿no?. -Saltó de la rama, sonrió y se dio la vuelta dispuesto a marcharse, pero antes de que diera un solo paso más, lo detuve.

-¡Espera! ¿Hay alguna posibilidad de seguir más tiempo con vida?

-Tengo que irme, hay otras cosas que requieren de mi atención, seguro nos veremos muy pronto, adiós. -Y de repente desapareció, sin dejar ningún rastro. Me había quedado completamente sin palabras, era poco tiempo para todo lo que quería hacer. Tal vez cuando lo volviera a ver...podría negociar con él.

-Temí que hiciera esto, es un demonio... te dan lo que quieres, pero ellos después se aprovechan.

-Dejémoslo, ahora ya estoy fuera. Vámonos de aquí antes de que se den cuenta de que ya no estoy.

Me transformé en un lobo marrón, de más de un metro de alto y tres metros de largo. Como he dicho no éramos como el resto del mundo, ni tampoco éramos como los lobos normales. Él también cambió de forma a un lobo blanco y salimos corriendo alejándonos de la frontera, en dirección hacia el pueblo.

Pero los lobos descubrieron que se había escapado. Al comunicarlo inmediatamente a la familia, sus tres hermanos decidieron ir ellos mismos a buscarla y a traerla.

El mayor de ellos se llamaba Will, y sería uno de los próximos líderes de la manada gracias a su olfato, era un buen lobo y uno de los mejores en la aldea. Tenía el pelo negro, revuelto y largo hasta la nuca, ojos oscuros y una condición física muy buena. De todos era el que tenía más posibilidades de ser el que se casaría con ella, al ser el primogénito. 

El hermano mediano era Tobi, y su poca condición física era sustituida por una gran inteligencia. Tenía el pelo castaño oscuro y corto un poco más arriba de la nuca, tenía los ojos oscuros y a pesar de que no tenía la misma resistencia y fuerza que sus hermanos o los demás lobos, su gran inteligencia servía de mucho para la manada y para un grupo de personas que se dedicaban a ser médicos y profesores. Trabajaba como uno de los médicos más expertos en la manada, pero a pesar de saber que tal vez no tuviera muchas oportunidades de casarse con su hermana, era un lobo, y los lobos nunca renuncian a lo que quieren.

Y su hermano menor se llamaba Nick y era uno de los jefes de los grupos de caza. Tenía el pelo rapado un poco por los lados, dejándolo largo por el flequillo, cabello de color negro y los ojos como los de su hermana, de color miel. Su físico era idéntico e incluso más musculoso que el de su hermano mayor. Tenía un carácter rebelde y se enfrentaba a todo aquello que le molestaba, no tenía miedo de nada y era muy impulsivo. Como sus hermanos, él quería comprometerse con su hermana pequeña y no iba a perder por nada del mundo, y era el que también podría tener varias posibilidades.

Un poco antes de llegar al pueblo, cambiamos de forma y para ocultar mis orejas y mi cola, Sam me dio una sudadera. Me coloqué la capucha al igual que él y entramos en el pueblo de los humanos. Era la primera vez que estaba tan cerca de los humanos y todo lo que veía a mi alrededor me sorprendía, las luces de las farolas, las calles, las casas... todo era muy diferente a lo que había en nuestra aldea. De repente Sam se detuvo delante de una tienda, abrió la puerta y entró, le seguí y yo entré también detrás de él. Por dentro era una tienda pequeñita, pero había multitud de objetos y otras cosas muy peculiares que llamaron mi atención.

-¡Bill! ¿Dónde estás? -Llamó a alguien y mientras yo estaba distraída mirando a mi alrededor, él entró en la trastienda, donde de pronto se escuchó un gran estruendo. Corrí a ver lo que pasaba y cuando entré me encontré que Sam estaba ayudando a un hombre; de edad avanzada, a levantarse del suelo, y lo que provocó aquel ruido fue un caja que también se cayó al suelo. -¿Qué estás haciendo?

-Ah, hola Sam...no te había escuchado venir. ¿Hum?¿Quién es esta guapa señorita?

-Ella es Alice.

-Esto...hola. -Levanté la mano un poquito en modo de saludo y de manera tímida. Cuando ya estaba de pie, Sam volvió a ponerse a mi lado y me sorprendí al ver que se quitaba la capucha como si nada.

-No te preocupes, conoce lo que somos.

-Así que también eres un lobo. Vaya, vaya...me alegra de ver a otros por aquí.

Ya que Sam se quitó su capucha yo hice lo mismo, dejando libres mis orejas. Estuvimos un rato hablando con aquel hombre y me sorprendí mucho al saber que no era como decían los demás lobos. Era simpático y agradable, y no nos rechazaba solo porque fuéramos diferentes, o porque no éramos de su misma especie. Pero de pronto noté un olor que llamó mi atención y que venía de muy cerca. Un olor familiar... que enseguida reconocí, no era de una persona, sino de tres, de mis tres hermanos que se estaban acercando. Nos estaban siguiendo el rastro.

El Pacto del DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora