Quinto encuentro.

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Lauren no esperaba encontrarse otra vez con Camila de esta forma. Cuando llego a lo que sería el funeral de Camila, se sentó a al fondo de la sala de visita. Era una pequeña habitación al lado del santuario de la iglesia, no había mucha gente en realidad, sólo los conocidos, los padres de Camila y ella misma. Había treinta sillas de las cuales eran ocupadas solamente quince.

Lauren observó como las personas se acercaban al ataúd, que estaba sobre una especie de carro cubierto con un mantel violeta. Las personas que iban se arrodillaban junto a la niña o solamente se quedaban mirándola, lloriqueaban y soltaban un par de palabras antes de marcharse. Lauren se percató de cómo nadie nunca tocó a la niña, a excepción de una mujer y un hombre.

Los ojos de Lauren se fueron hasta Camila, que tenía una expresión cansada, desgarradora y casi sin vida en el rostro. Ella se estaba acercando a Lauren. La chica de ojos verdes se levantó cuando Camila estuvo frente a ella y la abrazó, primero muy fuerte pero después aflojo su agarre sintiendo como Camila le llenaba la camiseta de sus lágrimas.

"Lo siento." Lauren susurró en voz baja. "Nunca pensé que pasaría algo así. No... no parecía que iba a suceder."

"Pero lo hizo." Contestó Camila en voz baja. "Estábamos advertidos desde que se le realizó su primer trasplante."

"Lo

"No lo sientas." Camila pidió. "Por favor, acompáñame."

Lauren asintió y sintió que Camila tomó su mano para llevarla al pequeño ataúd. Ella miró hacía el ataúd, nadie estaba alrededor. Al acercarse, Lauren pudo distinguir como la péquela había sido plastificada. Tenía los ojos cerrados y se veía como estaba... sin vida.

Lauren sintió como Camila apretó su mano más fuerte y ella la abrazó contra sí misma. Debía quererla mucho, pensó. Lauren se preguntó cómo esa niña podía ser Sofía. Además de no parecerse, no podía creer que esa era ella. La única vez que estuvo con ella le pareció una niña increíble, llena de vida e inquieta, siempre sonriendo y haciendo sonreír a Camila. Sin quererlo, derramó un par de lágrimas.

"Te quiero aunque no estemos juntas más, ¿Okay?" Lauren escuchó que Camila susurraba al ataúd. Ella la miró, tenía una mano en la cara de Sofía. "Todo estará bien, Sof. Está bien. De verdad, lo peor ya ha pasado."

Camila se inclinó y besó su frente. "Tal vez no estuvimos mucho tiempo juntas pero en mis recuerdos siempre será una eternidad. No puedo asegurarte en qué momento nos volveremos a ver pero si tardo por favor te pido que seas paciente, ¿Okay?" Camila suspiró. "Y si no tardo entonces espérame también. Voy a estar contigo, tal vez en un futuro muy largo o no muy lejano, pero voy a estar contigo otra vez. Volveremos a jugar y contar chistes con Dinah." Dijo. "Ella me pidió decirte que no pudo venir, que lo siente." Camila sonrió. "Nosotras la perdonamos, ¿Sí?"

Lauren observó como Camila tomó el meñique de Sofía en el suyo y después susurró: "Te prometo que estaremos juntas en la otra vida." Lo apretó. "Es una promesa y las promesas nunca se rompen."

Camila dio media vuelta y tomó la mano de Lauren entre la suya. Salió con ella de la habitación funeraria y después dijo con las lágrimas saliendo de sus ojos: "Vámonos."

Lauren frunció el entrecejo. "No."

"Por favor, Lauren." Pidió Camila. "Estoy cansada. No quiero ir."

"Pero Camila..."

"Realmente no quiero ir Lauren. No quiero ver como la meten a la tierra y como la Sra. Finng cae de rodillas al suelo susurrando dolorosamente el nombre de Sofía. No quiero llorar delante de la gente y derrumbarme a un lado de la Sra. Finng. No quiero lanzar la rosa blanca a su tumba para que después sea cubierta de tierra."

Lauren resopló, sintiendo el nudo en su garganta más pesado y el dolor en su cabeza hacerse más fuerte. Ella volteó la cabeza un poco mirando a la habitación y finalmente suspiró, tomando la mano de Camila entre la suya y marchándose del lugar. "Vamos."

Entraron al auto del hermano de Lauren (que no estaba en el funeral, sólo le había prestado el coche a su hermana) y tan pronto como lo hicieron, Lauren se tuvo que inclinar para consolar a Camila que se había vuelto a derrumbar. Sollozaba fuerte y las lágrimas parecían no querer acabar. El estomago de Lauren daba vueltas, se sentía mal y una pregunta estaba en su mente: ¿Qué podía hacer para hacerla sentir mejor? Una respuesta rápida estallaba en su cabeza como los fuegos artificiales: Nada.

Pronto Camila salió del pecho de Lauren y la chica de ojos verdes puso en marcha el auto. Por el rabillo del ojo vio como Camila tenía apoyada la frente contra la ventana y miraba hacía la habitación de piedra.

Su corazón se apretó fuerte en su pecho cuando Camila derramó un par de lágrimas antes de susurrar: "Lo siento, Sof."

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Calls ➳ camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora