Vampire Academy_Dimitri

Espionaje improvisado

Después de nuestra conversación, Rose parecía estar mucho mejor. Todavía parecía un poco intranquila y reservada durante sus clases, pero estaba volviendo a comer y a dormir bien.

Incluso nuestras sesiones de entrenamiento volvieron de nuevo a su rutina regular, algo con lo cual tenía sentimientos encontrados. Sabía que solo debería centrarme en su formación, pero de vez en cuando sentía aquella chispa familiar cuando bloqueaba alguno de sus movimientos. Sentía el deseo de robar algo más que la simple victoria. Nuestra conversación, el abrirnos al otro, estar allí para apoyarla se sentía tan cómodo. Más aún de lo que nunca pensé que haría. Pero, más que nada, no podía olvidar aquel rubor. La imagen parecía estar gravada en mi mente, no importaba cuantas veces trataba de alejarlo. Durante el entrenamiento, en la iglesia, mientras patrullaba y casi todas las noches antes de dormirme volvía la imagen.

¿Qué puede significar? Esa es la pregunta que me perseguía. Nada. Probablemente no significaba nada. Había estado completamente fuera de lugar. Tocar su cabello, y sostener sus manos mucho más tiempo de lo debido. Probablemente se había sentido avergonzada de lo lejos que había llegado. Eso es lo que trataba de decirme a mi mismo, pero no me sentía bien. La forma en que me miraba... era diferente. Me hizo sentir diferente.

En realidad nunca me había preocupado por la atención de las chicas. En la escuela, había ido a un par de citas debido a la insistencia de Iván y tuve una novia un corto tiempo antes de la graduación. Incluso después de la escuela, ninguna de mis relaciones habían durado mucho tiempo; unos meses como máximo. Casi siempre había algún tipo de compatibilidad, que se formaba por la conexión inicial y algún tipo de atracción física, pero incluso mi cita romántica más importante fue de corta duración y bastante superficial. Las pocas relaciones que tuve acabaron de una manera amistosa y por decisión mutua, y en su mayor parte, nunca nos volvimos a cruzar.

Sin embargo, Rose era otro caso. Su sonrisa hacia que mi corazón se acelerara más que cuando me di mi primer beso. Quería compartir con ella más de lo que en teoría solo compartían los amigos. Quería saber más acerca de ella. No me acordaba ni de alguno de los nombres de las chicas con las que había estado. No podía imaginar mi vida en la que Rose no estuviera presente. Por más que tratara de decirme a mi misma de que era mi estudiante, la compañera de mi cargo o incluso una amiga... no era suficiente, no podía convencerme.

Había momentos en los que pensaba que podría sentir lo mismo por mi. Mientras que la mitad de mi se preguntaba si había alguna esperanza masoquista extraña, la otra mitad se acordaba de su aliento que se confundía con el mío la primera vez que sentí el deseo de besarla. Por no hablar de la sonrisa particular que de vez en cuando aparecía en su rostro, esa sonrisa que nunca había visto darle a otro. Y aquel rubor... oh, ese rubor y su significado me perseguían.

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Acababa de terminar de patrullar por los jardines y estaba haciendo mi camino hacia el gimnasio para entrenar con Rose, cuando oí un grupo de voces. Por lo general, no hacía caso a las conversaciones de los estudiantes, pero un nombre me llamó la atención. Ante los rumores que seguían circulando por el campus, quería saber un poco lo que decían sobre mi estudiante.

"¿Qué haces, Rose? ¿Estás solita? ¿Quieres algo de compañía?". La voz masculina y el tono de burla no dejaba duda acerca de lo que se refería.

La mayoría de los rumores sobre prostituta de sangre estaban disminuyendo. Curiosamente, más rápido de lo que esperaba. Parece que la mayoría de la gente se dieron cuenta de que Jesse y Ralf estaban mintiendo. Aún más extraño fue el hecho de que la gente sabía que la situación entre Rose y Lissa era real, pero estaban aceptando el motivo por el que lo hicieron. Aun así, parecía que algunas personas no eran tan rápidas en dejar correr las cosas.