Bajó sus labios a mi cuello, lamiéndolo y repartiendo cortos besos, haciéndo que sensaciones que nunca había sentido aparecieran en mi cuerpo.Carl se separó un poco de mí para quitarse su chaqueta y camiseta.

Acaricié sus brazos lentamente sintiendo como se le erizaba la piel.

Me besó de nuevo el cuello, y en un momento, lamió una zona en particular, que sin saber por qué, me provocó un leve gemido y pude sentir como sonreía pegado a mi cuello.

Sabía lo que hacía. Tenía experiencia.

Me quitó mi sweater, y besó suavemente mi clavícula antes de posar sus manos en mis pechos, masajeándolos. Al principio, a causa de la falta de experiencia, me incomodó. Pero luego esa incomodidad fue reemplazada por placer. No sólo por sus manos, sino por sus labios que succionaban y lamían mi cuello. No podía dejar de gemir aunque me sentía algo tonta por no poder dejar de hacerlo. Pero al parecer a Carl le gustaba ya que había comenzado a jadear en mi cuello y hasta lo escuché soltar un gemido.

Me quitó la camiseta, seguido de mi sostén dejándome completamente expuesta.

Se quedó mirando mis pechos mientras lamía sus labios y me sentí confundida, así que los cubrí con mi cabello.

-No, no. No te cubras. Eres preciosa. -dijo y quitó mi cabello, besando y lamiéndo mis pechos.

-Dios...-gemí.

Carl comenzó a succionar mi delicada piel, haciéndo que enterrara mis dedos en su cabello, tratando de acercarlo más a mí.

Luego de un rato, abandonó mi pecho y besó lenta y dulcemente mis labios.

Se arrodilló delante mío para desabrochar su pantalón y quitarselo. Pude ver la erección a través de su bóxer y siendo completamente sincera, me intimidó un poco. Pero ni bien sus labios volvieron a tocar los míos, el placer volvió.

El beso cada vez era más apasiomado, sus manos volvieron a masajear mis pechos.

Bajó una mano y la deslizó por debajo de mi falda. Al sentir su mano en tan delicada zona, mi piel se erizó, pero al mismo tiempo sentí como el placer aumentaba.

Él quitó mi falda y con sus dientes fue deslizando mis bragas lentamente hasta quitármelas. Ahora sí que estaba cien por ciento expuesta. Pero ya no me asustaba tanto.

-Ésto te gustará. Pero dime si quieres que me detenga. -dijo y sin más aviso introdujo su lengua dentro y fuera de mí rápidamente. Nunca había sentido tal placer.

Mis caderas se alzaban y no podía dejar de gemir. Enredé sin evitarlo mis dedos en su pelo.

-Oh Dios, mierda, mhm... -gemí cuando su lengua comenzó a dar vueltas por mi clítoris.

De pronto sentí una serie de sensaciones extrañas pero muy placenteras, comencé a gemir más alto, el nombre de Carl se escapaba de mis labios, y sentí cómo algo salía de mí. Recordé que había leído sobre ésto, me había corrido. Por primera vez en mi vida.

Carl subiò hasta mis labios y pude "probarme" en ellos.

-¿Estás lista, cariño?

-Sí...-dije entrelazando nuestros dedos. Él me dio un beso en los labios, no uno brusco ni tan apasionado. Un beso suave, tierno y lento en el que pude sentir todo su amor.

Se bajó los bóxers y se posicionó delante de mí. Cogiò sus pantalones del suelo y de ellos sacó su cartera, de la cual sacó un condón y se lo puso.

-Amor, dime si te lastimo o quieres que me detenga.

Sabía que iba a doler, y él también sabía que me dolería. Así que entrelazó nuestros dedos y volvió a besar mis labios.

-Te amo...-dijo en un susurro, iba a contestar pero entró en mi lentamente haciendo que suelte un gemido, esta vez de dolor. Cerré mis ojos y sentí como una lágrima caía por mi mejilla.

-¿Quieres que me detenga? -preguntó y neguè con la cabeza.

Continuó con sus movimientos muy lentamente, besando mi cuello y susurrando que el dolor ya iba a pasar.

Tenía razón, luego de pocos minutos el dolor se reemplazó por placer. Ya podía escucharlo gemir, se notaba que necesitaba ir más rápido, el pobre se lo había estado aguantando.

-¿C-carl?

-¿Mhm?

-Más...más rápido.

Parece que eso activó algo en él, ya que soltó un gran gemido cuando aumentó su velocidad.

-Mierda, estás tan estrecha...me encanta. -dijo mordiendo mi cuello.

Yo gemía sin parar y apretaba su mano con nuestros dedos aún entrelazados.

Él iba aumentando su velocidad cada vez más, y yo, ya algo acostumbrada cada vez disfrutaba más.

Volví a sentir la misma sensación de fuegos artificiales en mi estómago, y al cabo de unos segundos me volví a correr. Él me siguió poco después y se quitó el condón tiràndolo a la basura.

Se recostó a mi lado en el gran sofà y me abrazó dando besos en mi nuca.

-Te amo.-dijo en mi oído.

-También te amo..-dije sonriéndo.

-¿Qué tal tu primera vez?

-Perfecta. -contesté dándome vuelta para verlo a los ojos. Se veía tan cansado, sus ojitos le pesaban y sus labios estaban rojos de tantos besos.

-Supongo que no tengo que tener mucha verguenza para preguntarte si quieres ser mi novia...-dijo ocultando su cara en mi cuello.

-Supongo que no tengo que tener mucha verguenza para decir que sí mil veces.

Pude sentir como sonreía en mi cuello y me abrazaba fuerte.

-Qué linda eres...ex-virgen.

-¡Carl! -le grité y él rió en mi cuello.

Joder, que gran noche.  

The Grimes   (Carl/Chandler & Tú) HOT -  SMUTUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum