Capítulo seis; Fotografía Familiar

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--¡Papá!-- Timmy se quejó el ser peinado de lado por Mangel, este sonreía divertido --¡No me gusta así!

El mayor asintió alejando el cepillo del cabello de su hijo, que se había aclarado un poco al punto de verse castaño obscuro y se mantenía tan corto que solo estaba levemente ondulado. Rubius entró en la habitación acomodándose la corbata, elevó su vista y bufó.

--Timmy, ¿Aún no estáis peinado?-- el adolescente miró a su padre y se cruzó de brazos.

--No me gusta como me peinó papá.-- se puso de pie y fue hasta donde estaba su padre más alto.

--Uf, ven aquí mi niño-- susurró Rubius tomando por la barbilla a su hijo y mirando sus cabellos --, te voy a peinar de lado, solo por hoy ¿Vale?

El chico, ya de 15 años, soltó un suspiro y asintió entregándole el cepillo a su padre. El ojiverde miel comenzó su tarea de acomodar sus cabellos hacia el lado derecho y sonrió al ver el resultado. Se veía diferente. Su pequeño adoraba traer sus cabellos algo desordenados y pocas veces se los peinaba.

Sonrió retrocediendo, mirando a su pequeño niño de ojos azules, que cada vez era más grande.

--No me gusta-- se quejó mirando al enorme espejo que colgaba de la pared en la habitación de sus padres   --¿Por qué tenemos que hacer esto?

--Por qué tu papi Rubiuh quiere que tengamoh una foto juntos-- dijo limpiando sus lentes con un pañuelo, sin mirar al menor --, tu tío Luzu compró ese cacharro y tu papi dio la idea.

--¡Será perfecto!-- dictó Rubén acercándose a su pareja para acomodarle la corbata --Todo saldrá de maravilla.

El niño se miro una vez más en el espejo, su padre se veía entusiasmado así que sonrió dispuesto a soportar ese horrible peinado y ese traje elegante que jamás había usado. Quería muchísimo a su papi y haría cualquier cosa por él.

Mangel sonrió al ver a su esposo tan cerca de él, concentrado en la corbata --Timmy, id a ver si en el salón ya está todo listo.-- pidió a su hijo, quien asintió con una sonrisa antes de irse. Ya sabía lo que quería hacer y aunque le encantaba ver a sus padres cariñosos, sabía darles su privacidad.

Rubius no había prestado atención a lo que Mangel le pidió a su hijo, pero apenas sintió las manos de su esposo sobre sus mejillas sonrió emocionado. Sus labios se juntaron con cariño en aquel primer beso mañanero que se había dado en el día, movieron sus bocas con lentitud saboreándose y degustando del otro.

Aprovechando que estaban solos, el castaño claro pasó sus brazos por la espalda de su amado para abrazarlo y el de lentes hundió sus manos en la cabellera de su esposo. El beso no hacía más que subir de nivel, volverse sucio y es que ambos necesitaban un beso así, el de ojos verdosos miel jadeó al sentir la lengua de su esposo penetrar su boca y deseó tanto tener más tiempo para ellos solos. Ya eran ocho semanas desde su último encuentro sexual.

--Parad-- Rubiuh se apartó del beso y miro suplicante a su pareja, sin ser consciente de que eso lo excitó más --, nos deben estar esperando.

Mangel asiente alejándose de él, se miro en el espejo y arregló sus ropas   --Vale, pero que sepáih que esta noche quiero una mamada.

Rubius solo le sonrió y le guiñó el ojo antes de darse la vuelta y salir de la habitación meneando las caderas.

Cuando Timmy llegó al salón se encontró con Janeth y sus tíos, Luzu y Vegetta. Los adultos acomodaban algunas sillas frente a la cámara que habían traído hace unos días. El chico se acercó a su prima, de 16 años, que estaba sentada mirando a su padre. Sus codos estaban sobre sus rodillas, haciendo que se encorvara para que su mentón reposara sobre sus manos.
La chica dirigió su vista a la puerta y al ver a su primo sonrió poniéndose derecha, palmeó el espacio a su lado que fue ocupado en segundos por el muchacho.

8 Pistolas    6 DisparosWhere stories live. Discover now