30. ¿ Y a Sophie quién la cuida?

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El rostro de Ian cambió por el nuevo comentario, Sophie hablaba con tanta emoción y sinceridad que asustaba.

—Espero que no hables de un futuro cercano, pero si quieres podemos empezar a practicar, yo te enseño cómo se fabrican —le susurró evitando que Nicolás lo escuchase. Consciente de las consecuencias de su comentario, hábilmente esquivó el golpe de Sophie y por fortuna sintió la vibración de su celular, así que escapó al pasillo para hablar con calma.

—Tiago ¿puedes ir con tu hermana a recoger algo de ropa? —Nicolás se aproximó a su hijo, quien a diferencia de Sophie, se encontraba más preocupado contemplando a su madre que prestándoles atención a los bebés—. Con el apuro no saqué nada; hay un bolso listo en el armario y a mí también tráeme algo de ropa, tu madre y los bebés se quedarán tres días, me quedaré con ellos.

Tiago asintió con poca convicción, no quería apartarse de su madre.

Daniel permaneció en la habitación mirando a los bebés desde lejos con cierta desconfianza, pensando que aquellos pequeños podían ser sus mejores aliados o sus peores enemigos: o acapararían toda la atención dejándolo de lado, o por fin sería el hermano mayor de alguien y podría hacerles todo lo que Sophie, y especialmente Tiago, le hacían.

Al salir se encontraron con Ian, quien se veía algo serio y preocupado.

— ¿Vamos a ir a casa, vienes? —le preguntó Sophie tomándolo de la mano, él contestó al agarre por inercia, demostrando distracción—. ¿Qué sucede?

—Nada. —Volvió en sí—. Era mi tutor, llegó de su viaje y los sirvientes le dijeron que no dormí en casa, quiere saber en qué ando perdiendo el tiempo —ironizó comenzando el camino a la salida.

Ambos hermanos guardaron lo necesario y regresaron al hospital. Algunos familiares ya se encontraban presentes y Sophie volvió animada a la habitación en cuanto le informaron que su madre acababa de despertar.

Tiago permaneció en la sala conversando con Alan y Daniel, aunque no lo admitía, sentía cierta neurosis y por todos los medios quería evitar importunar a su madre. Sophie por el contrario, deseaba abrazarla y asegurarse personalmente que estuviese bien.

Llevando el bolso más grande, Sophie empujó un poco la puerta, pero el tono al parecer molesto en que su padre hablaba la detuvo. Curiosa como siempre se quedó inmóvil escuchando como su padre y su tía Micaela, la hermana mayor de Nicolás, discutían mientras Thaly se encontraba en su burbuja aparte dándoles pecho a sus bebés.

—No creo que sea una buena idea, Sophie no lo aceptará y estoy casi seguro que Daniel tampoco —dijo su padre.

—No debe importarte lo que quieran o no, sino lo que es mejor para ustedes. —Su tía hablaba seria, pero con una calma muy característica en ella—. No puedes con cinco hijos, menos con dos tan pequeños, eso sin mencionar que Alan y Samy prácticamente también viven ahí. No es algo permanente, solo quiero ayudarte.

Sophie se tensó más, deseando entender a lo que su tía se refería respecto a ella y Daniel.

— ¿Ayudar en qué? puedo con todos —fue la respuesta de Nicolás.

—Tener dos bebés al mismo tiempo no es fácil, más teniendo otros niños de los cuales encargarte. Tiago es más independiente y causa menos problemas, al menos no depende tanto de ustedes, en cambio Sophie necesita mucha atención y Daniel también, puedo hacerme cargo de ellos hasta fin de año, o un par de meses más, hasta que Thaly se encuentre del todo bien y los bebés ya no requieran tanto cuidado.

Sophie bajó la mirada con tristeza, de eso hablaba su tía, los consideraba a ella y Daniel un estorbo, un par de niños que necesitaban atención. Ella no era una niña, al menos no quería creer que sí.

Los sueños secretos de SophieWhere stories live. Discover now