Capítulo 3

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Jimin intentaba recordar cuales eran las calles y los callejones por los que transitó la noche anterior, la piedra había mostrado su elección de seguir a Jeon Jungkook y averiguar qué es lo que planeaba, por qué no lo asesinó cuando pudo y por qué permitía que el refugio de David existiese.

Definitivamente comenzaba a arrepentirse sobre su imprudente decisión de dejar su destino en manos de una piedra, se había perdido, no tenía la seguridad de que Jungkook siguiera rondando por esos lados, estaba cerca del campo de concentración donde seguramente moriría, si es que no lo asesinaban antes por las calles que transitaba. El miedo lo invadía y no podía controlar sus temblores. La guerra había destrozado esa área de la ciudad, por lo tanto estaba rodeado de edificios abandonados y estructuras destrozadas, escuchó el ruidoso y molesto sonido de los tanques junto a gritos alemanes y no dudo en correr para esconderse en una antigua y demacrada escuela at portas de derrumbarse. Entró como pudo y se escabulló en la olvidada estructura mirándo atentamente a su alrededor.

-¡Por aquí!—Escuchó que gritaba un alemán seguido de un gran número de botas chocando contra el suelo de piedra de las deprimentes calles. Jimin estaba separado de aquellos nazis por una simple y delgada pared que deslindaba con las calles por donde transitaban. Tiritaba pegado al borde de la ventana de un aula vacía con pupitres rotos a su alrededor y acostado en posición fetal con su mejilla, aún herida por la golpiza de los nazi que impidieron su escape días antes, apoyada en el frío suelo con cenizas.

Debía salir cuanto antes de ese lugar plagado de militares antes de que lo encontraran para poder buscar a Jungkook. Sintió como los pasos se iban alejando y las órdenes se esfumaban en el aire a medida que se distanciaban, pudo respirar con un poco más de alivio, decidió que inspeccionaría el lugar en busca de algo útil como telas, medicinas, tiza o restos de comida, no importaba si estaba descompuesta, estaba muriendo de hambre y debía mantenerse de pie a como dé lugar.

La escuela de cierta forma le parecía cálida, ya que le recordaba a los tiempos en los que era un estudiante normal y podía asistir a clases con los demás niños sin importar si eran judíos, alemanes, comunistas o de otras características físicas e ideológicas que el totalitarismo de Hitler prohibió completamente. Recorrió cada pasillo e indago por todas las aulas que permitían su entrada, algunas eran imposibles de investigar, ya que no se encontraban en un estado transitable, en cualquier momento la arquitectura se vendría encima del delgado cuerpo de Jimin. Para su suerte, encontró ropas viejas de niños como delantales y camisas que le servían como vendas, también pudo obtener algunos medicamentos básicos que funcionaban como analgésicos, por último encontró fruta descompuesta que no dudo en echarse a la boca como recurso para llenar aunque sea lo mínimo, su pobre estómago.

Las náuseas no tardaron en aparecer debido al alimento podrido que ingirió, sin embargo, se obligó a retenerlo en su cuerpo, ya que era lo único que podía conservar por ahora sin tener la seguridad de encontrar comida en los próximos días. Tuvo la intención de retirarse del lugar pero su dolor estomacal no le permitía mantenerse en pie, se arrastró como pudo hasta un pequeño cuarto de aseo que mantenía mejor el calor debido a su reducido espacio y esperó hasta que pasara, pero con el transcurrir de las horas solo aumentaba.

A través de la pequeña ventana sobre su cabeza podía ver como anochecía, su plan fracasaba y en la desesperación se planteó dirigirse al lugar que le nombro el joven nazi el día anterior, sin embargo, en su estado poco podría hacer, además dudaba llegar vivo al límite de la ciudad.

Logró dormir un par de horas hasta que sintió ruidos fuertes provenir cerca del lugar donde se escondía junto a gritos y llantos desesperados. No sabía que sector estaban atacando y no veía sentido en que atacaran el lugar donde estaba escondido, ya que correspondía a una pequeña población alemana abandonada y destrozada. Confundido y adolorido se paró y caminó con dificultad hasta un aula donde pudiese asomarse discretamente por la ventana, a cierta distancia pudo ver una gran pared de ladrillos que separaba la población alemana abandonada en donde se encontraban con un complejo de edificios precarios en lo que habitaban judíos, entendió que era una de las últimas poblaciones judías que se mantenía y observó cómo los nazi pasaban por las calles cerca de su escondite para derribar el muro y seguir con la masacre, vio horrorizado como los cuerpos caían desde las ventanas de los edificios y no pudo controlar su llanto, ¿Cuánto sufrimiento más tendrían que aguantar los judíos? Sus pensamientos quedaron en blanco y dio un gran saltó asustado cuando escuchó fuerte y claro.

In war and in love (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora