El espejo

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En su habitación, abrió un armario donde había un espejo.

-Ponte delante.

Delante mía aparecieron imágenes de la realidad, lo que parecía el presente.

Ahí aparecía mi familia, estaban de vacaciones en la casa a la que siempre íbamos de vacaciones. Parecían felices, ni se acordaban de mí.
Me invadió la tristeza. Estuve mirando al espejo media hora. Tal vez ya lo habían superado. Por lo menos eso quería pensar.

-Jace...

-¿Todavía quieres ir?

-Sí.

-Pasa a través del espejo. Pasaré yo primero. Espera unos segundos pero no tardes demasiado.

Jace pasó. Suspiré y pasé. Cuando lo atravesé sentí como si me metiera en el agua. Cuando aparecí al otro lado estaba completamente empapada.

-Vamos.

Llegamos a mi casa y llamé a la puerta. La que abrió la puerta fue madre.

-¿Alexis?

-Mamá soy yo.

La abracé, ella no pareció sorprenderse demasiado de que estuviera allí.

-¿Para qué has vuelto?

-Me tuve que ir. Me querían matar.

-Pensábamos que te habías fugado con algún novio.

-No se la vé muy preocupada por su hija. Dijo Jace.

-¿Quién es este?

No supe muy bien que responderle.

-Soy su actual pareja.

-¿Tu?

-Sí mamá.

-Te dimos una buena educación para que no acabaras con alguien como él. ¿No abrás tenido un hijo o estarás embarazada?

-¡Pero como dices eso mamá! Deberías preguntarme dónde he estado todo este tiempo.

-Alex, ha sido mala idea venir. Dijo Jace mientras me cogía la mano.

-¿Por qué no te quedas Alexis?

-¿Y Jace?

-¿Él? Bueno pues que vuelva a su casa.

Se me quebró la voz.

-Pero mamá, él ha cuidado de mí.
-Pero si es cojo.

Esto afectó mucho a Jace y se fue.

-¡Jace espera!¿Puedo ver por lo menos a papá antes de que me vaya de nuevo?

-Nos hemos divorciado. Ahora vive con la puta de su secretaria.

Después de que dijera eso corrí detrás de él.  Al volver no volvió ha hablarme en el resto del día.

Al día siguiente me desperté más temprano de lo normal. Jace no estaba. Bajé al primer piso, en medio del pasillo Jace estaba haciendo flexiones.

-¿Qué haces?

-Necesito ganar fuerza en los brazos.

-¿Para qué? ¿Es por lo que dijo mi madre?

-No. Como él nos encuentre no voy a poder protegerte. Mira lo que me ha hecho y soy su hijo. ¿Qué no te haría a tí?

-Dijiste que ne enseñarías a defenderme.

Se levantó del suelo con gran esfuerzo apoyándose en el marco de una puerta.

-Ven, vamos fuera.

Antes de salir cogió dos palos de madera acabados en punta.

-¿Me vas a enseñar con eso?

-Por algún lado hay que empezar.

Me tiró el palo y lo cogí al vuelo. Después me dio con el que él tenía en un brazo.

-¡Ah!

-Vamos.

Intenté alcanzarle pero, aunque le faltará una pierna seguía siendo increíblemente rápido y conseguía esquivarme siempre. Y cada vez que me esquivaba, me asestaba un golpe.
Ese día acabé con morados por todo el cuerpo.

Cuando Cae La NocheWhere stories live. Discover now