El chico de la ventana

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No pasó nada. Y al cabo de los meses se me olvidó. Lo dejé todo en que un desequilibrado me habló sobre un asesinato que vió por televisión.
Pasaron cinco años. Yo ya tenía veinte. Y mi vida se había normalizado. Ahora tomaba pastillas para dormir por la noche. Un día me quedé a dormir con mi novio. Y cuando acabamos me tomé las pastillas y me quedé K.O.
Al despertar no sabía dónde estaba. Lo veía todo oscuro. Una figura se acercó a mí. Era el hombre con el que hablé cinco años atrás.
-¿Dónde estoy?
-En la ciudad del silencio.
-¿Por qué me has traído aquí?
-Para salvarte de él.
-¿De quién?
-Aunque no lo parezca te he salvado la vida.
Me miré la ropa que llevaba y estaba ensangrentada. Me levanté la camiseta y tenía muchos cortes profundos encima de la barriga. Me quedé en blanco. No me dolía.
-¿Qué-qué ha pasado?
-Lo tuve que hacer para que el no te matara. Te he tenido que marcar. Ven conmigo.
-¡No iré a ninguna parte contigo!
-El peligro no ha acabado. Cuando llegué era como tú. Alguien me salvó la vida y ahora estoy aquí.
-Me vas a tener que dar más explicaciones.
-Todo en su momento. Ahora ven conmigo.
Fuimos por una calles apenas iluminadas por una farolas que parpadeaban. No se parecía a ningún sitio en el que hubiera estado antes.
-¿Dónde estamos?
-Ya te lo he dicho, en la ciudad del silencio.
-¿Y esta ciudad donde se encuentra?
-Para llegar hay que pasar a través de la puerta.
-¿Qué puerta?
-Mira, hemos llegado.
El edificio era antiguo. Estaba pintado de negro y tenía tres plantas. Él sacó una llave y abrió la puerta.
La casa por dentro estaba pintada de blanco. Tenía unas escaleras que llegaban hasta la azotea.
-Me he dado cuenta de que no sabes mi nombre y de que yo no sé el tuyo.
-¿Quién te dice que yo no sé tu nombre? Llevo cinco años vigilandote.
-¿Por qué?
-No lo sé. Lo más comodo hubiera sido dejar que te matara. -¿Quién? Todavía no me lo has dicho.
-Él dejó de ser humano hace mucho. Mata desde que recuerdo. No tiene piedad. Y en cuanto se fija en alguien esa persona ya está perdida. Él se fijó en tí aquella noche. Me harté. No podía dejar que se lo volviera ha hacer a alguien y mucho menos participar en ello. Por eso te traje. Pero, para poder pasar a través de la puerta antes debes morir para después volver a la vida aquí.
-¿Por qué?
-Yo no dicto las normas. Aquí por ahora estás segura. Pero no salgas a la calle. Para guardar las apariencias seguiré haciendo lo que hago cada mañana. Estarás aquí sola toda la mañana hasta que vuelva.
-¿De donde?
-Es difícil de explicar. Pero en la ciudad del silencio está amaneciendo. Si alguien te ve nada te podrá salvar. Quédate aquí yo me tengo que ir.
-Espera un momento. ¿Cómo te llamas?
-No tengo nombre, soy nadie.

Cuando Cae La NocheWhere stories live. Discover now