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¿Qué tiene esa chamarra que tanto me llama la atención? De pronto caí en cuenta que llevaba horas mirando la chamarra que estaba colgada en el pomo de la puerta de mi cuarto. Había estado tuiteando un rato, escribí un correo a Lobo y, cuando me quedé sin qué hacer, me puse a deambular con la mirada por la habitación. En algún momento, luego de ver los montones de ropa arrumbada, las cortinas improvisadas (eran cobijas colgadas, mamá no había tenido tiempo de poner los cortineros), las cajas sin abrir, me quedé mirando la chamarra. Fue una de esas veces que la mirada se queda fija y uno no dice nada, ni piensa nada, sólo mira. Yo miraba la chamarra.

Fue otra vez el sonidito de tienes un correo electrónico lo que me hizo alejar la mirada y preguntarme, ¿por que no puedo desviar la atención de ella?

Antes de revisar el correo de Gmail, fui a configuración y desactivé el famoso aviso. Algún día recibiré cincuenta correos diarios, y no querré estar fastidiada todo el tiempo con Usted tiene un correo nuevo.

El correo era de Lobo, era su respuesta. "Paso por ti como a las tres de la tarde, debo hacer algo antes, ¿te invito a comer?". No sé por qué, pero leer aquellas palabras me hicieron sentir cosquillas y me sacaron una sonrisa.

El coven no se ha reunido en persona desde que tuvimos la experiencia adivinatoria en nuestras respectivas casas. Tenemos miedo, mucho. Lo sé porque lo hemos confesado en los blogs internos de la oficina virtual.

Lo que sí ha sucedido es que Nélida ha abierto ficheros nuevos, con información que ha sido particularmente interesante para mí. Algunos ficheros están conformados por documentos formato word o pdf. Sospecho que Nélida ha estado redactando algunos de ellos en persona. Pero otros, simplemente no sé qué pensar de ellos.

El fichero Rituales Paganos, por ejemplo, que tiene tanto documentos como enlaces a páginas o hasta archivos en html, hace un recuento de algunos rituales cotidianos de otras culturas, en otros momentos. Lo más extraño son los objetivos de los dichos rituales: buscar la fertilidad de los campos (y de las personas), sanar los arboles frutales, curar a los enfermos, etcétera.

Algunos de estos rituales son cosas sencillas como caminar descalzo y agradecer a los árboles, tocarlos o abrazarlos. Otros son más complejos e incluso hacen alusión a juegos sexuales. Los dibujos que ilustran los rituales sexuales me gustaron mucho. Es la verdad.

Nélida ha abierto también algunas salas de discusión que remiten directamente a alguno de los ficheros. Por ejemplo, hay una sala que propone la reinterpretación del Festival de las Orquídeas, porque esa no es una planta natural de la meseta central de México. Para mi sorpresa, en esta sala Rebeca ha estado muy activa. Ha propuesto que comprendamos el significado simbólico de la orquídea en la cultura de origen, y que busquemos símbolos similares, pero no sólo en flores, sino en árboles, piedras o animales. De hecho, Rebeca ha estado escribiendo algunas pequeñas cosas al respecto.

Estoy sorprendida de la mucha actividad, aunque tenía la impresión de que todos estaban desviando su atención en lugar de pensar en lo importante.

Por eso he abierto otra sala de discusión, en la que doy ideas para comprender y proponer soluciones a nuestro problema: hay un asesino en el pueblo, y está poniendo altares a antiguos dioses mexicanos. Por dios, si es un loco debemos desenmascararlo. Debemos encontrar alguien que nos crea para que ponga la denuncia correspondiente, para que se avise a las personas que deben andar con cuidado.

Para defender la existencia de esta sala, puse en su presentación: "¿Podremos regresar al cerro para hacer lo que nos mueve como coven? Si hay un asesino suelto, no". Nélida escribió que de verdad parecía que nos habían arrebatado el cerro, porque ahora nadie quería ir ahí, pero que todavía estaba pensando en proponer soluciones. Ricardo dijo que no se le ocurría nada, pero que estaba de acuerdo. Lobo fue quien dijo que tenía alguna información, que la estaba redactando para publicarla en su diario de campo.

Magdalena Salvatierra y el coven del Tecolote.Where stories live. Discover now