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Nélida me pidió que armara un grupo en Internet para el coven. Ese era mi trabajo en la investigación. En cambio, el resto preguntaría a gente del pueblo si sabe algo acerca de lo que sucede o sucedió en el cerro. Evidentemente, esa labor no me corresponde porque no tengo a quién preguntarle.

Ni modo que le haga la pregunta a mis padres. Mamá, papá, ¿saben de alguien que todavía ponga ofrendas al dios Coltzin? Ajá, la loca me azotaría una puerta en la cara, y el estúpido me pediría que le haga la pregunta por correo electrónico para hacer una investigación en Google cuando tenga tiempo en su nuevo e importante trabajo. A la mierda.

Al principio me enfoqué en hacer un blog, como este, para el coven. También sería privado y sólo tendríamos acceso los cinco miembros. Después me di cuenta que un blog no era la mejor opción, no hay forma de subir archivos como pdf o words (hay que hacer copypaste), y sus funciones son más bien enfocadas a escribir textos simples y adornarlos con fotografías, videos y esas cosas. En un blog es más importante dejarlo bonito que hacerlo funcional. Yo quería un lugar donde el mashup fuera casi total. Es decir, no era la mejor opción.

Deshice el blog original y estuve navegando un poco para averiguar cuál podría ser. La primera idea que me gustó fue la de utilizar alguna red social en forma de grupo. Antes de salir de la otra escuela, un maestro hizo una a partir de la plataforma de Ning, donde solo convivíamos virtualmente los compañeros del salón. Era casi casi como Facebook, pero privado, y con diseños cucos. Siempre pensé que esa era una estupidez (creía que los maestros iban a vigilarnos fuera de clase) y jamás ingresé. Sigo pensando lo mismo, aunque a lo mejor podría servirnos para este fin. Había cosas que me gustaron, como la posibilidad de poner buscadores rss para los hastags que utilizamos en Twitter, o hacer uso de un calendario de actividades que viene incluido, o utilizar cada uno un blog personal para hacer una especie de diario de investigación, o algo. Sin embargo, Ning sigue siendo una red social, y la parte más importante es que el lugar sea bonito. Además, venden o te regalan un montón de otras apps que serían un estorbo. Por ejemplo, una tienda de boletos de conciertos, gran cantidad de juegos en línea, y así, sin mencionar que, aunque la registres como una red privada, el nombre Coven Tecolote siempre estaría a la vista de quienes buscan redes sociales especializadas para ingresar.

Seguía siendo mi mejor opción hasta que, en la búsqueda, me topé con el Proyecto Sakai. La palabra proyecto atrajo mi atención, y me puse a preguntarle a san Google qué era eso. Bingo, lotería. Sakai Project es una plataforma diseñada para gestionar estudio y trabajo. Funciona de dos formas principales.

En la primera, el maestro de un curso virtual crea un aula para sus alumnos. En el aula existen los recursos necesarios para su aprendizaje: archivos de audio, video o lectura en casi cualquier formato; o enlaces a páginas con los dichos videos, lecturas, etcétera. Cada alumno y maestro tienen un blog personal (para hacer anotaciones de clase o diarios de campo). El maestro libera cada clase conforme un calendario marcado desde el principio; el alumno, luego de leer las instrucciones de esa clase, sube los trabajos resultantes a un portafolios virtual donde el maestro los revisa y pone calificación. Existen aplicaciones para hacer encuestas internas, para agregar rss, salas de charlas, una página wiki, calendario de actividades e infinidad de cosas verdaderamente útiles.

Sakai también funciona para trabajos en equipo. Y este es el que me interesaba. Se suprime la figura del maestro y sólo queda la del administrador (o sea, yo). Está pensado, sobretodo, para equipos de investigación cuyos miembros están en más de una locación geográfica o que sus horarios no concuerdan. Y yo me dije, ¿qué estamos haciendo aquí? Pues una investigación.

Dos cosas más me terminaron de convencer. Por un lado, Sakai mantiene algunas funciones básicas de una red social, claro, porque ni modo que los compañeros de una clase no se conozcan. Así que tenemos que hacer una página personal con nuestra foto, gustos, edad, etcétera. Por otro lado, Sakai es gratuito siempre y cuando te limites a uno o dos grupos por vez, y no quieras que toda tu escuela sea virtual. Entonces sí tienes que comprar el programa.

Magdalena Salvatierra y el coven del Tecolote.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz