Capítulo 8

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Sabía que había niños y lo que me interesaba y extrañaba era que cuando lloraba o lloraban siempre los dejaban hasta que se les pasara.

Una noche los escuché hablar.

David aún estaba en el estudio grabando.

Él: ¿Aún no?

Ella: No dejan de llorar. Ya no sé que hacer.

Y a la mañana siguiente se lo dije.

-Lorena, estás sacando las cosas ya de contexto. ¿Qué sabrás tu si lloran los niños porque están malitos? Yo creo que lo único que tienes es el recuerdo. Mira, si quieres nos vamos de viaje la semana que viene. Me la pediré libre y así te despejas un poco de todo, ¿vale?

-Vale.

¿Pero qué cojones le pasa?

¿Es qué no me entiende?

Necesito ver a esos niños, no preguntes porque pero lo necesito.

Y ya sea a buenas o a malas lo conseguiré.

Últimamente todos pasaban de mi, como si siguiera siendo una niña pequeña, como si estuviera loca.

Hasta que decidí pasar y olvidarme de todo eso.

Si nadie más los oía y nadie más sospechaba nada igual si que era cosa mía.

Dos días después llega David con un sobre en la mano y con una sonrisa bastante amplia.

-¿Qué ha pasado?

Me besa.-Que te quiero mucho.-me vuelve a besar.-Que eres lo mejor que tengo.-otro beso-Y que nos lo vamos a pasar muy bien en Italia los dos solitos.-sonríe en mis labios.

-¿Cómo que en Italia?

Saca del sobre dos billetes de avión.

Entonces me abalanzo a su cuello y empiezo a besarle.

Todavía me pregunto como le he podido hacer tanto daño y como puede seguir queriéndome como si nada.

-¿Y cuándo nos vamos?

-La semana que viene asi que me voy de nuevo al estudio que solo he venido a darte la noticia.-Me besa.-Te quiero mucho. Hasta luego-se va.

-Joder.

Se me ocurrió darle una sorpresa a él.

Pero traquearon la puerta y cuando fui a abrir eran los vecinos.

-¡Hola!-me sonríe ella.-Creo que con el lío de la mudanza no hemos tenido tiempo de presentarnos. Verás, yo soy Miriam y él es Fran. Queremos invitaros a cenar a ti y a tu pareja esta noche.

-Pero no se a que hora volverá de trabajar y tiene que recoger a los niños y todo.

-No importa. No sabíamos que tuvierais hijos.

Sonrío.-Son muy educados y no arman jaleo ni nada.

-Bueno, y...¿tenéis alergias a algo?

-No.

-Vale pues entonces encantados Lorena, y hasta la noche.

-Hasta luego.-cierro con una sonrisa.

Le mandé un whatsapp a David para avisarle y en cuanto lo de los niños les diré que no quería causar molestias asi que se quedaron en casa de mi madre.

Llené la bañera de agua y me metí en ella durante un buen rato.

Hasta que escuché a los vecinos salir de casa y al poco a los niños llorar.

¿Cómo pueden dejarlos solos?

Me salí lo antes posible y me vestí rápidamente.

Era extraño pero tenía la necesidad de verlos.

Asi que subí corriendo al piso de David que aunque no lo creáis era más fácil trepar por el suyo que por el mío aunque estuviera al lado.

Entré por la ventana y vi a dos bebés llorando al unísono en cunas distintas.

Cogí al niño entre mis brazos y lo balanceé un poco.

Dejó de llorar.

Después hice exactamente lo mismo con la niña y también hizo lo mismo.

¿Cómo no van a poder callarlos?

Es simplemente balancearlos suavemente un poquito en brazos, lo típico.

Entonces escuché como se abría la puerta de la casa.

Y escuché sus voces.

Salí corriendo por la ventana mientras los pasos se acercaba hacia la habitación, por alguna razón, corriendo.

Casi me pillan.

Volví a casa y me preparé para la cena.

Me puse unos vaqueros blancos rotos en las rodillas.

Una camiseta roja de vuelo y un collar dorado.

Con zapatos planos.

Unas sandalias.

Me dejé el pelo suelto y me maquillé muy ranciamente.

Me senté en el sofá y esperé a que llegara David.

Y cuando por fin entra por la puerta llega gritando.

Hoy todo estaba siendo muy extraño.
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Sigo???

Te sigo (David Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora