- Hay comida para ti, por si quieres tomar un baño, comer y dormir. – Dijo amablemente Lauren.

- Gracias.

Cerró los ojos intentando borrar la incomodidad del asunto, no le sorprendía que Lauren fuera tan amable, siempre lo había sido, incluso desde que se habían conocido en el último año del instituto, cuando ella tenía 17 años y Lauren 18, ya casi 7 años atrás. 

Entre ellas las cosas habían pasado rápido, quizás muy rápido para su gusto, pero en el momento de tomar las decisiones no le había parecido así. En algunas ocasiones pasaba todo el día buscando respuestas del por qué a veces dudaba de todo aquello, no dudaba de que amaba a Lauren, y por supuesto nunca cambiaría haber quedado embarazada del hijo que tenían juntas... Pero Camila lo tenía claro, y aunque muy pocas veces había salido de su boca, ella sabía que seguía culpando a Lauren de que el embarazo de Cameron se complicara y finalmente el pequeño hubiera sido un prematuro que pasó casi 2 meses en neonatología en el hospital sin poder irse a casa.

El motor de la camioneta se apagó devolviéndola a ella a la realidad, salió rápidamente para luego esperar que Lauren abriera el seguro de la puerta donde Cameron miraba divertido tras la ventana.

- ¿Quieres dormir una siesta conmigo? – Le habló al pequeño llevándolo en brazos dentro de la casa.

Era una casa algo grande para dos personas y un bebé, pero con la ayuda de los padres de Lauren habían logrado una buena hipoteca, ahora Camila dudaba si había sido la mejor opción.

- Tomaré un baño y luego dormiré. – Objetivó la morena.

Lauren afirmó en silencio mientras tomaba a Cameron en brazos para luego dejarlo en el rincón del salón donde estaban todos sus juguetes.

...

Sus ojos verdes esmeralda detallaron la escena del cuarto, su esposa dormía tranquilamente mientras mantenía entre sus brazos a su pequeño hijo. Se apoyó contra el marco de la puerta adentrándose aún más en sus pensamientos, en algún lugar de su mente sabía que las cosas con Camila no iban bien, pero no quería abrumar más a su esposa, si bien Cameron ahora era un pequeño saludable su esposa había tenido que pasar un infierno luego del parto prematuro del pequeño, Lauren aún podía recordar cómo el llanto de su esposa le despertaba durante las noches, o cómo muchas veces Camila no abandonaba el hospital por días completos para quedarse esperando poder ver al pequeño.

Se removió en su lugar viendo la hora en el reloj de la mesita de noche, debía despertar a Camila ya que aquella noche los padres de su esposa les harían una visita durante la cena.

Se acercó cuidadosamente al cuerpo de su mujer y con leves movimientos logró despertarla haciendo que Camila abrazara fuertemente a Cameron el cual se quejó entre sueños.

- Cariño, debes levantarte, tus padres llegarán pronto. – Susurró la ojiverde.

Intentó descifrar lo que había murmurado su mujer como respuesta pero fue imposible, lo cual le dibujó una leve sonrisa al ver cómo la morena se intentaba quitar la pereza del cuerpo en la cama. Aquellos pequeños detalles eran los que más importaban ahora, aquella mujer seguía a su lado, habían formado la familia que habían soñado durante años, y Camila seguía ahí, sin importar todo lo que habían pasado... Quiso decirse a sí misma que habían atravesado todo éso juntas, pero una sensación de pesadumbre cayó en sus hombros antes de completar mentalmente la frase.

...

Los brazos de su madre le hicieron volver a calmar levemente su alma, un bálsamo en aquellos días, aunque bajo su más improvisada sonrisa se juró a sí misma no hablar de todos aquellos pensamientos con sus padres, bastante habían tenido con el parto repentino de su único nieto y todo lo que conllevó luego.

- Ya sabes que pienso que es apresurado que hayas vuelto tan pronto al trabajo. – Sintió el tono serio de su madre.

- Lo sé mamá, pero Cameron ya no es un bebé que me necesite las 24 horas, además, para eso Lauren se queda con él. – Respondió con una leve mueca.

Vio cómo su madre iba a continuar la discusión pero las risas de su padre junto a las de Lauren entrando a la cocina transformando la escena.

- Con Lauren creemos que debemos organizar pronto un viaje para irnos de pesca en familia, ya sabes, Cameron nunca ha salido de la ciudad, y ya no es tan pequeño. – Dijo su padre llevándose una cerveza a los labios.

- ¡Oh! Sería grandioso. – Animó su madre.

- Sí, te haría bien también distraerte algo del trabajo. – Sonrió levemente Lauren.

Estudió la actitud corporal de su mujer, Lauren estaba cruzada de brazos con éstos apoyados contra su pecho mientras sus ojos saltaban mirando a todas las personas que estaban en la cocina.

- Sí, hace mucho que no vamos al lago. – Dijo ella con un tono nostálgico.

Su mente viajó rápidamente a aquel último viaje que había hecho con Lauren antes de que todo pasara, ambas habían ido solas a la pequeña casa que sus padres tenían ahí cerca del lago, ya llevaban algunos meses de casadas, así que todo les parecía novedoso y lindo en aquello del matrimonio. Sin embargo, lo más hermoso había sido cuando Lauren le propuso que al volver a la ciudad comenzaran a buscar toda la información para que Camila pudiera quedar embarazada.

...

La ojiverde terminó de acomodarse el pantalón de seda gris de su pijama mientras observaba cómo Camila leía detenidamente con sus gafas ópticas de pastas negras unas hojas que supuso serían información del trabajo.

- ¿Quieres que deje la luz encendida? – Dijo acercándose a la cama.

- No, creo que ya me dormiré. – Afirmó Camila dejando las hojas en la mesita y sacándose las gafas.

- ¿Trabajo? – Apuntó a los papeles.

- Sí. Unos diseños finales de un edificio comercial.

- Suena aburrido. – Hizo una mueca.

Su esposa sólo respondió con una pequeña sonrisa mientras ella se acercaba para dejar un leve beso en los labios rosados.

- Buenas noches... - Dijo insegura Lauren.

- Buenas noches.

Se alejó de la cama para apagar la luz y notar cómo la tenue luz de la luna entraba en la habitación, aún quedaban algunos días de veranos, por lo cual la morena no buscaría su cuerpo en medio de la noche con la excusa de que tenía frío lo cual le hizo sentirse extraña y vacía.

Mientras se metía bajo las sábanas se quedó detallando la espalda de su esposa que daba hacia ella, había olvidado la última vez que habían hecho el amor, seguramente durante los primeros meses del embarazo... Las cosas habían cambiado tanto, podía recordar cómo, cuando eran más jóvenes, no podían dejar de hacerlo varias veces al día siempre que podían. 

Sintió cómo algo se apretaba en su pecho, intentó calmar su respiración y cerrando los ojos pidió internamente encontrar una solución a todo.


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Amor inmarcesible. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora