Cap. 27: "Entregando el Alma"

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Y llegamos al final de este maratón. ¡Gracias por leer, apoyar y todos sus increíbles comentarios!

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Las sensaciones tan perfectas e infinitas lo abrumaban, jamás se había sentido así con un beso. Era un calor tan abrasador que parecía que estaba en medio de llamas y el mundo giraba velozmente bajo sus pies.

Con el movimiento de sus labios Blaine le estaba expresando todo el amor que sentía por él, y se estremeció ante esa idea. Sí, se había enamorado en el pasado, pero nunca amó a alguien al punto de sentir que con un beso le estaba entregando el alma.

Kurt lo atrajo más hacia él y el ojimiel que había estado acariciándole la espalda hasta ese momento, fue descendiendo suavemente, deteniendo sus manos cuando llegaron hasta la cadera de éste, amasando y concentrándose en cada toque.

Se vio sorprendido cuando sintió las cálidas y pálidas manos sacarle la camisa del pantalón para introducirlas por debajo y comenzar a acariciarle el pecho con suavidad, acción que lo hizo estremecer de pies a cabeza.

Sus labios se separaron por la falta de oxígeno y el ojimiel aprovechó para empezar a dejar un sin número de besos por todo el cuello del fotógrafo, acompañados de delicadas mordidas, arrancándole incontables murmullos de placer.

Pronto Hummel estaba quitándole la camisa mientras le besaba la piel que iba quedando descubierta. Y mientras más las cosas avanzaban, Blaine se llenaba de un gran temor, no quería que aquello terminase con un Kurt arrepentido, porque él estaba entregando todo de sí en ese instante y quería tener lo mismo por una vez en la vida.

Quiso detenerse para preguntarle si estaba seguro, pero las suaves manos que recorrieron su espalda ahora desnuda mientras los labios succionaban con delicadeza su cuello, lo hicieron olvidar de todo, pudiendo sólo suspirar y temblar por los nervios como si se tratase de su primera vez.

Aquellos labios cálidos y húmedos le aniquilaban los sentidos y lo encendían como ninguna otra persona jamás había podido hacerlo. Había tenido una vida muy desenfrenada y ni siquiera tenía idea de con cuantas personas tuvo sexo en el pasado, pero había una sola cosa de la que estaba cien por ciento seguro y esa era que nunca experimentó sensación alguna que se le pareciera ni más remotamente a lo que Kurt le provocaba.

Volvió a juntar su boca con la del ojiazul pero esta vez en un beso más demandante. Introdujo su lengua en aquella dulce cavidad y no tardó en ser succionada y degustada ardientemente.

Sus lenguas se masajeaban íntimamente la una a la otra como si se tratase de dos amantes entregándose a la luz de la luna. A ese punto ambos se estaban acariciando por todas partes y los gemidos no se hicieron esperar.

Con mucho pesar se separaron pero el castaño tomó de la mano al modelo de forma inmediata y comenzó a caminar por el pasillo que los conduciría hacia la habitación.

Una vez allí, Blaine le quitó la camisa en medio de besos y ansiosas pero suaves mordidas. Al mismo tiempo Kurt empezó a desabrocharle el cinturón y procedió a bajarle el pantalón. El pelinegro realizó la misma acción y luego lo miró embelesado.

- Eres aún más hermoso de lo que había imaginado.

- Tú eres perfecto Blaine.

- Tal vez antes, pero ahora estoy tan delgado que mis costillas se notan y...

Fue interrumpido por un beso hambriento. – Eres precioso, – jadeó al separar sus labios – nunca lo dudes. – Volvió a asaltarle la boca.

El corazón de Blaine latía con frenesí, y por primera vez sintió que no estaba siendo juzgado por su cuerpo. Sus amantes pasados siempre alababan sus atributos físicos, y es que él se preocupaba mucho por estar en forma, había tenido músculos donde era necesario, su abdomen era plano y bien trabajado. Pero ahora estaba muy delgado a causa de la enfermedad que padecía y la falta de apetito por la depresión que tuvo. Sus músculos casi ni se notaban y lo que más sobresalía ahora eran algunas costillas.

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