Capitulo 12

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La casa estaba completamente en silencio a estas horas de la noche. Sofía estaba en la fiesta con el tal Harry.

Lauren estaba dormida, o despierta o visitando a manuela, yo que se.

Esta noche iba ser épica y no iba permitir que se arrepintiera de nuevo.

Me bañe y me puse ropa interior de encaje roja, sobre esta mi pijama favorita para despistar.

Toque la puerta de la habitación de Jauregui, escuche su voz ronca diciendo pase y obviamente entre.

Lauren estaba en su computadora haciendo quien sabe qué.

¿Que se te ofrece? —pregunto.

No respondí, me acerqué hasta ella y cerré la laptop. Ella me miro fulminante.

No va necesitarla. —sonreí perversamente.

Y de estar molesta Lauren paso a estar nerviosa.

Camila, ya te dije... —pero era más bien un "Camila hagámoslo aquí y ahora"

Me subí sobre sus piernas, ella estaba sentada y yo quede sentada también sobre ella, frente a frente.

Lauren trago saliva.

Se que usted también quiere esto. —Merodee sus labios pero no los besé, solo respiraba heroticamente sobre ellos. —acá y ahora.— dije en su oído y succionando el lóbulo de su oreja de esta haciéndola soltar un gemido.

Luego repartí pequeños besos desde su oreja hasta su pecho, cuando llegué ahí, comencé a subir su camisa hasta que noté su ropa interior de color negro.

Volví a su cuello esta vez lo mordí mientras mis manos alejaban su sostén, y sus pechos se hacían presente, me llevé uno a la boca y comencé con mordidas y succión, noté como Lauren con sus manos apretaba mi trasero.

La acaricie, besé y lamí hasta que me canse, luego me acerqué a sus labios y la besé con desespero, necesitaba tenerla sentirla dentro de mi, ahí, ahora.

Sentí sus manos en el borde de mi blusa y por inercia levante los brazos permitiendo que ella la sacara.

Mi favorita es la negra. —miro mi ropa interior divertida. —Pero desde ahora también lo es la roja.

Se levantó de la silla conmigo cargándome, mis piernas estaban alrededor de su cintura mientras ella me las detenía con ambas manos, me arrojo a la cama sin cuidado alguno y eso me éxito aún más.

No se eche para atrás. —rogue.

Créeme, no lo haré. —sonrió.

Me quito el short de la pijama, luego ella se sacó los zapatos y el pantalón que llevaba puesto.

Se subió sobre mí, aunque no dejo caer su peso, a los costados se sostenía con sus codos.

No me di cuenta cuando logro desabrocharme el sostén y me lo saco rápidamente, miro mis senos y sin vacilar mucho empezó a besarlos y mordisquearlos sin piedad.

No me media en la fuerza de mis gemidos, la casa era enorme y estábamos solas.

Fue bajando sus besos hasta el borde de mis bragas, las bajo lentamente hasta que estas llegaron a mis pies y con pequeñas pataditas las deje caer.

Su mirada era obscura, de mujer excitada.

No se cómo ni cuándo le saque las bragas, el punto es que lo hice. Empecé a besar sus senos y sin pensarlo mucho mordisquee uno de ellos y ella soltó un gemido en mi oído.

Lauren me tomo de la cintura y me puso de pie de nuevo, ahora estábamos desnudas, frente a frente.

Quiero hacerte mía Camila. —susurro contra mis labios.

Me recostó en la cama y empezó a dejar besos por toda mi pelvis hasta llegar a mi centro, y por sorpresa Lauren sonrió al momento en que introdujo dos dedos en mi sexo. Empezó a hacer movimientos de arriba hacia abajo con su mano, poco a poco la llegada del orgasmo la sentía más cerca, primero ella se corrió, pero no pasaron ni dos segundos cuando yo también lo hice.

Pero quería más, mucho más.

Lauren se tumbó a mi lado y ambas nos tapamos con las sabanas negras de seda de su habitación.

¿Sabes? Aún recuerdo el día que supe que ibas a nacer. —inicio. —Ese día Sinuhe falto al colegio y Alejandro como siempre de exagerado hizo un drama, sumado a que Sinuhe nunca faltaba y cuando lo hacía le avisaba, estaba hecho una maraña. Después de la escuela me pidió que lo acompañara a la casa de tu mama, según el porque si le había pasado algo malo quería tenerme a su lado, me pareció absurdo pero como buena amiga de tu madre y de tu padre lo acompañe. Nos recibió tu abuela llorando, eso aumento los nervios de Alejandro. Cuando subimos a la habitación de Sinuhe ella estaba acostada en la cama llorando, Alejandro le pregunto que le pasaba, ella señalo algo en la mesita de noche. Alejandro no reacciono por lo que Sinu me pidió que fuera a ver yo. Era una prueba de embarazo y daba positivo. Cuando se la mostré a Alejandro este se fue de espaldas, aumento el llanto de tu mama. —sonrió. —La tranquilice hasta que Alejandro reacciono. Luego el la abrazo y Sinuhe puso la cara más chistosa que he visto. Lo demás es historia. Desde el día que me entere que sería tía sabía que a ese niño o niña lo adoraría. Y jure a mí misma protegerte de cualquier estupido o estupida que te pusiera una mano encima. Vivieron en Cuba hasta que tu cumpliste 4 años. Para mi eras la niña más hermosa del mundo, como mi segunda hija. Cuando Alejandro me dijo que se irían a Miami el mundo se me vino encima. Mis amigos eran mi todo, pero sobre todo tu, mi princesa, la niña de mis ojos, la única mujer en mi corazón. —maldita Jauregui me quería hacer llorar. —Creciste. Ahora eres una mujer. ¿Y qué irónica es la vida no? Jure protegerte de quien quisiera ponerte una mano encima ¿Y sabes que es lo peor?

¿Que? -pregunte aun atontada por sus palabras.

Que tengo que protegerte de mí misma. —¿qué?-Puse mi mejor cara de desconcierto.

Te deseo, me gustas mucho, te conozco ¿hace que? Poco tiempo. Pero te deseo como una loca, ardo cuando mencionas a tu novia Alexa, quisiera ser yo quien te haga el amor, quien te saque esas sonrisas. Pero me parece enfermo desear a la hija de mi mejor amiga, yo podría ser tu madre, aun así lo único que deseo es hacerte mía, aunque tenga todo en contra. Te quiero, pero no como la hija de mi mejor amiga, si no como mujer.

No sabía que decir o pensar en aquel momento. No era secreto que desde que vi a Lauren Jauregui aparada en la ventana de mi casa la desee infinitamente. Pero ella me hablaba de amor.

Y yo no le podía dar eso, no podía ser una chica que le dijera a cada rato cuando la amaba ni esas tonterías, simplemente no encajaba conmigo.

Pero a pesar de ello sus palabras habían causado algo en mi, algo que nunca había sentido.

La Mejor Amiga de Mamá (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora