Seguí todos sus movimientos, sintiéndome hipnotizado por ella, hasta que se sentó a mi lado.

-Aunque sea con ropa de elfos- le dije en un susurro- estás hermosa.

Me sonrió y se sonrojó poniéndose aún más linda.

-Espero que la comida te agrade, a tus compañeros no parece complacerles- dijo Lord Elrond.

-Están acostumbrados a una dieta a base de carne- dijo justificando a los muchachos- es un cambio radical.

-Sí, lo sé, por eso está preparándose la carne, pero lleva su tiempo- le dijo divertido.

-Eso calmará a las fieras- dijo Noe bromeando.

Gandalf, Elrond y yo sonreímos, comenzamos a comer y cuando llegó la carne, la mesa en la que estaba la compañía, rugió y se abalanzó sobre la comida.

-Parecen una manada de huargos- me susurro Noe divertida.

-Al menos los huargos nos servirían de montura- le respondí bromeando.

Noe soltó una carcajada y yo no pude evitar esbozar una sonrisa al ser capaz de hacerla sonreír.

-Esta música es insoportable- dijo Oin.

-Cambiemos eso- dijo Bofur subiéndose a la mesa.

Bofur comenzó a cantar una canción muy conocida para todos los enanos y Noe se levantó a bailar cuando Kili se lo ofreció, no paraba de reír y bailar con todos. Estaba radiante y me gustaba verla completamente integrada en la compañía, me hubiese gustado unirme a ellos y poder bailar con ella, pero era momento de hablar sobre el mapa, así que me alejé de la compañía junto a Gandalf, Balin y Elrond.

Me entraron ciertas dudas de si mostrarle el mapa a Elrond.

-Te lo ruego, Thorin, enséñale el mapa- dijo Gandalf.

-Es el legado de mi pueblo, debo protegerlo- dije inseguro- así como sus secretos.

-¡Qué testarudos son estos enanos!- dijo Gandalf- tu orgullo será tu perdición, él es de los pocos en la Tierra Media que sabe interpretar ese mapa.

Pensé en las palabras de Noe y en que ella creía que no todos los elfos son como los que me traicionaron, decidí darle un voto de confianza a Elrond, además, necesitaba saber que decía el mapa.

-Thorin ¡no!- dijo Balin cuando saqué el mapa para dárselo a Elrond.

-Erebor- dijo Elrond al ver el mapa- ¿cuál es tu interés en este mapa?

-Meramente intelectual- dijo Gandalf adelantándose a la mala contestación que tenía en mente- estas reliquias a veces contienen texto oculto, aún lees la antigua lengua de los enanos ¿no?

Elrond examinó el mapa y dijo unas palabras en élfico.

- Runas lunares- dijo Gandalf traduciendo-claro, es fácil no verlas.

-En este caso es cierto, las runas lunares solo pueden leerse bajo la luz de la luna, en la misma fase y estación que aquella en la que fueron escritas- explicó Elrond.

-¿Puedes leerlas?- pregunté.

No dijo nada y solo caminó incitándonos a seguirle.

-Estas runas fueron escritas en un solsticio de verano, a la luz de una luna creciente, hace casi 200 años, parece que estabas predestinado a venir a Rivendel, la suerte está de tu lado, Thorin escudo de roble- dijo Elrond- la misma luna brilla esta noche en el firmamento.

Colocó el mapa sobre una piedra que reflectaba la luz de la luna y unas runas antiguas aparecieron en él.

-Estad cerca de la piedra gris cuando llame el zorzal y el sol poniente con las últimas luces del día de Durin, brillará sobre el ojo de la cerradura- dijo Elrond leyendo esas runas.

-Son malas noticias, el verano se acaba, el día de Durin es inminente- dije preocupado.

-Aún tenemos tiempo para encontrar la entrada- dijo Balin- tenemos que estar en el sitio preciso, a la hora precisa, así y solo así se puede abrir la puerta.

-Ese es pues tu propósito, entrar en la montaña- cuestionó Elrond.

-¿Qué problema hay?- dije a la defensiva.

-Hay quienes no lo considerarían sensato- dijo entregándome de vuelta el mapa.

-¿Qué quieres decir?- preguntó Gandalf.

-No eres el único guardián que vigila la Tierra Media- dijo Elron mirando seriamente a Gandalf antes de irse.

-Debo ir con él y tratar de que entre en razón- dijo Gandalf.

-Nosotros nos vamos, no podemos esperar a que traten de detenernos- dije.

-Está bien, reúne a los demás y esperadme en las colinas- dijo Gandalf- me reuniré con vosotros, no os adentréis en las montañas sin mí.

Asentí y entramos en el castillo.

-Balin, avisa a los demás, iré a hablar con la señorita Bolsón y enseguida voy- dije firme antes de dirigirme a la habitación de Noe.

Más valiosa que el oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora