2. Un beso que no tenía que pasar

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Ángela

Fruncí el ceño ante la extraña reacción de Neil ante una simple broma, a la cual en otra ocasión, él reiría con los chicos por ello y hasta seguiría con la broma. Ya que así es Neil, nunca se ve en desventaja por una broma o algo que quizás lo llegara a sentir mal, porque realmente él tomaba todo como una broma de sus amigos. Además se sabía desde siempre que los chicos desde que los conocemos eran como niños inmaduros al extremo.

— ¡Qué dramático!—dijo Roy frunciendo el cejo al igual que yo, mirando la puerta de su habitación—. Él nunca ha sido así.

Yo me puse de pie.

Si él se logró ver de tal forma, algo malo debía de estarle pasando.

— ¿A dónde vas Ángela? —me preguntó Kyle mientras caminaba hacia la habitación de Neil.

—Iré a ver qué le pasa—anuncié encogiéndome de hombros.

— ¡Déjalo!—gritó Lucas manoteando en el aire con desdén—. No es nada.

— ¡Ahora se le pasa!—se metió Shawn también hablando con desdén.

Ignoré a ambos chicos.

Sabía que a Neil algo realmente preocupante le estaba pasando. Lo conocía bien. Y quizás no tenía nada que ver con la broma, era algo más personal. O quizás esta vez lo chicos se habían pasado y él finge que le dan gracias sus bromas, pero tal vez ya haya llegado a su límite de aguante. Aunque creo que es la posibilidad que menos tiene probabilidades de ser.

Bueno la verdad ellos nunca lo hacían, solo que extrañamente Neil se ha puesto más sensible de lo usual.

Para mí, Neil siempre ha sido el más débil y sensible de los cinco chicos y la verdad ya no me molestaba ir a atenderlo. Se había hecho ya algo parte de mí. De ambos.

Recuerdo cuando una vez Neil estaba jugando fútbol con nosotros. De niños se nos daba por hacer partidos de tres contra tres y en una de las tantas ocasiones, Louis, por tramposo que fue siempre, le pegó a Neil por la cara intencionalmente mientras él corría, él solamente cayó y ahí fue cuando se lesionó la rodilla.

Lucas reía sin parar creyendo que Neil actuaba estar llorando, pero al acercarme y preguntarle que le estaba pasando, noté que lo hacía de verdad. Recuerdo sus palabras «Me duele mucho la rodilla, no me puedo poner de pie», mientras tanto unas lágrimas rodaban por sus mejillas. De inmediato traté de calmar a Neil y gritarles a los chicos que me ayudaran a levantarlo.

Lo que quiero decir es que siempre que a Neil le pasa algo, soy yo la que llega a atenderlo. Por lo mismo, yo a él le tengo un cariño especial, a pesar de que aún tengo un cierto sentimiento hacia... Roy.

Sí, aunque no lo crean, una vez caí profundamente enamorada por Roy, pero él siempre me miró como a una amiga, aunque la verdad eso no me incomoda para nada, pues lo nuestro nunca hubiera funcionado. No teníamos esa química.

Toqué la puerta de Neil varias veces. Parecía no haber nadie dentro.

— ¿Neil? Soy yo.

Él de inmediato abrió la puerta, pero no me dijo nada, su rostro se mostraba neutro de expresión alguna, cosa que me preocupó mucho más.

— ¿Estás enojado?—le pregunté haciendo cara de cachorrito.

—No—dijo secamente.

—Sí, lo estás —asentí afirmando, se le notaba en su rostro—. ¿Estás enojado conmigo?

—No—sonrió amargamente—, contigo nunca—dijo encogiéndose de hombros.

— ¿Con los chicos?

—Tampoco con ellos—dijo negando con la cabeza.

— ¿Entonces qué te pasa? —pregunté arrugando mi frente.

—Nada—dijo cortante.

—Algo te pasa—dije en voz baja insistentemente.

—No te preocupes, son cosas tontas.

—Puedes confiar en mí.

—Lo sé—dijo asintiendo. Él notó que lo miré con angustia esperando a que le hablara—. Pero no es nada para angustiarse tanto, no te preocupes.

—Bueno—suspiré.

— ¿Sabes cuáles son los acordes de la nueva canción?—me preguntó Neil cambiando de tema.

—Sí, son D, A, G y B.

— ¿Me explicarías cómo se toca por un instante?—me preguntó.

—Claro, Neilly—le dije y él me hizo pasar a su habitación.

Me senté en su cama y tomé la guitarra que estaba encima de ella.

Yo sabía algo de Neil que probablemente él no se había dado cuenta aún: que él toca la guitarra cuando se siente triste.

—Es que el intro si puedo hacerlo bien—dijo él señalando la guitarra—. Lo que no entiendo es el verso de Roy.

—Bien, bien—dije empezándolo a tocar en la guitarra.

Neil solo me miraba y asentía lentamente.

— ¿Y la de Shawn?—preguntó y yo cambié a tocar las notas del solo de Shawn.

—Gracias, Ángela.

—No hay de que, duende.

Él sonrió hermosamente y lo miré detenidamente.

¿Por qué rayos Neil será tan inseguro consigo mismo?

Su sonrisa es hermosa, sus ojos son hermosos, todo él es hermoso.

Nos miramos por un par de segundos, aunque la verdad no medí el tiempo, solamente me quedé hipnotizada mirando con atención sus ojos azules con destellos amarillos y verdes.

Él solamente me miraba de la misma manera, ambos estábamos perpetuamente sonrientes.

No me di cuenta de que Neil se fue acercando a mi rostro lentamente, hasta estar casi a milímetros de mis labios. Yo me di cuenta de que estaba lo suficientemente cerca de mí y bajé la mirada por un segundo a sus labios, volví a subir mi mirada a sus ojos. El fresco aliento de Neil chocaba contra mi rostro. Su aroma estaba empezando a concentrarse en aquel instante y en el milisegundo que parpadeé, sentí sus labios chocar contra los míos.

— ¡La pizza ya llegó!—escuché la voz de Aiden dentro de la habitación. De inmediato Neil y yo nos separamos y miré a Liam asustada. — ¡Lo siento! —gritó Aiden yéndose de inmediato.

Luego pasé mi mirada hacia a Neil. Estaba impactada.

Neil y yo nos habíamos besado, aunque más bien fue un mínimo de encuentro de labios.

Me puse de pie algo confundida.

Neil miró hacia a mí como buscando que yo dijera algo.

—Vamos a comer—dije casi sin aliento, aun impactada.

—Sí—dijo Neil levemente, creo que él estaba como yo también a la vez apenado.

Caminé hacia la sala de estar. Estaba temblando y las manos me temblaban mucho. Sentí a Neil detrás de mí, para luego escuchar una puerta que se cerraba y seguidamente sus pasos.

Mientras tanto pensaba en porqué había sucedido eso. ¿Qué me motivó a hacerlo?

Yo me quedé parada detrás del sofá y vi a Neil pasar delante de mí para tomar una pieza de pizza, en ese instante sentí un extraño revoloteo en mis adentros, como esas extrañas mariposas que sientes al ver al chico que te gusta.

¡Qué diablos!

Neil solamente es mi mejor amigo al que amo como... ¿Un amigo? Quería decir como hermano, pero por extrañas maneras no lo podía admitir. Así que lo único seguro es que sí siento algo especial por Neil, pero no sé que será.

Mi cabeza estaba empezando a dar vueltas por la confusión. 

El Chico Detrás del Superhéroe | COMPLETA ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora