El verdadero portador

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           Llevo meses intentando ocultar a mi hijo Matt de los Yacuza. Tengo que encontrar a los cuatro supuestos portadores de la cura. Vuelvo a revisar los archivos y por fin los encuentro.

            Jared Wayland, Nick Cowel, Dylan Douglas e Izzy Harrison, si ellos son perfectos. Me dirijo rápidamente a la computadora para ingresar los datos de cada uno al sistema de los Crips. Me comunico con mi hijo y le informo que ya he encontrado a los portadores de la cura.

            Guardo rápidamente los archivos de Matt y los oculto donde nadie pueda encontrarlo. Nadie puede saber que Matt es la verdadera cura para este infierno, o los Yacuza se encargarán personalmente de eliminarlo. Cierro rápidamente la bóveda secreta oculta en el piso y me dirijo a la puerta.

           Siento un fuerte golpe en mis costillas, me tambaleo un poco, pero al momento que recobro mi postura vuelvo a recibir otro golpe, pero ésta vez en mi cabeza, todo se vuelve borroso apena puede distinguir algunas figuras a mi alrededor y luego de eso todo se tornó negro. Mi cabeza me estaba matando, sentí un líquido bajar hasta mi nuca, si definitivamente estaba sangrando. Intenté llevar una de mis manos hasta mi cabeza, pero unas cuerdas me lo impedían, Dios esto arde como el mismísimo infierno.

            Observé con cuidado la habitación en la cual me encontraba. Una pequeña lámpara colgaba del techo ayudando a alumbrar un poco la habitación, un extraño líquido bajaba por una de las paredes que estaba completamente rayada, habían unas cuantas silla tiradas por el piso, al costado de la habitación se podían notar unos cuatro o cinco cuerpos amontonados y por el repugnante olor, se podía percibir que llevaban unos cuantos días muertos. Mi vista se dirigió rápidamente a la puerta, la cual estaba siendo abierta.

            Cuatro hombres se posicionaron a los costados de la puerta, dos de cada lado y justo frente a mi estaba el líder de ellos. Comenzaron a hacerme un millón de preguntas sobre los portadores de la cura, a las cuales no respondía. Ya cansados de que no aportara ni un poco en su investigación, comenzaron a golpearme sin parar.

            Mi cuerpo ya no sentía los golpes, el líder me preguntó por última vez los nombres de los portadores, pero como era de esperarse yo no respondí. Cuando él estaba a punto de golpearme nuevamente un chico de no más de veintiocho años entró corriendo por la puerta. El líder enojado le preguntó que quería y el chico sólo le dijo que los tenían.

            Rápidamente me desataron y me tomaron por los brazos para sacarme de la asquerosa habitación en la que me encontraba. Me llevaron a la que pensé que era la parte trasera del recinto y quedé atónito cuando vi que tenían Zombies encadenados a un costado. Me dejaron en el suelo y el líder dio la orden de que soltaran a unos cuantos Zombies.

            Al girar mi cabeza en dirección a la puerta pude notar que ya estaba cerrada, al parecer me habían dejado sólo con los Zombies. Intenté moverme para poder salvar mi trasero, pero mi cuerpo no acataba las ordenes que le daba mi cerebro. Ya estaban a centímetros de mi y  no me quedó de otra que afrontar mi destino.

El portador Where stories live. Discover now