El portador

Malditos Yacuza

               Portador n°1: 

Nombre: Jared Wayland 

Edad: 21 años 

G. Sangre: O RH(+)

Descripción: joven caucásico, estatura promedio 1.70, peso: 70 kilogramos, contextura delgada, cabello corto y castaño, cara redonda, ojos color miel, vestimenta juvenil.

          Estaba leyendo la primera ficha de los portadores, cuando llegan Ethan y Elijah, mis compañeros de misiones. Me avisan que el grupo de investigaciones ha encontrado a uno de los portadores. Me paro rápidamente, tomo las fichas y las dejo en una carpeta al costado de mi escritorio.

-Avísenles a todos que mañana por la mañana iremos en busca del portador- anuncié rápidamente.

-¿No iremos en éste momento?- preguntó Elijah acercándose a mi algo confundido.

-No, necesitamos tiempo para armar un plan, ya que por lo visto los Yacuza también van tras ellos- dije tranquilamente tomando mis cosas para dirigirme a la sala de juntas.

        Ya estaba amaneciendo, lo que significaba que hoy iríamos en busca del chico. Llamé a Ethan para informarle que en pocos minutos saldríamos del recinto para cumplir con la misión. Todos corrieron rápidamente a los autos, yo por mi lado corrí a mi moto guardando algunas provisiones en los compartimientos.

         Apenas divisé a Jared, le informé a Elijah para que todos tomaran sus posiciones. Cuando estaba a punto de acercarme a mi objetivo, divisé a una camioneta que venía a toda velocidad con cuatro hombres encapuchados disparando por doquier. Corrí a mi posición tomando mi arma y comencé a disparar logrando que dos de los hombres cayeran al piso.

-¡Jared corre estás en peligro!- grité con todas mis fuerzas para que lograra escucharme y así lo hizo.

            Cuando estaba a punto de llegar a él, recibe un balazo en su pierna izquierda. Corrí lo más rápido que pude para verificar que estuviera con vida. Lo tomé en mis brazos como pude, para llevarlo a donde estaban los otros, y así pudieran salvarlo, pero cuando estaba a punto de llegar, Jared recibe un nuevo balazo en la frente, haciendo que cayéramos al piso derrotados.