Capitulo 10.

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Escucho el ruido de la puerta al cerrarse y mi corazón da un brinco. Ha oscurecido ya y Neal ha llegado con veintitrés minutos de retraso exactamente. Lo sé porque yo llevo más de media hora completamente lista y arreglada, con mi cabello rizado, mis labios rojos y mis ojos delineados a la perfección.

El lunes al terminar mi desayuno con Chloe, me he ido directamente a una tienda de lencería para comprar un conjunto de sujetador, tanga, liguero y medias de color rojo pasión el cual estoy luciendo justo ahora. Con unos zapatos de tacón rojos también y un camisón de chifón transparente, de color rojo. El color que predomina esta noche.

—Pequeña, siento la tardanza. Yo... —la voz de Neal se detiene cuando entra de lleno en la habitación.

Trago lentamente el nudo en mi garganta y me levanto de la cama, sintiendo un escalofrió al ver cómo me recorre con la mirada.

—¿Natalie? —luce confundido, lo que me confirma lo que ya esperaba.

—Hoy estamos cumpliendo cinco años de casados, Neal. Es por eso que Sarah está con su abuelo —niego con la cabeza—. Planee una bonita velada para nada

Sus ojos se abren y la claridad parece golpearlo.

—Oh mierda, lo olvidé por completo

Suspiro decepcionada.

—Puedo notarlo

Camino hacia el baño, pero Neal me detiene antes de que pueda encerrarme en éste.

—Lo siento pequeña. No es mi intención herirte, pero he estado bajo tanta presión y estrés...

—Que no piensas en nada que no tenga que ver con el trabajo —replico interrumpiéndolo—. Ahórrate el discurso Neal, lo has repetido tantas veces a lo largo de estas tres semanas que ya me lo sé de memoria

—No seas injusta conmigo —me pide en voz baja—. Te he contado todo lo que me ha estado pasando en estas últimas semanas. La presión de los socios, el dinero perdido con mi caso perdido

—Y yo escuché atenta cada una de tus palabras, te brindé mi apoyo cuando lo necesitaste y te apoyé en todo. Pero hoy quería que te olvidaras un poco de todo, que por primera vez en días te concentraras en ti y en mí solamente —siento mis ojos llenarse de lágrimas—. Jamás habías olvidado nuestro aniversario

Me suelto de su agarre con rapidez y me escabullo dentro del baño cuando una lágrima se desliza por mi mejilla. Neal no intenta entrar al baño, tampoco toca la puerta. Todo queda en completo silencio en la habitación y por un momento creo que se ha ido, lo cual agradezco, ya que no quiero volver a pelear, pero tampoco quiero sonreír como si nada ocurriese. Ya lo he hecho durante las últimas tres semanas.

Lanzo los zapatos de tacón a un lado y comienzo a deshacerme del maquillaje. Las lágrimas lo han vuelto un verdadero desastre y sonrío con amargura al creer que sería Neal quien se encargaría de esto. Cuando mi cara está libre de maquillaje y lágrimas, me siento sobre el inodoro y abrazo mis rodillas, con una opresión en el pecho tan grande que me hace sentir vacía. No es como que Neal y yo no hubiésemos tenido problemas antes, por supuesto que los hemos tenido, como cualquier otro matrimonio, pero cuando estaba al borde del colapso, su salvación solía ser yo, recurría a mí tanto para hablar como para olvidar. Nos entregábamos el uno al otro y poco a poco Neal dejaba la tensión de su cuerpo y regresaba a ser el de antes.

¿Por qué ahora no lo hace?

¿Acaso ha encontrado otra fuente de desahogo?

Pensar en eso solo me hace querer llorar con más fuerza y no me doy cuenta de que estoy sollozando hasta que oigo la puerta del baño abrirse y unos brazos rodeando mi cuerpo.

Disfrutar de lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora