Capítulo 9: Irene

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Después de pasar 10 minutos encerrada en ese lugar y de escuchar lo que ya sabía que me iba a decir me largue a la cafetería. Busque mis auriculares por todo el bolso, cuando los descubrí siendo utilizado con fin de marca libros, decidí memorizarme el número de la página, y utilizarlos. Prendí Spotify y me dispuse a escribir una nueva entrada en el blog. Tenía la mente vacía, ninguna idea clara.

Últimamente me estaba pasando todo el tiempo no saber qué escribir, no saber expresarme, no tener ni idea de lo que yo estaba sintiendo o pensando, porque al fin y al cabo de eso se trataba mi blog, de lo que yo sentía y otras personas se podían sentir identificadas, de dar consejos que quizá otros necesiten. Porque nadie podía saber en qué estaba pensando el resto del mundo. Somos casi ocho mil millones de personas en el mundo, y aunque no me lean ni siquiera un mísero uno detrás de un montón de ceros y comas de esa gente, puede que el resto sí y les sirva. Me quede pensando, es loco pensar que en este preciso momento, alguien se está muriendo, alguien está engañando a su esposa, alguien quizá se está despidiendo de su última vez con vida, alguien acaba de perder a su hija, alguien fue diagnosticado con cáncer, alguien tuvo un accidente automovilístico, alguien quedó embarazada, alguien inhalo por primera vez en su vida cocaína, alguien fue secuestrado, alguien le quitó la vida a una persona, alguien no le ha hablado a su padre en años, alguien está firmando sus papeles de divorcio, todo eso, pero absolutamente todo eso pudo haber pasado en estos veinte segundos que estuve pensando, que estuve sintiendo, que estuve expresándome.

Cuando me quise dar cuenta, una lágrima se me caía por la mejilla, una húmeda y cálida lágrima que significaba mucho, quizá no para mí en ese momento, pero sí para todas esas personas sufriendo en esos segundos, o que quizá sufrirían para siempre.

Decidí escribir todo eso, todo lo que pensé en ese minúsculo momento, para que los otros tomen conciencia.

Y en los últimos párrafos agregué:

"Si no te tocó a vos, quizá tengas suerte. La vida es muy corta para andar lamentándose, disfrútala, vívela, que en cualquier momento puede dar un giro inesperado, y ya no querrás vivir para contarlo"

Pero ese último párrafo sabía que no lo iba a cumplir, porque a mí no me importaba lo corta que era la vida, si no podía vivirla como yo quería. Dejé de comer mi tarta y mi helado, me estaba culpando a mí misma de haber caído en la tentación de la comida, pero sinceramente era lo único que me calmaba la angustia.

Decidí olvidarme de todo eso, quizá me ayudaría a no comer más. De repente veo a la chica de la dirección acercándose, como si el destino me la mandara para avisarme que si seguía cometiendo esos pecados, nunca iba a ser como ella.

Con esos jeans quedaba estupenda, y ese top le lucia todos los abdominales que seguramente nunca los había trabajado. Seguramente ella no se esfuerza tanto como yo, y ya tenía de por sí ese cuerpo, por eso la odiaba cada vez más, o la envidiaba.

-Hola! Quería preguntarte cómo te había ido en la dirección, ¿pudiste zafar? A veces es difícil, pero si le empiezas a hablar de la decoración se ablanda enseguida y de directora pasa a ser mujer en un segundo- hablaba mucho, pero se notaba tranquila- me llamo Olivia y estoy en cuarto.

-Sí, ya he oído hablar de ti, todos te conocen, es imposible no saber de vos- se notaba mi voz frustrada, pero no tenía nada que ver con lo que había pasado en la dirección, La señora Hudgson solamente me había dado una advertencia, y me había aconsejado comprar unas cortinas para mi cuarto a la vuelta de la esquina donde estaban a "un precio maravillosamente accesible".

La frustración provenía de la envidia que me generaba, o tal vez de la decepción al saber que nunca iba a llegar a ser así como ella. De todas formas, no tendría que demostrarlo contra ella, no tenía la culpa de ser así, y por fin me hablaba alguien, no podría estropearlo el primer día.

-... Y quería invitarte- me dijo. En todo ese tiempo me estaba hablando, y yo no escuche ni un segundo, estaba distraída pensando en las razones de mi frustración.

-¿Me repetís a donde, cuando y a qué hora por favor?

-Si claro, a mi casa antes del ritual, a las seis y media de la tarde

-Ritual... Mmm- me quede pensando. Yo no tenía pensado en ir, pero si era una oportunidad para pasar tiempo con ella y averiguar lo que la gente dice que toma para bajar de peso, algo como hierbas hechizadas, me apuntaba- Bueno, seis y media estaré allí...

Le pasé mi número de celular, para que me diera su dirección, aunque me aseguró que nos íbamos a ver en estos días.

Me había conseguido alguien con quien hablar el primer día, eso era todo un logro para mí, y más hablando de Olivia. Me pregunté si iría con su amiga, porque no sé si podría soportar sus burlas todo el ritual.

¿Y por qué no?Where stories live. Discover now