Capítulo 25

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Gabriel Agreste estaba muy estresado. A pesar de llevar ya casi cinco años organizando esas colectas de caridad, aun le causaban nauseas solo pensar en eso. Los eventos nunca habían sido su fuerte, no es como si Gabriel Agreste fuera una persona muy sociable. La sociable siempre había sido Christie Agreste, su bella esposa.

Se recargo en el asiento de su escritorio mientras se tallaba el puente nasal tratando de que sus problemas desaparecieran de repente. Tenía mucho en que pensar, y tan poco tiempo para tomar decisiones. Al menos la línea de ropa de la próxima temporada estaba lista y su diseñadora había decidido tomarse unas vacaciones por su reciente embarazo.

No había podido decir que no. Tampoco era una persona con poco corazón. Todos tenían alguna debilidad. La suya, desde que la conoció, había sido Christie. Y la debilidad de Christie eran los niños. Su esposa siempre había estado emocionada de tener hijos. De hecho, cuando se casaron, Christie hacía bromas constantes hacia cuantos hijos quería tener.

El sonido de la puerta hizo sacar de sus pensamientos al diseñador y dueño de la compañía con su nombre. A esa hora, casi las nueve de la noche, Gabriel no esperaba recibir ninguna visita más. Aunque adoraba su trabajo, y mira que era un trabajo estresante, hablar con contribuyentes o con cualquier persona le resultaba tedioso. Era más bien una persona solitaria.

— Señor Agreste — llamo su secretaria — lo busca el señor Julien Moreau.

— Dile que no estoy — suplico Gabriel en un tono muy bajo apenas escucho el nombre.

La secretaria asintió muy extrañada a la petición. Salió de la oficina y se dirigió hacia el hombre que se encontraba en la puerta. Julien Moreau se observaba con detenimiento en uno de los espejos ubicados cerca de la entrada principal. Aun le fastidiaba tener tantas canas, aunque supuso que era algo normal siendo que su cabello rubio había perdido tonalidad más rápido debido a sus constantes cambios de residencia y a su mala alimentación.

— Déjame adivinar — intervino Julien antes de que la secretaria pudiera hablar y dar el mensaje — te dijo que no estaba y que viniera mañana o el miércoles.

La secretaria no se movió ni un poco. No quería dar a entender que aquel hombre estaba en lo cierto. Tal vez eran los años de experiencia que se notaba tenia encima y el como él solo había acabado con la credibilidad de la alcaldía de André Burgeois y de los héroes de París. La secretaria hizo un ligero asentimiento con la cabeza indicando que él estaba en lo cierto.

— Debería regresar mañana — afirmo la secretaria, aunque algo le decía que eso no sería suficiente.

— Conozco a mi cuñado lo suficiente como para saber dónde buscarlo — comento el hombre tomando vitalidad en su voz.

Paso a un lado de la secretaria y le toco el hombro a modo de comprensión. Dirigió su camino hacia el costado izquierdo de la escalera, donde recordaba estaba la oficina de Gabriel. Julien abrió la puerta de un golpe y entro rápidamente con una gigantesca sonrisa causando que Gabriel Agreste pegara un grito del susto.

— Voy a despedir a esa secretaria — pronuncio Gabriel por lo bajo, aunque lo suficientemente alto para que su inesperado invitado lo escuchara.

— No seas tan cascarrabias Gabriel, es una buena secretaria. Hasta me trato de detener, pero no tiene mucha fuerza — contesto burlón Julien, tomando una pose de conquistador y delincuente que no había tomado desde sus días en la secundaria.

La secretaria entro corriendo detrás de Julien y se paró en la puerta suplicando aun conservar su empleo. No era la primera vez que desafiaba las normas que le imponía Gabriel y tenía la sensación que a la siguiente la despediría.

Días Lluviosos ||Miraculous Ladybug|| #ChangerMLBFandomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora