VII

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DANIELLA

-Ven mi niña dale un abrazo a papi.- sonrió tiernamente y yo corrí a sus brazos.

- ¿Papi me llevas al parque?

-No,vamos a hacer algo mucho mejor.- susurro y su aliento llego a mi nariz, olía raro, era un olor fuerte. Empezó a bajar sus manos hasta mi falda y empezó a subirla.

-¿papi que haces?- mami no estaba últimamente mucho por casa, ya casi nunca la veía y papi estos días se volvió más cariñoso, siempre me quiere abrazar pero no me gusta cuando mete su mano bajo mi falda,  cuando se lo hacía a mami ella siempre se ponía a llorar.

-Cállate.- me quitó el vestido y empezó a quitarse el cinturón. Sabía que me iba a hacer daño por qué cuando se lo hizo a mami ella gritaba mucho.

-¡Papi no!¡no!.- lloraba inconsolablemente.

...

Desperté agitada con lágrimas en los ojos y dificultad para respirar, mi pecho subía y bajaba cada vez más rápido.

Otra vez esa maldita pesadilla.

Sentí una mano en mi hombro. Me giré sobre saltada observando al chico tatuado que me miraba preocupado.

Posó su mano en la mía intentando tranquilizarme. En cierto modo su toque cálido me tranquilizó aún viniendo de él.

El resto del trayecto no hablamos y el no hizo preguntas lo que mentalmente le agradezco.

El avión aterrizó y bajamos de él, volvimos a subir a un auto.

En todo el trayecto no paraba de mirarme como con ¿Pena? No sé pero no me gusta que me miren así.

-¿Puedes dejar de mirarme?-espeté molesta.

Soltó una carcajada y bajó del auto cuando se detuvo. Bajé y observe el edificio lujoso que había frente a nosotros.

Subimos al ascensor, se acercó peligrosamente a mí, escuché un "plink" me giré y vi que le dio a la última planta e introdujo una llave un tanto rara. Que estupida soy...

Mi boca se abrió al ver semejantes lujos. El ascensor llevaba directamente al apartamento, al entrar se ve un enorme salón con unas hermosas vistas a toda la ciudad.

Él iba detrás de mí, me tomé la libertad de ver la casa y empecé a abrir las puertas, me encontré con un lujoso baño, una sala con billar y una habitación enorme con las paredes e incluso el techo de cristal.

-Siendo mi esposa tendrás todos estos lujos

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-Siendo mi esposa tendrás todos estos lujos. Es lo mejor que te podría haber pasado Daniella.- mi nombre de sus labios sonaba tan sensual, tenía los labios carnosos y rojizos. -Date una ducha.- dijo y salió de la habitación.

Entré al baño. Todo aquí es demasiado lujoso, por todo el baño hay millones de espejos, las baldosas son de un tono turquesa al igual que la decoración, hasta las toallas iban a juego, vaya pijada.

Me desnudé y observé mi reflejo en uno de los muchos espejos. Estaba demacrada. Mi cabello parece un nido de pájaros, mi piel mucho más pálida de lo normal, unas ojeras enormes bajo mis ojos y mi labio partido.

El agua salía demasiado caliente, los espejos del baño estaban llenos de vaho, el agua caliente me relaja muchísimo.

Al salir de la ducha me puse un albornoz blanco que había en un perchero al lado de la puerta. Al salir observé que encima de la cama yacía un vestido realmente hermoso. Sin pensarlo mucho me lo puse junto a las sandalias que llevaba anteriormente.

Entró por la puerta y me observó de arriba abajo con una sonrisa de lado.

-¿quién lo diría? Bañada y arreglada hasta pareces guapa.- Otra vez con sus comentarios... A cada cual más estupido. -Vamos.- dijo tranquilamente. Otra vez de vuelta con sus cambios de actitud.

Me extendió la mano para que la tomara, la rechacé y me dirigí al ascensor por mi cuenta escuchando una leve risa detrás de mí

Una vez montados en su Audi el tatuado condujo durante media hora hasta un restaurante en la playa.

Miré la playa con asombro... Nunca he ido. Todo es precioso, desde el restaurante se ve la luna llena brillando en el agua.

-¿te gusta?- me preguntó cuando estábamos ya sentados en nuestra mesa.

-Me encanta- susurré.

Comimos en silencio, un silencio un tanto incomodo.

-vamos.- no me di cuenta que tenía a Aidan frente a mí tendiéndome la mano para que le siguiera.

Me levanté, sin tomar su mano y esperé a que el siguiera.

Soltó una risilla y añadió. -¿vas a estar así toda la noche?- preguntó levantando ambas cejas y se dirigió hacia la playa.

-¿y cómo debería estar con alguien que me tiene aquí contra mi voluntad?- solté sin pensar, pero su rostro estaba sereno.

Se sentó en la orilla, se quitó sus zapatos para mojarse los pies. Imité su acción. Estábamos en silencio, pero no uno incomodo.

-Cuéntame tu historia.- me giré a verle sorprendido. ¿Por qué le importaría mi historia?

-No hay ninguna historia, antes de esto yo era una chica normal.- ¡mentira! Ya me hubiera gustado a mí tener la vida de cualquier chica de mi edad, mi vida era una mierda y encima aparece este gilipollas para empeorarla aún más.

-No te creo.-me miró directamente a los ojos, bajé la mirada, me intimida demasiado. -Puedes confiar en mí.- ¡¿qué puedo confiar en él?! Este tío está loco.

-¿Por que te importa?-

- Quiero saber sobre mi mujer.- sonrío de lado y qué sonrisa...

-¿Y por qué me has tratado como basura desde que me compraste?- me crucé de brazos directamente. Se estaba enfadando con mis preguntas.

-Mira estoy intentando ser paciente, pero estás agotando la poca paciencia que me queda.- ya empiezan los cambios de humor.

-Era una puta y ahora soy tu puta. No hay más. Solté las palabras con amargura. Me duelen, pero es la verdad.

-Me gusta que lo vallas asumiendo.- una lágrima rodó por mi mejilla. Odio ser tan débil, pero lo odio más a él.

Se acercó más a mí hasta que nuestros brazos se rozaban.

-Cuéntamelo,necesito saberlo por favor.- Me sorprende su interés por saberlo. 

...

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MONSTRUO *EDITANDO*Onde as histórias ganham vida. Descobre agora