––Nunca más... no, nunca, jamás, volveré a desear que me llegue una carta ––fue la secreta declaración de Fanny, cuando hubo leído ésta––. ¿qué pueden traerme, sino penas y desengaños? ¡Hasta después de Pascua! ¿Cómo voy a soportarlo? ¡Y tía Bertram, la pobre, hablando de mí a todas horas!

Fanny reprimió como pudo la tendencia de esos pensamientos, pero estuvo a medio minuto de dar pábulo a la idea de que sir Thomas era muy poco amable, tanto respecto de su tía como de ella misma. En cuanto al tema principal de la carta, nada contenía que pudiera calmar su irritación. Estaba casi exasperada en su disgusto e indignación con Edmund.

––Nada bueno puede salir de este aplazamiento ––decíase––. ¿Por qué no ha quedado ya resuelto? Él está ciego y nada conseguirá abrirle los ojos... no, nada podrá abrírselos, después que ha tenido tanto tiempo la verdad ante sí, completamente en vano. Se casará con ella, y será infeliz y desgraciado. «¡Con el cariño que me tiene Mary!» No puede ser más absurdo. Ella no quiere a nadie más que a sí misma y a su hermano. ¡Que sus amigas «la llevan extraviada hace años!» Lo más fácil es que ella las haya descaminado. Acaso todas han estado pervirtiéndose unas a otras; pero si es cierto que el entusias­mo de las otras por ella es mucho más fuerte que el de ella por las otras, tanto menos probable es que haya sido ella la perjudicada, excepto por las adula­ciones. «La única mujer del mundo en quien podría pensar con la intención de hacerla su esposa.» Lo creo firmemente. Es un cariño que le dominará toda la vida. Tanto si ella le acepta como si le rechaza, su corazón está unido a ella para, siempre. «Debo considerar que la pérdida de Mary significaría para mí la pérdida de Henry y de Fanny.» ¡Edmund, tú no me conoces! ¡Nunca emparentarán las dos familias, si no estableces tú el parentesco! ¡Oh!, escríbe­le, escríbele. Acaba de una vez. Pon término a esta incertidumbre. ¡Decídete, entrégate, condénate a ti mismo!

No obstante, tales sensaciones se acercaban demasiado al resentimiento para que guiaran por mucho tiempo los soliloquios de Fanny. Pronto estuvo más aplacada y triste. El tierno cariño de Edmund, sus expresiones amables, su trato confidencial, la impresionaban vivamente. Era demasiado bueno con todos. En resumen, se trataba de una carta que no la cambiaría por el mundo entero y cuyo valor nunca apreciaría bastante. En esto acabó la cosa.

Todos los aficionados a escribir cartas sin tener mucho que contar, grupo que comprende una gran parte del mundo femenino al menos, convendrán con lady Bertram en que estuvo de mala suerte en lo de que un capítulo tan importante de las actualidades de Mansfield, como la certeza del viaje de los Grant a Bath, se diera en un momento en que ella no podía aprovecharlo; y reconocerán que hubo de ser muy mortificante para ella ver que caía en la desagradecida pluma de su hijo, que lo trató con la mayor concisión posible al final de una extensa carta, en vez de serle reservado a ella, que hubiera llenado con ese tema casi una página de las suyas. Pues aunque lady Bertram brillaba bastante en el ramo epistolar, ya que desde los primeros tiempos de casada, a falta de otra ocupación y debido a la circunstancia de tener sir Thomas sus actividades en el Parlamento, se dedicó a cultivar y sostener una correspondencia con sus amistades, y había creado para su uso un respetable estilo amplificativo y copioso en lugares comunes, de modo que le bastaba un tema insignificante para desarrollarlo a placer..., sin embargo, le era indispensable tener algo sobre qué escribir, aun dirigiéndose a su sobrina; y estando tan cerca de perder el provechoso venero de los síntomas gotosos en el doctor Grant y de las visitas matinales de la señora Grant, fue muy duro para ella verse privada de uno de los últimos usos epistolares a que hubiese podido destinarles.

No obstante, se le preparaba una pingüe compensación. La hora de la suerte llegó para lady Bertram. A los pocos días de recibir la carta de Ed­mund, Fanny tuvo una de su tía que empezaba así:

Mansfield Park - Jane AustenWhere stories live. Discover now