Capítulo 9

131 16 2
                                    

Corro hacia la puerta y la abro encontrando a Rhett frente a ella.

—Pense que le dirías a tu amiga que te acompañe.

—También puedo cambiar de opinión y decírselo a Jhon. Y hablando del rey de Roma... —veo a Jhon bajar furioso de su camioneta con Carlos detrás de él.

Empuja a Rhett a un lado y entra a la casa sentándose en el sofá seguido por Carlos.

—Lo hizo otra vez.

—¿Quién hizo qué?

—¿Tú quién crees? La misma que hace lo mismo una y otra y otra vez y me deja como la misma mierda cada vez que lo hace.

Mierda.

Eso solo quería decir que la idiota Daniela volvió con su ex novio Marcelo.

—Maldita idiota. Tú —señalo Rhett —, a tu apartamento. Y ustedes dos —señalo a Jhon y a Carlos —, a la camioneta, me acompañarán al supermercado.

—¿Y por que no voy yo? —Se queja Rhett.

—¿A estas horas? —esta vez se queja Jhon.

Ruedo los ojos y tomo frustrada las llaves de la camioneta de Carlos. Logro escaparme hacia el auto y encender el motor.

—Solo esperenme en el patio trasero. —grito y conduzco al supermercado.

>>>

Dejo las compras en el mesón y me dirijo al patio trasero —Pensé que ya se habrían ido. En especial tú, Rhett

—Tú tienes mis llaves además debo llevara a Jhon a su apartamento antes de ser intoxicado en algún bar.

—Está bien toma —le lanzo sus llaves de vuelta a Carlos —¿Estarás bien Jhon? —me agacho hacia su rostro.

—Eso creo. Es decir, siempre hace lo mismo, ya no debería sorprenderme.

—Te prometo que hablare con ella. Ahora ve a casa. —le ayudo a levantarse y veo como se dirige a la camioneta junto con Carlos. La camioneta arranca y giro sobre mis talones dirigiendo mi mirada a la de Rhett.

—¿Y tú qué?

—Dijiste que viniera.

—Pero ya estabas aquí antes de enviarte el mensaje, así que...

—¿Crees que vine a verte directamente a ti? Estaba de camino a pedir unas refacciones a un amigo que vive cerca de aquí cuando recibí tu mensaje.

—Oh. Y yo que pensaba que me empezabas a acosar.

—Siempre existe esa posibilidad. —sonríe coqueto.

—Ve a casa, y buenas noches Rhett. —toco su hombro despidiéndome y entro a casa para preparar la cena para papa antes de que llegue. Si es que llega temprano.

>>>

Es sábado en la noche.

El bar está lleno y los pedidos llueven por montones, voy de un lado a otro sirviendo de un trago a otro. Y aunque amo mi trabajo sinceramente creo que me va a matar.

—Una cerveza querida Lynn. —Rhett se apega en la barra.

—Oh, por Dios, por un momento creí que ibas a dejar de acosarme.

—¿Qué? No te acoso. ¿Acaso te gusta que lo haga?

—Claro que lo haces, y no, no me gusta. —continuo sirviendo y le doy la cerveza a Rhett.

—¿Quieres irte de aquí? —pregunta tomando un sorbo de la cerveza.

—Estoy a media hora de terminar mi turno, no gracias.

—Yo creo que sí, mira, voy a tomar tu abrigo e iremos en mi motocicleta a tomar un café hasta las 6 de la mañana. Vamos. —camina alrededor de la barra tomando mi abrigo y jalándome hacia afuera.

—Pero que... Rhett debo acabar mi turno. —protesto.

—Lo recuperarás.

>>>

—¡Rhett, por un demonio!, tengo sueño. —me quejo.

—Faltan alrededor de quince minutos para las seis. Solo espera —me golpea suavemente el hombro —. Toma, te conseguí un café.

—Gracias —lo tomo y bebo un sorbo.

—Ahora sígueme.

—¿A dónde piensas arrastrarme ahora?

—A uno de mis lugares favoritos.

—Ay no. No te pondrás romántico ¿verdad?

Lanza una pequeña carcajada y me mira. —No a menos que tú quieras. Ven.

Me guía a través de unos callejones y empieza trepar el muro de una casa apoyando los pies en lugares estratégicos de la reja y el muro.

—¿Te crees hombre araña ahora? —me cruzo de brazos y lo miro desde abajo.

—Tal vez, ¿quieres dejar de mirarme el trasero porque sé que lo estás haciendo, y subir?

—No lo hago. — Me defiendo. A decir verdad, el muy desgraciado tiene mejor trasero que yo, lo que es injusto.

Empiezo a trepar pisando justo donde lo hizo Rhett. A poca distancia de llegar al techo apoyo el pie en un ladrillo en lo que supongo debió ser musgo por lo que resbalo, pero la mano de Rhett agarra mi muñeca y me ayuda a subir. Poco a poco me sube sujetando partes de mi cuerpo, mi abrigo se levanta lo suficiente junto con mi blusa descubriendo mi cintura. Una de las manos de Rhett se posan precisamente en ese espacio desnudo de mi cuerpo, sus manos están frías lo cual me hace estremecer, pero de alguna me relaja.

Ya en el techo hace que me siente junto a él. —¿Qué se supone que debo ver? —pregunto.

—Esto. —me toma de la barbilla obligándome a girar mi cabeza y mirar el amanecer.

Era simplemente hermoso, la última vez que vi un amanecer fue con mamá. La cual fotografió esa escena y la puso en un cuadro en mi habitación. Mis ojos se sienten pesados y si le sumo a eso el frio que tengo, solo hacen que mis ganas de cerrar los ojos y dormir aumenten. No aguanto más, apoyo mi cabeza en el hombro de Rhett y dejo que mis ojos se cierren.

—Lynn —alguien susurra mi nombre repetidas veces —Lynn, despierta Lynn.

—No quiero —musito aun medio dormida.

—Tenemos que irnos. Además no creo que pueda bajar contigo cargandote sin que uno de los dos caiga.

—¿Cuánto me dormí?

—Alrededor de quince minutos, ¿sabías que cantas mientras duermes?

—¿Es en serio? —pregunto

—Si —ladea una risita. —, tienes una linda voz.

—¿Y que era lo que cantaba?

—No lo se, sólo oí fragmentos. Parecía una canción infantil.

Eso afecta de manera tal, ya que la única canción infantil que me sé, es la que papá y mamá nos cantaban a mi hermano y a mi. Aún tengo sueño y también hambre por lo que decido terminar ese tema y bajar sin dar ningún explicación por la misma ruta por donde subimos.

—Hasta mañana, Rhett. —me despido y termino de bajar el muro para irme a casa y poder dormir.

This Is A Bad Idea©Where stories live. Discover now