Capítulo 4.

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— ¿Y bien?

— ¿Y bien qué?

— ¿Te gustó la película?

— Ah... sí.  — respondió Paper con una sonrisa inocente.

No había puesto ni la más mínima atención a la película, se había quedado observando el perfil de Drew bajo las luces que se proyectaban. Había captado retazos de la cinta, pero no eran los suficientes como para saber de que se trataba, valía más la pena observar a un chico ruborizarse, nunca había visto a Drew Hastings ruborizarse — no era como si lo viera todos los días, es más, casi nunca lo había visto —, y era algo de lo que nunca se perdería.

 — ¿Segura? Porque a mi no me gustó, creo que la trama deja mucho que desear.

Bien, tenía que haber puesto atención.

— ¿Cuál...? — Paper iba a preguntar que cual era el tema principal, pero al salir de la sala, vio un gran cartel que titulaba "Un extraterrestre soy".

Con lo mucho que los amaba, nótese el sarcasmo.

— ¿Por qué siento que ni siquiera sabes el nombre de la película?  — preguntó Drew socarronamente mientras reía y negaba dándole la espalda. Yéndose. Era obvio que le había cachado mirándolo.

Drew siguió su camino dejándola sorprendida y estática en su lugar. ¿Eso qué significaba? ¿Por qué no hay un manual sobre como entender a los chicos? Probablemente no sería la única en comprarlo. Paper se dio la vuelta y camino rumbo a su casa, pensando y pensando, pero como era demasiado aburrida, hasta sus pensamientos eran aburridos.

(...)

Resopló frustrada y siguió garabateando en su cuaderno, había llegado a casa todavía en shock y rogando por no encontrarse a su madre en el camino, subió las escaleras directo a su habitación. Intentaba hacer un reecuento de lo ocurrido, pero por más que lo intentara nada le salía, era como intentar hacer un mapa sin un principio, y solo tal vez un final, tan agotador.

Tres pequeños golpes en la puerta la sacaron de su ensoñación y acto seguido Brodie apareció en el marco de la puerta.

— ¿Y ahora de dónde te aventaste? — preguntó Paper con una sonrisa.

Brodie era un anciano que intentaba revivir sus viejos tiempos de adolescente comportándose como un joven de diecisiete años, e inclusive contándole sus anécdotas a sus nietos. Una vez contó su gran salto desde un helicóptero en paracaidas y cuando nadie le creyó corrió hacia el balcón de la tercera planta de su casa y se aventó hacía un trampolín.

Así es, la crisis de los ¿60..?

— ¡Oh! Es una historia muy peculiar porque yo estaba... — se interrumpió a si mismo y frunció su ceño — De eso no te venía a hablar jovencita, no me cambies el tema.

— Ya, bueno, ¿y de qué querías hablar?

— Me he enterado por fuentes muy explicitas, ejem, tu madre, de que hoy saliste con un guapo chico, o al  menos eso me dijo, así que quiero escuchar tu versión.

Paper observó el ceño fruncido de su abuelo esperando a que comenzara a hablar, pero para suerte de ella y desgracia de Brodie, la señora Blue anunció que bajaran a cenar, sí, a cenar, ya era noche. La chica sonrió condescendiente al pasar junto a su abuelo, él era como un hermano, claro, un hermano grande, muy grande, con él podía confiar entodo, aunque viendólo bien ella no tenía nada que ocultar.

Eso conllevaba a demasiada intensidad a su vida.

Al bajar las escaleras, Paper se acercó a el comedor donde ya estaba instalado su padre, él era, bueno... él era él, siempre educado, caballeroso y calculador, trataba a Paper como trataba a los empresarios de su trabajo: con respeto y admiración; esa era la ventaja de ser un intento de perfección. Los cubiertos estaban colocados ordenadamente y la comida se adueñaba de los espectadores que esperaban ansiosos hincarle el diente. Pero antes de que alguien siquiera tomará un cubierto, el timbre sonó y la señora Blue fue a atender.

— ¡Oh! Pero si eres tú, el joven guapo. — habló la mujer al abrir la puerta. A Paper casi le da un infartó.

— Drew Hastings señora. — se presentó el chico titubeando al hacer la siguiente pregunta: — ¿Me permitiría a Paper?

Paper miro horrorizada la puerta del comedor, después se giro hacía su abuelo que levantó un pulgar en señal de apoyo, después se giro hacia el señor Blue, este le respondió la mirada pero no hizo ningún movimiento.

 — Papá se que cuando las personas requieren de mi presencia, que por cierto son ninguna, debo de estar pero...

— ¡Paper! — le interrumpió el grito abrumador de su madre mientras ella palidecía.

— ¡Tengo que hacer un trabajo en equipo! — soltó la chica saliendo por la puerta tan rápido como pudo coger una cazadora.

¿Desde cuándo su vida había adquirido emoción?

El frío le recorrió la columna vertebral y se sintió tonta por haber huido así. Pero, ¿por qué había salido corriendo? Ah, sí, porque Drew había hecho casi lo mismo y la había dejado sola en el Cine.

— Así que un trabajo en equipo a las ocho de la noche —. Paper se sobresaltó al oír la voz de Drew sus espaldas.

— Yo... eh... lo acaban de cancelar, sí, eso...

— No era necesario inventar eso, me lo merecía, no debía de haberte dejado sola, así que, supongo que estamos a mano — Interrumpió Drew tomando por sorpresa a Paper. — Además solo quería... quería, quería invitarte a salir.

El corazón se le subió a la boca, pobre Paper.

— ¿Salir? — repitió Paper en shock, nunca la habían invitado a "salir", ni siquiera sabía lo que significaba "salir".

— Sí, mañana a caminar por el parque ¿te apetecería acompañarme? Digo para conocernos mejor. —. Paper encarno ambas cejas.

— ¿Quieres saber si mi segundo apellido es "Cuaderno"? —. Drew soltó a reír.

— ¿Entonces...? — Iba a preguntar el chico.

— Sí — le interrumpió Paper no muy segura de lo que hacía.

— Es una cita. — Declaró el chico dejando a Paper desconcertada.

Era una cita. Su primera cita.






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