Capítulo 1-¿Quiénes sois?

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Tras unos minutos, que para Naruto fueron eternos, los dos chunnin permanecieron en silencio. Boruto, quien era el que peor cara tenía, carraspeó mientras cerraba los ojos, pidiendo a Kami que al abrirlos se encontrase de nuevo delante de los pergaminos con una Sarada gritándole por haberse quedado dormido.

Pero, al abrirlos, toda esperanza que pudiese tener se fue tan rápido como vino. Sarada, con tranquilidad, pidió amablemente al que sería el séptimo Hokage que los guiase hasta la actual Hokage. Una vez entraron en su despacho, Sarada abrió la boca al ver a una mota rosa riendo con la rubia.

—No me sonáis de nada.—dijo la pelirrosa mientras se acercaba a los pequeños niños.—¿Sois de aquí? ¿Porque lleváis la banda de Konoha?

—Sakura, Naruto.—llamó la quinta.—Dejadme a solas con ellos.

Los aludidos asintieron mientras echaban una ultima mirada a los pequeños. La pelirrosa no pudo evitar seguir observando a la pequeña niña con el cabello azabache, quien tenía cierta apariencia con su antiguo compañero de equipo. Ésta se removió inquieta una vez estuvieron a solas con la actual Hokage.

—¿Y bien?—preguntó la rubia mientras se echaba hacia delante en su silla.—¿Quienes sois vosotros?

—Hokage-sama, disculpe nuestra intrusión en vuestra aldea.—se disculpó la Uchiha con una leve reverencia.—Pero esto es algo importante. Mi nombre es Sarada, Sarada Uchiha.-señaló a su amigo rubio con el dedo índice, quien la miraba con nerviosismo.—Y él es Boruto, Boruto Uzumaki.

Un silencio se instaló en el despacho de la Senju. Abrió varias veces la boca pero no pudo articular palabra; era verdad que el rubio tenía cierto aire al Uzumaki, pero, ¿y la chica?

—¡No digáis tonterías!—gritó furiosa mientras daba un fuerte golpe a su mesa.—No me gusta que me mientan en la cara. Lo repetiré una ultima vez: ¿Que hacéis en mi aldea?

—¡Es la verdad!—se defendió el Uzumaki pequeño, posicionándose delante de su amiga.—Si no nos quiere creer, vieja, el problema es suyo.

—Boruto...—susurró la Uchiha mientras le cogía avergonzada de la manga de su camiseta.—Tsunade, mireme.

Y acto seguido, mostró su sharingan de apenas dos aspas a la nombrada. Ahora no podría decir que era mentira. Vio como se sentaba en la silla y se masajeaba la sien con fuerza.

—¿Como....como es posible?—les preguntó en un susurro mientras les miraba pidiendo disculpas.

—A eso venimos, Godaime-sama.—le respondió la Uchiha.—Nuestro Hokage, el séptimo, nos mandó limpiar unos pergaminos. El tonto este—refunfuñó mientras lo señalaba—empezó a hacer los sellos de uno y acabamos aquí.

—¿Viaje en el tiempo?—preguntó sorprendida Tsunade.—¿Te acuerdas de los sellos, Boruto?

—Lo siento, pero no.—se rascó la cabeza, nervioso.

—Entonces, Uzumaki, Uchiha...—siguió diciendo sorprendida—¿Vuestros padres son...?

—En efecto.—respondió con orgullo Sarada, interrumpiéndola.—Mi padre es Sasuke Uchiha y, mi madre, Sakura Haruno.

—¡Y el mío Naruto Uzumaki!—empezó a reírse al ver la cara de sorpresa de la quinta.—Mi madre es Hinata Hyuga.

En la mirada de la quinta sólo se podía observar el orgullo que sentía en esos momentos por su discípula, quien cumpliría su sueño en un futuro.

(...)

Después de todo eso, la quinta les había comunicado que por el bien de su tiempo, no mencionasen nada de lo que a ella le habían dicho. Así que, Sarada tenía que quitarse su actual atuendo con el símbolo Uchiha. Y Boruto, tendría que callarse que su padre era el séptimo.

Ambos habían aceptado, pero a la Uchiha le había costado. Es decir, para ella era un orgullo mostrar el símbolo de su clan, y tener que taparlo en frente de su propia madre le causaba tristeza. Habían acordado que los dos chunnin vivirían juntos en un apartamento hasta que todo volviese a la normalidad.

Boruto había dicho que quería visitar el Ichiraku's de ese tiempo, así que solo sonrió mientras negaba cuando lo vio correr hacia allí. Sarada caminaba lentamente por las calles de Konoha, reconociendo a la gente que en un futuro serian los héroes de una guerra en la que, por suerte, ella no estaría presente.

No supo como, ni cuando, pero sus pies se habían detenido delante del distrito Uchiha. Se mordió el labio inferior y miró a su alrededor, nadie parecía mirar hacia esa parte de la villa, así que entró lentamente.

Su cara adquirió una mirada triste, había oído de su padre que su clan había sido aniquilado por su tío, que años despues el Uchiha menor se había enterado de que lo había hecho por la paz, y que luego había muerto en las manos de su padre. Pero verlo en persona era otra cosa, ver esa sangre aun reseca por las paredes, las puertas rotas, su símbolo destrozado, era mucho más aterrador que oír unas cuantas historias.

Su corazón se encogió, y se dio cuenta de que estaba reteniendo las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.

¿Cuanto has tenido que sufrir, papa? ¿Donde estarás ahora?

—Si eres tú.—escuchó a su espalda.—¿Que haces aquí?

Y en ese momento, solo quiso llorar más.

Ohayo! Aquí Bea-Chan, que el principio es un tanto aburrido, pero ya veréis como mejorará con el tiempo. ¿Os a gustado? ¿Algo a mejorar? No olvidéis votar y comentar.

La persona con el comentario más largo y kawaii sera a la que le dedique el próximo capítulo.

¡Asi que ya sabéis!

Besos kawaiis para todos

Viajando al pasado. #SomicaAwardsWhere stories live. Discover now