10. La idea

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  Disclaimer: Como sabrán, ninguno de los dos dramas me pertenecen.

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Capitulo 10.

La idea.

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– Deberías intentarlo – comento casualmente Yoon Seok Young. Ji Hoo miro a su abuelo desconcertado. La cena estaba transcurriendo tan tranquila y tan silenciosa como siempre, apenas y habían cruzado palabras de agradecimiento por la comida; ambos demasiado cansados por su ajetreado día. Ji Hoo parpadeo y al no encontrar sentido a las palabras, continúo cenando. – Ah, este niño... – gimió lastimeramente el anciano – me refiero a la idea del joven Woo Bin, la verdad... yo estoy de acuerdo con él.

A Ji Hoo le tomo tres segundos entender la conversación y dos más en ahogarse con el arroz en su boca. Seok Young miro a su nieto entre curioso y divertido.

– ¡Estuviste espiando mis conversaciones privadas! – reclamo.

– Mas respeto a tus mayores, niño – contraataco el expresidente – y yo no espió nada, no es mi culpa que Woo Bin y tú discutan como mujeres de mercado. Asshh, si hasta la vecina del final de la calle debió escuchar la plática.

– Abuelo...

– Además, ya me estoy haciendo viejo ¿Acaso pretendes que muera sin conocer a mis bisnietos?

– Abuelo... – reclamo en un tono ligeramente más serio, pero el mayor seguía con la mirada perdida y hablando, ignorando olímpicamente a Ji Hoo.

–... deberías considerar a este viejo, y claro, las palabras sabias de Woo Bin. Si yo siempre he dicho que ese niño si sabe de la vida. ¡Hay! ¿Por qué no me toco a mí también un nieto normal? – Seok Young le dio un suave trago a su te. Al frente, Ji Hoo le miraba duramente. – Entonces... ¿Cuándo me la presentaras?

El príncipe de los F4 limpio elegantemente los restos de comida –inexistentes– que pudiera tener. Sabía de antemano que cuando a su abuelo se le metía una idea en la cabeza, podía a llegar a ser más terco que la madre de Jun Pyo. Así que sin decir una sola palabra se retiro del comedor.

– ¡El martes tengo libre! – fue lo último que escucho gritar a su abuelo.

Ji Hoo negó entre divertido y molesto con la cabeza.

Nunca le había gustado que las personas intentaran dirigir su vida o tomar decisiones que solo le correspondían a él. Aunque debía reconocer que en esa ocasión no le estaban exigiendo nada, solo lo aconsejaban, en el caso de su abuelo, muy a su estilo. Y aun así, estaba molesto. Desato el nudo de la corbata, se saco la camisa y finalmente los zapatos, quedando solo en su fino pantalón blanco. Miró la cama de reojo pero prefirió ir hacia el ventanal; tenía muchas cosas en las que pensar, no era hora de dormir.

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Esa tarde no había sido como otra de tantas. Un poco pasado el medio día Woo Bin le había llamado para avisar que lo esperaba para comer en su casa –y con su casa, es igual a decir la casa del Yoon–. Ji Hoo, intrigado, había suspendido su visita al consultorio y mandado un mensaje a Oh Ha Ni para cancelar su sesión de estudio.

Sonrió al recordar que lo último fue inútil, ya que al llegar a su casa, su amigo le esperaba en compañía de Ha Jae Kyung y Ha Ni. Aunque al momento, sonreír no fue su reacción. Lo primero que imagino al ver la cara triste de su pequeña amiga y la seriedad en Woo Bin fue que algo malo le había sucedido. No estuvo tan equivocado, aunque tampoco podía considerar una discusión con un ex celoso algo tan terrible.

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