Capítulo VI. p2

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Tenía mi celular en la mano y a Gordo sobre mi abdomen.

Era la tarde siguiente y me estaba debatiendo en si llamar a Rodrigo y soltárselo así nada más o no. En todas las horas de escuela, había ignorado a Rodrigo. Él tampoco me habló tanto y temía que Kimberli le haya contado todo. Porque ella quiere hacer una tormenta en un vaso de agua, además no se tiene que meter en mi relación con Rodrigo, dios, es bonita y se puede conseguir a otro, no necesariamente a él. Porque sé que a ella le gusta y no la culpo.

Aunque estaba la opción de llamar a Rosa, contarle todo lo que pasó el día de ayer y pedirle un consejo. Ella trató de hablar conmigo en la escuela pero yo evadía sus preguntas, ni siquiera sabía cómo decírselo a ella. Ay Dios, esto se está volviendo un problema enorme por nada.

Decidí, finalmente, llamar a Rodrigo y decirle que nos viéramos. Él acepto. Nos veríamos esta tarde en su casa porque dijo que estaba cuidando a su mamá, que tenía una horrible gripe.

Y después llamé a Rosa, temía que no me contestara pero cuando lo hizo, le dije que tenía que hablar con ella. No lo dudó y dijo que en dos horas estaba aquí.

(...)

—Creí que habría más acción en el museo.

Eso fue lo único que Rosa dijo después de que le contara toda la historia. Media hora contándosela, con lujo de detalles y no sé por qué no me sorprende que sólo haya dicho eso.

—¡Rosa, concéntrate! —grité estresada.

—¿Y qué quieres qué te diga? Sólo dile a Rodrigo lo que pasó y ya. Te complicas la vida —Tomó a Gordo y lo puso sobre su cabeza, el pobre e inocente gato se echó y se quedó dormido. Era una escena muy linda.

Me recosté en mi cama. Rosa tenía razón, estaba haciendo de todo esto un lío. A final de cuentas, en Rodrigo estaba la decisión de si nos seguíamos conociendo o no.

—¿Terminaste las cosas con Marcos definitivamente? —me pregunta Rosa recostándose a mi lado.

—Eso creo.

—¿Te seguía gustando?

—Sí.Bueno no tanto como Rodrigo. Me refiero a que Marcos me agrada y es guapo, amable e inteligente, pero ahora Rodrigo para mí es cien veces mejor que Marcos. Creo que ahora simplemente Marcos no me gusta como antes y ya.

—Para mí que solo quisiste cambiar al santo por el caliente —bromea Rosa.

—¡Ponte seria, por favor! Además, Marcos no es ningún santo —le digo riendo.

—Oh, es cierto. Ya recordé esa vez que casi te quita la virginidad detrás de un árbol en el jardín de tu abuela. Qué sexi.

—¡Estás pervirtiendo a mi pobre mascota! —Arranco a Gordo de sus brazos y lo pongo a mi lado. Él solo se remueve pero luego vuelve a caer en un profundo sueño.

—Hablo en serio. Eso suena demasiado... —Hace un sonido extraño—. Y Marcos está como quiere, así que no me vayas a negar que fue emocionante.

—Lo fue —susurro.

—¿Qué dijiste? —Rosa recarga su cabeza sobre la palma de su mano y me observa.

—Que sí fue emocionante —contesto más fuerte.

—¿Qué fue emocionante? ¿Casi perder tu virginidad en el patio de tu abuela, con un universitario? —pregunta mientras levanta sus cejas varias veces.

—¿Rosa? Vete al demonio.

Ella se comienza a carcajear. Yo le aviento una almohada en el rostro.

Deseo... deseoWhere stories live. Discover now