Día 2.

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Día 2.

Estaba tumbado sobre sus piernas, con la respiración pausada. Boca arriba con los ojos cerrados. Sintiendo las caricias que Sam hacía con sus dedos alrededor de todo mi cuello y cara. Me pasaba los dedos por la frente, para descender hasta los pómulos, llegar hasta los labios, acariciarlos y seguir el camino por todo mi cuello. Yo soltaba algún que otro suspiro cuando un escalofrío me recorría todo el cuerpo y ella reía.

Siempre que me dolía la cabeza Sam solía hacerme eso. También me hacía presión en las sienes, haciendo que el dolor desapareciese mágicamente durante unos dos minutos. Después volvía, estaba claro. Pero ella volvía a hacerlo hasta que se me pasaba completamente.

-¿Sabías que tienes una peca en el labio? -dijo, acariciando esa zona. Sonreí de lado, asintiendo con la cabeza- me gusta, es bonita.

-Gracias -susurré, volviendo a cerrar los ojos-

Sólo se escuchaba la brisa del aire y la respiración de Sam. No me costó mucho quedarme dormido. Y cuando desperté, me encontré a Sam igual que yo, apoyada sobre mi estómago. Me levanté un momento, colocando su cuerpo contra el árbol que tenía detrás. Estiré las piernas, y me volví a sentar a su lado, poniendo esta vez su cabeza sobre mi pecho, y tumbándome con las manos en la nunca.

No sé cuánto tiempo pasó, pero mi móvil comenzó  a vibrar, haciendo que abriera los ojos y lo cogiera rápidamente. Sam abrió los ojos, y le sonreí de lado, acomodándome para levantarme y contestar a la llamada.

Después de terminar de hablar recuerdo que volví a donde se encontraba Sam, y le dije que teníamos que irnos. Max me había llamado para recordarme que habíamos quedado para jugar a fútbol.

-¿Quieres venir a vernos? -pregunté, a lo que ella asintió. No conocía a Max, ya que era un amigo de verano por lo que así podría presentárselo-

La mirada que Max le dedicó a Sam cuando llegamos al campo de césped no me gustó nada. Pero le saludé con un gran abrazo, ya que hacía meses que no nos veíamos. Le presenté a Sam, y le dio dos besos.

Después de eso ella se sentó en las gradas, jugaba a algo en su móvil y yo empecé a dar toques con la pelota, hasta que Max empezó a hablarme, y le presté atención.

-¿Es tu novia? -preguntó. Yo fruncí el ceño-

-Es mi mejor amiga -respondí, volviendo a chutar la pelota-

-¿Entonces no te importará que me la ligue este verano, no?

Casi me tiré encima de él al escuchar decir eso. Pero no lo hice, me controlé. No sé porque de repente había actuado así. Pero estaba empezando a sudar. Miré a Sam des de las gradas. Me di cuenta de que me estaba mirando, y me saludó con la mano. Volví la vista a Max.

-Haz lo que quieras…pero como le hagas daño…-no acabé la frase, él sonrió de lado-

-Tranquilo, sé tratar a las chicas.

De repente se me quitaron las ganas de jugar a fútbol. Ni siquiera jugamos media hora, salí de allí con la excusa de que mi madre me esperaba en casa.

Los encantos de Sam (EN PAUSA)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα