Capítulo 23: En busca y captura de aliados

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Por más de cinco minutos, flechas vuelan por los aires a lo largo de toda la sala acabando con cada uno de los hologramas que salen sin fallar un solo disparo. El último holograma que es derrotado se deshace y la simulación termina. Inmediatamente empiezo a sentir aplausos y silbidos a mis espaldas. Confundida me giro y me sorprendo al ver a todos los tributos en la puerta de la cabina que han observado todo el ejercicio.

Salgo de la cabina y algunos me felicitan mientras que otros vuelven a sus puestos. Un tanto avergonzada me voy al puesto de hacer nudos a refrescar lo que aprendí el año pasado.

Llevo un rato peleándome con uno de los nudos más difíciles, que ni siquiera el año pasado conseguí hacer, cuando alguien me rodea por la espalda y me quita la cuerda de las manos. Hace una serie de movimientos con sus dedos y la cuerda con mucha facilidad y termina el complicado nudo que tantos quebraderos de cabeza me estaba dando.

Sin duda es Finnick, quien parece haberse pasado toda su infancia sin hacer otra cosa que no sea lanzar tridentes o manipular cuerdas para formar bonitos nudos, supongo que para las redes de pesca.

Se posiciona a mi lado y coge una cuerda. En apenas unos segundos hace un lazo y se lo pasa alrededor del cuello fingiendo ahorcarse intentando causarme gracia.

—Lástima que sea una broma tuya, si fuese real serias un tributo menos del que preocuparme y al que tener que matar. —Le espeto.

—Vaya, princesita, ¿me consideras una amenaza? —Me dice en tono jocoso.

—Tendría que estar ciega para no hacerlo. —Le suelto antes de alejarme del puesto dejándolo ahí sin darle la oportunidad de contestarme.

Observo que en la estación de aprender a hacer fuego están los dos tributos del 3, Wiress y Beetee, también conocidos como Majara y Voltios por Johanna Mason, intentando hacer un fuego sin éxito. Me acerco a ellos y les propongo enseñarles, ellos aceptan con una sonrisa amable.

—Mira. —Me dice Wiress señalando al palco donde se encuentran los vigilantes.

—Si, ha ascendido a Vigilante Jefe este año. —Le explico al ver a Plutarch Heavensbee entre los presentes en el palco, entendiendo que es él quien me señala.

—No, no. —Niega. —Ahí, hacia la esquina de la mesa. Puedes ver... Puedes ver que está ahí. —Me dice enérgica deseando que vea lo mismo que ella.

Confundida me quedo mirando en esa dirección y entonces lo veo. Hay un pequeño espacio de unos 15 centímetros cuadrados en la esquina de la mesa que parece estar vibrando. Parece como si el aire estuviera ondeando pequeñas olas visibles, distorsionando las figuras cercanas a ese punto. Los miro a ambo desconcertada y a la vez intrigada buscando una explicación.

—Es un campo de fuerza. —Me aclara Beetee. —Han puesto uno entre los vigilantes y nosotros, me pregunto cuál será la razón.

—Seguramente es por mí. —Confieso. —El año pasado les lancé una flecha ardiendo en mi sesión privada de entrenamiento incendiando un sillón. Quizás también por Katniss, ella lanzó una flecha a la manzana que tenía en la boca el cerdo e hizo que uno de los patrocinadores cayera sobre el ponche del susto. —Ambos me miran con curiosidad y algo más que no logro identificar. —En mi defensa diré que fui provocada. Ellos asienten dándome la razón, creyendo mis palabras. —¿Todos los campos de fuerza tienen un punto como ese?

—Grieta. —Me contesta Wiress.

Tengo curiosidad por esto que acabamos de descubrir, y me gustaría preguntarle más al respecto, pero somos interrumpidos por el anuncio de que ya es hora de ir a comer. Busco a Peeta a lo largo de la sala y lo encuentro hablando con un grupo de unos cinco tributos. Prefiero no molestarle, así que me adentro al comedor y una vez con la comida en la bandeja me dirijo a sentarme en un hueco que hay en una mesa junto a ambos tributos del 3. Ambos me reciben con amabilidad y me dejan sentarme con ellos.



—Hola cariño. —Me dice dándome un beso en la mejilla nada más llega a mi lado. Peeta se ha pasado toda la comida hablando con varios tributos. Soy consciente de que lo hace para buscar aliados, pero tontamente no puedo evitar que se instale el temor de que ocurra como el año pasado. Al final él se unió el año pasado a los profesionales para intentar protegernos a Katniss y a mí, así que no es muy diferente a la intención que tiene este año, pero solo de pensar en el sentimiento de traición que sentí en ese momento me entran todos los temores.

—Hola. —Le contesto concentrada en mi tarea. Me encuentro en la estación de plantas comestibles con la intención de recordar lo que aprendí el año pasado y adquirir nuevos conocimientos.

—Siento lo de la comida, se me ha pasado el tiempo volando mientras charlaba con ellos. —Se disculpa con pesar.

—No te preocupes, yo he estado con Beetee y Wiress, los del 3.

—Lo sé, te he visto. Todos han quedado impresionados con tu exhibición con los hologramas. —Me explica.

—¿Eso es bueno o malo?

—Quiero creer que bueno, más de uno quiere formar alianzas con nosotros. —Se que lo dice para presionarme en eso de aliarnos con alguien. —¿Qué tal ha ido el resto de entrenamiento? ¿No has cogido peso verdad?

—No, pesado. —Le digo riéndome y apartándolo de un empujón divertida.

—Vale. —Dice contento con mi respuesta. 



Cuando quieres que el tiempo se demore corre más rápido, y cuando quieres que pase como un rayo va más lento que una tortuga. Los días pasan volando, nuestra rutina es la misma todos los días, levantarnos, entrenar, estudiar a los tributos y dormir, y así día tras día. Ha habido días que el entrenamiento se me ha hecho más duro a causa de que me encontraba más cansada por el embarazo.

No se dice públicamente, pero Haymitch nos ha contado que están habiendo en el capitolio algunas concentraciones de capitolinos requiriendo que no me dejen participar en los juegos, que no pueden enviar a una mujer embarazada a hacerlo. Desgraciadamente hacen caso omiso y mi destino parece ser que ya está más que sellado y decidido.

Mañana ya son los entrenamientos privados y después nos dejarán todo un día libre antes de que al siguiente nos metan en la arena. En total nos quedan dos días, tres si contamos el de hoy, a salvo, después todo será incierto.

Como cada día, tras terminar el entrenamiento, Peeta y yo subimos a nuestra planta y vamos a nuestra habitación para ducharnos. Una vez vestidos nos reunimos con el resto en el comedor para cenar.

Comenzamos a cenar y todo va bien, pero de repente...

Comenzamos a cenar y todo va bien, pero de repente

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En llamas (Peeta Mellark y Tu )Where stories live. Discover now