|Manzanas de dolor|

2.3K 202 1
                                    

-Narra Amira-

Una vez que logre calmar a Irina esta me dijo que buscaría manzanas, yo lo único que pude hacer fue aceptar que lo hiciera, pero sin embargo me pareció que en su estado actual no debería irse tan lejos, al contarme todo eso seguramente su mente se encontraba algo débil, por esa razón si la atacan no podría pensar con claridad.

_Cuidate mucho por favor Irina.

_Claro mamá.

Dijo riendo al momento que salía con su capa roja y la canasta, estaba bastante frío afuera, esa capa lograba que ella no sintiera ese frío. Yo quería acompañarla, pero no pensaba dejar a mi pequeña sola.

_Por cierto Amira, pondré un campo para que estén seguras, nadie podrá ver la casa.

_Muchas gracias Irina.

Asintiendo ella se marchó, yo sólo pude volver a la casa y ver a mi pequeña dormir, eso era lo mejor del mundo, inspiraba mucha calma. De un momento a otro comenzó a moverse mucho con sus ojitos aún cerrados, me dio ternura pero justo en ese momento comenzó a gimotear, seguramente tenía una pesadilla.

_¿Qué pasa bebé?

Hablé tocándole la espalda lo que al instante sentí un golpe de electricidad, aleje mi mano de golpe, sin embargo ella se calmó.

*Vaya que niña* pensé mirándola con una sonrisa.

Estaban pasando las hora mientas leía un libro, ya casi era de noche y Irina no había vuelto, me sentía muy preocupada, debía de haber vuelto hace un buen rato, no puedo creer que se esté tardando tanto. Debo ir por ella sin embargo, ¿que haré con ella?

Me quedé mirando a la pequeña que se empezaba a despertar, quizás deba llevarla conmigo, pero quizás sea mala idea, no puedo arriesgarme. Ya se hizo de noche, y sin duda ya estaba preocupada, Irina seguía sin aparecer, pero seguía viva, ya que estaba el campo aún.

*Iré por ella, también llevaré a la beba* pensé mirando a la bebé que me miraba con una sonrisa.

Tome a la beba y nos coloque también una capa sólo que de color gris, eso nos protegería a ambas.

Por suerte tenía un pañuelo de porteo donde podía colocar a mi bebé sin tener que llevarla en brazos, esta también estaría muy calentita cosa que me daba doble beneficio. Salí hacia afuera y pude notar que caí un poco de nieve, no era suficiente como para que se acumule, pero si lo era para enfriar las cosas.

Estaba caminando por el bosque cuando vi la capa tirada de Irina, junto con algunas manzanas.

*Esto no puede ser, ¿esta bien?* me cuestione al momento que me arrodille en el suelo.

Estaba pensando que podría hacer cuando recordé el espejo que había utilizado para encontrar a Alex, podría volver a usarlo solo que no sabía donde estaba.

*Quizás deba llamarlo, a lo mejor aparece* pensé recordando a la señora.

_Espejito, espejito, yo te necesito.

Dije en forma de rima, sin embargo no apareció, cuando largue un fuerte suspiro volví a llamarlo.

_Espejito, espejito, yo te necesito, aparece por favor.

Y para mi sorpresa esta vez sí apareció, yo me quedé sorprendida, pero al instante me saque la capa y envolví a mi bebé con ella dejándolas a un costado.

Tome el espejo y comencé a preguntale donde se encontraba Irina, a lo que el espejo al instante me la mostró siendo acorralada por dos hombres, sin pensarlo más tome a mi beba, la coloque en la posición de antes junto con la capa y salí corriendo hacia donde había visto que estaba. Al llegar pude ver que un chico de cabello rubio la amenazaba con una espada mientras que el hombre de pelo negro sonreía orgulloso.

La Tirana °Editando°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora