|El espejo|

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Cuando Alex dejó de llorar por fin me volví a acercar hasta él para buscarlo e irnos al castillo, pero no me miró y tampoco me dirigió ni una palabra.

Una vez que llegamos se bajo corriendo y yo me quedé enfrente de la carroza mirando como se adentraba hacia adentro del castillo.

_¿Día duro? - La voz de Sain me hizo asustar haciendo que pegue un salto-.

_¿Qué haces aquí? Que yo sepa no debes estar aquí - Lo mire seriamente-. 

_ Tú me dijiste que me vaya del castillo, no que me vaya del alrededor del castillo - Dijo con una leve sonrisa-. 

_ Buen punto - Yo seguía mirando hacia donde se había ido Alex, ese niño no olvidaría nunca lo que dije ni lo que vio en los calabozos-.

_¿No crees que Alex está un poco distanciado de vos? - Me pregunto también notando ese detalle-.

_ Dime algo que no sepa Sain - Susurre sarcásticamente-. 

_ Tratar con niños - En ese momento caí en cuenta que él estaba diciendo la verdad, no sabía cómo tratar con niños, menos si no se trataba de torturarlos-.

_ Tienes razón, ¿ahora que quieres? ¿Una galleta como los animales? - Volví a sonar sarcástica-. 

_De verdad no sabes tratar con las personas - Mencionó moviendo su cabeza en un gesto negativo-. 

_ Deberías meterte en tus asuntos - Diciendo eso último me fui de hay entrando al castillo sin esperar su respuesta. Una vez dentro solté un profundo suspiro-.

*Quizás Sain tenga razón, no se tratar bien a las personas* odiaba admitirlo pero debía hacerlo.

Comencé a subir las escaleras sin ánimos cuando recordé lo que María hacía siempre para que me sintiera bien.

- Flashback -

_ Hija debes poder contarme que te ocurre - Me habló dulcemente mi nana-. 

_No quiero María, no insistas - Dije con mi ceño fruncido-. 

_ Pero querida, ¿cómo sabré que te ocurre si no me dices? - María tenía razón pero no quería admitirlo, menos contarle que ayer encontré un pajarito con el ala rota y no pude traerlo al castillo-.

_No es nada en serio - Respondí algo triste al recordarlo-. 

_ Pero Amira, te ves muy triste, puedes contar conmigo, no diré nada a nadie - Me prometió mirándome a los ojos-. 

_¿Puedo confiar en ti? - Pregunte para esta cien por ciento segura-. 

_Claro hija - Me volvió a prometer-. 

_ Está bien... Ayer encontré un pajarito con el ala rota, quise traerlo pero luego recordé que mis padres no me dejarían tenerlo - Conté la historia-. 

_Oh, entiendo muy bien, ¿entonces quieres cuidarlo? Podemos ir a buscarlo y cuidarlo a escondidas juntas - Me dijo con una dulce sonrisa-.  

_ Me encantaría - Sonreí yo también-.

_ Bueno, ¿vamos a buscarlo? - Me preguntó mostrándome su mano-. 

_ Sí - Ella tomó mi mano y comenzamos a caminar, yo la guíe hasta donde estaba el pájaro, pero lo que encontré fue una escena muy horrible. El pájaro estaba descuartizado por un lobo hambriento, lo peor es que este seguía con vida mientras el lobito se lo estaba comiendo. Sin poder soportar la escena comencé a gritar a lo que María tapó mis ojos.

_Ya pequeña, no es nada, juró que no es nada - Yo no respondía en mi mente seguía la imagen de hace segundos nada más, ella comenzó a caminar alejándome de la escena, cuando ya estuvimos muy lejos me destapó los ojos y yo comencé a llorar-.

_ Si lo hubiera agarrado ayer el estaría bien y vivo - Me lamentaba llorando con más fuerza a lo que recibí una caricia en mi cabeza de su parte-.

_ Pequeña, hiciste lo que pudiste, el destino es así y no se puede cambiar, sin embargo por lo menos volviste por él y eso es algo, seguramente ese pajarito agradecería que al menos volviste en su búsqueda - Sus palabras siempre eran como caricias para mí, me hizo sentir un poco mejor, quizás si tenía razón mi Nana siempre sabía que decir en momentos como éste-.

_ Gracias Nana - Dije en voz baja-. 

_De nada hija - Luego de esa charla tomó mi mano de nuevo sonriendo y comenzamos a caminar hacia el palacio-.

- Fin Flashback -

Ese recuerdo me dejó un vacío extrañamente, pero no dejaré que eso me detenga, mejor sería despejar mi mente y dejar un rato sólo a Alex.

*Mejor iré al bosque, así mi mente se despejará más rápido* sin pensarlo más salte por la ventana.

Mire para todos lados y al ver que no había nadie rompí mi vestido, así no molestaba cuando corriera, ya iban como veinte vestidos los que rompía pero no había problema, luego los hacía modificar para que quedaran ropas más cómodas, siempre quedaban algo así como bastante apropiado:

Mire para todos lados y al ver que no había nadie rompí mi vestido, así no molestaba cuando corriera, ya iban como veinte vestidos los que rompía pero no había problema, luego los hacía modificar para que quedaran ropas más cómodas, siempre quedab...

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Eran verdaderamente cómodas, sin embargo si alguien viera que una princesa se viste así diría que ha perdido la cordura.

Pero sin duda esta princesa no sólo la perdió, sino que también tiene un nuevo sentido de la libertad, era maravilloso poder correr por el bosque, eran sensaciones que no todos los sentían ni menos una princesa, cuyos padres siempre la dejaron encerrada con la excusa de que era lo mejor.

Yo quería algo más, mucho más que eso y lo conseguiría, mientras corría pensaba en todo esto hasta que a lo lejos veo una luz, me sorprendo mucho así que frenó de golpe.

*¿Qué será?* pregunte curiosa a mi mente.

Comencé a acercarme lentamente, no podía distinguir muy bien que era ya que estaba cubierto de hojas y ramas. Cuando pude sacarlo bien me quedé algo sorprendida con lo que tenía en mis manos.

*¿Un espejo?* si claramente eso era, pero la pregunta es ¿qué hace acá?

Era intrigante el por que habría un espejo acá tirado como si nada, a lo mejor no era especial y alguien lo dejó tirado, o si lo sería, quien sabe.

_ Veo que encontraste mi espejo - Una voz de anciana hizo que volteara muy rápido para encontrarme una anciana sonriendo extrañamente-.

_¿Es suyo? Se lo devuelvo, disculpe - Dije casi sin importancia, después de todo es un simple espejo-.

_ Tranquila hija, ese espejo dejó de servirme hace años, si quieres te lo regalo - Contesto de nuevo esa-. 

_¿Pero que haría yo con este espejo? - Pregunte sin entender-. 

_Oh hija, este no es cualquier espejo, es especial si lo sabes usar, con el tiempo aprenderás a usarlo y verás de lo que te habló - La mire como si se hubiera vuelto loca, luego mire al espejo sin entender. Cuando voltee para responder esta ya se había ido, no sabía de que hablaba esa señora pero admito que me dio mucha intriga-.

*Quizás deba llevarlo al castillo, de todas formas ella ya no lo usa* comencé a irme otra vez.

El espejo pesaba un poco, sin embargo con mi fuerza era como cargar una pluma, sólo te dabas cuenta de su peso cuando la dejaba en el suelo se rompían las hojas y ramas.

*Espejito, espejito, ¿qué es lo que sabes hacer?* comencé a reír sabiendo que este espejo no respondería.

La Tirana °Editando°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora