|El error más grave|

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_Señorita Amira, levante se por favor - Hablo una de las mucama esperando que su ama se levantara-.

_Deja Lina, yo me encargo - Intervino la madre de esta mirando hacía la puerta-.

_Si, señora Altaira - Respondió solamente está-.

_Ya se marchó, Amira, deja de fingir que estás dormida - Volvió a hablar con calma-.

_ ¿Cómo puedes saber que estoy dormida si no me estas viendo, solo miras la puerta - Contestó la joven que se encuentra aún en la cama-. 

_ Eres mi hija, te conozco lo suficiente como para saber que te piensas quedar dormida aquí todo el día mientras venía tu padre volvió al castillo - Dijo esta mientras caminaba por la habitación-.

_ Sabes bien que ni yo ni él nos llevamos bien, es sorprendente que seamos de la misma sangre - Contestó con cierta verdad en sus palabras Amira-.

_Eso no importa y ahora hazme el favor y usa un vestido lindo - Sin importarle lo que su hija quería esta se marcho-.

-Narra Amira-.

Diciendo eso mi madre se marchó, ella creé que a mis 21 años podré perdonar a mi padre la cual sólo he visto unas pocas veces en toda mi vida, lo odio y él a mí, es una lástima que haya heredado todo de él, mis ojos grises, pelo negro hermoso hasta el color tan blanco de mi piel.
Sin más me levanté de mi cama de dos plazas rozando con mi piel la tela suave de seda dorados.

_ Señorita, su madre me mandó a ayudarla con su vestido - Me hablo una de las mucamas que mi madre siempre mandaba para mi-.

_ Bien, Lina ¿qué vestido tiene pensado mi madre para la ocasión? - Ella no respondió mi pregunta, Lina siempre era callada, respetuosa, se limitaba a escuchar y cuando se marchaba siempre hacía una reverencia, eso lo hacen todos nuestros sirvientes muestran su respeto de esa forma y también es por nuestra posición que es más alta que la de ellos-. 

Cuando comenzó a ponerme el vestido pude notar que eran del estilo que mi madre siempre mandaba para mí.
Una vez que termino te ajustarlo en la parte de atrás, Lina, se marchó no sin antes hacer una reverencia. Sólo faltaban mis guantes tejidos de color negros y mis zapatos hermosos también.
No solía usar mucho negro pero hoy era un día en el que mi abuelo había fallecido y debíamos ir a su funeral.
No lloró por el hecho de que al ser una princesa nunca salí del castillo y  había visto muy poco a mí abuelo, por lo tanto, no cree un lazo afectivo.

*de todas formas no tengo corazón*

Sonreí al recordar que nunca llore por nada, no es mi culpa, en el castillo nunca nadie lloró, ni mi padre ni mi madre.

Comencé a bajar las escaleras, mi madre me esperaba al final, su cara estaba como siempre, sería sin ninguna pizca de emoción alguna, y a su lado estaba mi padre su expresión se mostraba fría y distante como siempre, ambos vestían muy elegantes el...

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Comencé a bajar las escaleras, mi madre me esperaba al final, su cara estaba como siempre, sería sin ninguna pizca de emoción alguna, y a su lado estaba mi padre su expresión se mostraba fría y distante como siempre, ambos vestían muy elegantes el negro les quedaba bien.

La Tirana °Editando°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora