La ridícula idea de perderte. 11

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César regresó pasadas las 2 de la mañana y su hija aún no había regresado, entonces puso en duda si era verdad lo de la cena con la oficina, esas cenas eran tediosas y uno siempre quería escaparse. Su cabeza estaba empezando a imaginar cosas que no quería.

Llegó a su habitación y Vivian estaba dormida como lo había pronosticado, se alegró que le contara eso y no se lo guardara, ser padres era de a dos, quiera o no eran un equipo para cuando se tratara de sus hijos, así como había podido compartir también su paternidad con Rafael y Mariana, siempre había estado ahí para los 3 sin dejar de lado a ninguno. Vivian era una buena mamá.

Durmió a su lado, o bueno eso intentó hacerlo porque la noticia de Carla lo había dejado un poco inquieto.

En la mañana cuando se despertó lo primero que hizo fue ir a ver si su hija estaba en su habitación y para su suerte sí, solo que cuando entró un olor a alcohol inundaba el espacio. Pensó en despertarla en ese momento para que le explicara pero se contuvo y mejor esperaría a que lo hiciera ella sola. Cuando la vio, él notó que no tenía resaca, le creyó la excusa de que su amiga había volcado alcohol en su ropa y por eso había quedado el olor en la habitación.

Su hija menor tenía gran poder de convencimiento con él, así que se lo terminó creyendo y decidieron hacer algo juntos como habían quedado la noche anterior pero con Vivian que terminó sumándose al plan.

Mientras tanto Victoria aprovechaba los últimos días de diciembre, se la pasaba saliendo con sus amigas, comprando cosas para decorar su casa, invitando a gente a pasar con ella la navidad en su casa de Cuernavaca. La verdad que era un mes tan festivo que le encantaba.

Esa mañana hacía planes para que una amiga comiera con ella ya que su marido había salido con sus hijos a dar unas vueltas. Evitó de acompañarlos porque tenía pereza de arreglarse.

En la soledad, cuando sus pensamientos se habían alejado de la rutina cotidiana pensó en él, casi una semana había pasado desde que lo vio y ya lo extrañaba, por eso le marcó para escuchar su preciosa voz que la animaba tanto. Lástima que eso no sucedió pues él no le contestaba.

Le dejó un Whatsapp.

[15/12/2015, 16:30] Victoria: Supongo que estás extrañándome tanto como yo a ti. Ya sé que competir con la playa se me pone difícil pero es que cuando estoy sola me es imposible no extrañarte. Espero que estés chambeando mucho, no te diviertas tanto sin mí. Te amo grandote. *emoji de corazones*
[15/12/2015, 16:32] Victoria: Ah y más te vale me traigas un regalo con esto de que ni tiempo de reportarte tienes.

El único problema con ese tierno mensaje que saltó en la pantalla del teléfono de César es que en ese momento se lo había dado a alguien para que lo sostuviera mientras se ataba los cordones y esa persona no era alguien de fiar, al contrario... era bastante chismosa.

Victoria sabía dónde refugiarse cuando lo extrañaba, por eso entró a Twitter y se puso a leer a todas. Bueno a todas las que podía, eran cientos y cientos de mensajes que constantemente le mostraban cuanto la amaban y cuanto importaba su presencia en este mundo. Era inexplicable a veces, pero era real y a eso no había con que darle.

Decidió subir una foto que le pareció graciosa por que se acordó del momento en que la habían tomado.

-Ya deja de rascarte el ojo, te va quedar rojo.
-¡Es que me pica! -lo hacía con más insistencia- me debe haber entrado una pestaña.
-Pero ni siquiera lo tienes rojo. A ver déjame ver. -quitó su mano para que dejara de rascarse- No, no tienes nada amor. -empezaba a lagrimearle un solo ojo porque si le molestaba- Yaaa... no llores por mí. -divertido-
-Basta baboso. -se alejaba buscando un espejo- No va haber un pinche espejo en este lugar.
-Muy normal que haya espejos en las salas de junta...
-A ver, sácame una foto quiero ver que tengo.
-¡No tienes nada mi cielo! Ven te doy un besito así se te pase. -se acercaba y entre risas le besaba los ojos- el otro también a ver si te pasa algo.
-se reía pero recibía esos besos con gusto-Me sigue picando, sácame una foto quiero verme, en serio.
-Doña Obstinación. Está bien, dame tu teléfono. -él se lo entrega- Sonríe...
-Para qué si vas a sacarme una foto de mi ojo -se reía- anda no me hagas reír. Sácame la foto.
-Ya. Mírate, no tienes nada más que pintura.
-Pero si hubieras enfocado por lo menos, me sigue picando. -se rascaba- Quizás y con uno beso tuyo más me curo.
-Sí con uno no se curó claramente soy mal príncipe.
-larga una carcajada-Prueba, ándale... un beso más no le hace mal a nadie.

La ridícula idea de perderte. #VyCWo Geschichten leben. Entdecke jetzt