Cara a Cara

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¡¿Cómo podía estar tan tranquilo?! Sus uñas estaban acabadas ya. Tenía sed, estaba mareado, quería vomitar.

-Papi, quiero vomitar.

-¿Vomitar? ¿Seguro? Toma aire, ttebayo...

Boruto lo miro con expresión aburrida mientras recibía el viento de lleno en el rostro. Himawari estaba más entretenida viendo Frozen en la tablet. Cantaba en voz baja ya que hace unos momentos, su hermano mayor le había rogado que no gritara pues estresaría a su padre.

-¿Bolt? ¿Vas a vomitar? ¿Me dejas grabarte? –le dijo colocando su cámara digital.

-... Las niñas no graban vómitos... -le regaño Hinata sin mirarla mientras se cepillaba el cabello.

Naruto rodó los ojos y encendió un cigarrillo.

-Tres... -murmuró Boruto contabilizando los que había fumado en el camino.

-¿Mejor?

-No... quiero vomitar... -ambos rubios miraron a la izquierda, en la carretera había una tienda de autoservicios, seguro había sanitarios o medicamentos. El auto descendió en velocidad y el menor no tardó en abrir la puerta y correr hasta adentrarse a la tienda una vez que se estacionaron.

-Quiero un dulce.

-Pues ve a escogerlo. –le dijo Naruto quitándose el cinturón y saliendo junto a su hija. La menor brincaba emocionada mientras se quitaba el suéter, ya estaba sintiendo el calor de la zona.

-Naruto... espérame... -Hinata salió pero no podía caminar por los altos tacones que llevaba puestos. Su esposo se giró con expresión ausente hasta que notó las miradas insanas de otros sujetos a su alrededor.

-¿No puedes usar ropa normal? –se quejó ofreciéndole el brazo para que pudiera caminar.

-Esto es ropa normal, ropa de mujer.

-Puedes usar sandalias... con florecitas... y una camisa fresca sin tener que enseñar necesariamente el busto, ttebayo.

-Vaya... -se abrazó a él. –Por primera vez, te veo celoso. –sonrió.

-No estoy celoso. –susurró cansado.

La puerta sonó al abrirla, el aire acondicionado hizo estremecer por unos momentos la piel de ambos. Himawari fue fácil de notar mientras trataba de alcanzar los chocolates. Boruto salió del baño con expresión cansada y enfermiza.

-No, reina, los chocolates te harán daño, el calor hace que te den nauseas. –mágicamente, Hinata sabia correr con tacones. Bueno, la verdad parecía más una garza recién nacida. Naruto fue con Boruto y junto su mejilla con la contraria para revisar su temperatura.

-Ven, escoge un suero para que te hidrates.

-Papá... -lo detuvo aprovechando que estaban solos. –Yo... ¿qué pasara ahora? -Naruto lo miró y acarició su cabello notando que estaba sudado. Lo cargó con un brazo y se lo llevó directo a la zona de los refrigerados. –Papá, ya estoy grande para esto. –dijo enrojecido por el gesto de su padre.

-No, para un papá nunca se es muy grande, ttebayo. –su sonrisa desapareció mientras abría el refrigerador y sacaba un suero. –Estaremos bien. Todos. Tranquilo... Nadie va a tocar a tu hermanito. –Boruto, preso de sentimientos encontrados, se aferró al cuello de su padre para esconder su lamento.

-¿Está enfermo? –preguntó Hinata apareciendo detrás de ellos.

-No, solo está asustado por vomitar.

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