.Vivir o respirar.

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La noche estaba mas fría de lo normal. Los árboles se agitaban por el viento y hacían sonidos trágicos que acompañaban la triste escena.
Naruto guardó su maleta y se regresó a la puerta donde estaban de pie Sasuke y su hijo Menma. Se resignó a despedirse mientras avanzaba a paso lento.
Primero besó a Sasuke, con ternura y cariño, tratando de mostrar lo mal que se sentía dejarlos así. Luego se arrodilló para ver al rostro de su hijo quien abrazaba un peluche de zorrito, su regalo de esta visita.
-¿Cuidarás a mamá por mi?
-... si...
-Eres el hombre de la casa por mientras.
-Si, claro. -ironizó Sasuke forzando una sonrisa para el recuerdo.
-Adios hijo. -lo abrazó con fuerza tratando de grabar sus bracitos rodeados en su cuello. -Regresaré pronto, no lo olvides.
-¿Vendrás a mi cumpleaños?
-Ahm... -el dolor era indescriptible. -Haré lo que pueda...
-Menma... -le advirtió el Uchiha.
-Si, si. -se permitió besarlo en la mejilla y se aferró a la mano de su madre cuando Naruto se levantó y los miró.
-Adiós ttebayo.

Entró al auto y encendió el motor.

-Aguanta solo un poco mas, hijo... sonríe... nunca permitas que se lleve un mal recuerdo...
-Si... -tomó aire y soportó la amargura que lo embriagaba. -¡Adios papi! -le gritó con una sonrisa para asegurarse de la paz de su padre. -... vuelve... - susurró al ya no verlo.

Y luego, ambos se encerraron en su casa y se abrazaron mutuamente para darse calor y cariño.

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Tres de la tarde.

Inicio de semana y de pedidos.

Toda la empresa, en cualquiera área que se viera, estaba igual. Naruto deseaba poder multiplicarse para atender a cada uno de sus compañeros y trabajadores. Debían estar tranquilos y al mismo tiempo, avanzar sin errores y deprisa.

Entonces, el caos se intensificó cuando la escuchó en su oficina.

-¿Hinata? -no podía creerlo, el día mas ocupado de la semana.
-Hola, Naruto... ¿cómo marco al restaurante en este teléfono? -la mujer estaba sentada en la cómoda silla de su escritorio y traía el aparato en las manos mientras picoteaba las teclas.
-Eh... no, no, no le muevas. -se lo quitó. -Este solo conecta con las oficinas ¿qué haces aquí?
-Señor Naruto, lo necesitan en el área de administración. -interrumpió la secretaria.
-Si, un momento. Hinata, hoy estamos muy ocupados ¿qué necesitas?
-Yo solo vine a ver a mi esposo. -le reprochó. -Y los niños esperan ver un momento a su padre.
-¿Qué? -quiso burlarse pero reprimió sus impulsos. -Hinata, Himawari ni me ah saludado estando a lado tuyo. -y era cierto, pues la pequeña estaba mas ocupada en un juego del celular que en observar qué ocurría a su alrededor.
-Si, pero eso se debe a que tu nunca tienes tiempo.
-¡¿Eh?! -alzó una ceja confundido, eso si que estaba fuera de contexto.
-No debes ser así con los niños... -se levantó de la silla y caminó hasta quedar frente a su esposo. -Me preguntaba... si... -sus manos acariciaron el pecho de Naruto y subieron lentamente hasta su cuello para colgarse de él. -Si... ¿me das tu número de cuenta empresarial?
-¿Mi... cuenta? -y él pensando que quería amor... -No puedo hacer eso... es de la empresa...
-Yo también soy propietaria.
-Si, pero quieres hacer mal uso de ese dineral...
-Naruto.
-¿A ver... para qué lo quieres?
-Solo es un préstamo.
-¿Ocupas dinero? Dímelo y te doy del mio...

-Señor Naruto...

-Un momento.
-Yo no ocupo dinero.
-¡¿Entonces?!
-Una amiga de mamá quiere iniciar una empresa y ocupa...
-Alto, alto, alto. ¿La misma que te pidió para la tienda de ropa, la abarrotera, diseños y sabe qué mas?
-Naruto. -ya sabía que estaba perdida.
-No. -se giró para ir a sus pendientes.
-¡Eres un egoísta!
-No voy poner mi empresa en juego. -la miró una última vez haciéndola callar. -¿Dónde esta Boruto?
-No lo sé. -contestó mostrándose ofendida.
-Hinata...
-¡Es tu hijo! ¡Nunca le haces caso! ¡¿Por qué no me escuchas?!

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