.Aquí y allá.

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-Primero que nada, quiero agradecer a todo el equipo de trabajo que hizo que este cierre de año fuera un éxito ttebayo. Haganme el grandísimo favor de felicitar a sus proveedores y al área de producción. Disfruten de sus vacaciones y nos vemos en unos dias.

Todos aplaudieron contentos, sobre todo por el último mandato de su jefe.

-¿Te irás a la reunión? -preguntó Shikamaru, un gran amigo suyo, siguiéndolo en el camino hacia las oficinas corporativas de la empresa.
-¿Ah?
-Si, ya sabes... la reunión...
-Ah, si... si, mañana temprano. -dijo tratando de ocultar su sonrisa, tomó su maletín negro y guardó varios documentos en él.
-¿Cuándo regresas?
-... pues al día siguiente... en la noche.
-¿Tan poco tiempo?
Naruto lo miró, sonrió amargamente y caminaron a la salida de la empresa.

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Su vida estaba dividida en dos. Amaba su empresa, herencia de su padre y pasión de toda una generación, todos los días se esforzaba por tener el mejor porcentaje en ganancias sin descuidar hasta al mas pequeño de sus trabajadores.

Sin embargo, al llegar a casa, la alegría con la que saludaba y manejaba su vida, pasaba a ser leyenda.
Cuando un hombre esta cansado, las cosas dejan de tener sentido y el esfuerzo parece ser solo para los mas fuertes. Naruto ya no tenía fuerzas...

El auto se estacionó y no pasó mucho tiempo para que la puerta principal se abriera.
-Ya llegué...
-¡Dámela, es mía!
-¡Basta, todo lo quieres para ti!

Que estrés...
Naruto se encontró con el par de niños que tenía por hijos, ambos peleaban por una miserable tablet, el perro seguía ladrando y la televisión estaba con el volumen a todo lo que podía.
Ruido, era demasiado ruido...

-Naruto.
-Hola, Hina...
-Me rechazaron la tarjeta ¿puedes ampliarla? -le preguntó interrumpiéndolo.
-... si, claro. En un momento. -la vio irse a su habitación. -Hola, esposo ¿cómo te fue? -se quejó aprovechando que nadie le prestaba atención. -pues bien... hoy cerramos las ventas...
-¡Viejo de mierda! -apareció su primogénito corriendo frente a él sin detenerse. -¡Himawari me quitó la tablet!
-Boruto... ¿cuántas veces te voy a tener que pedir que me digas papá?
-Siempre me quita todo. -se quejó apuntando hacia su hermana.
-Himawari... -habló sin ganas. -Hija, puedes jugar con tu hermano, compartan las cosas...
-¡No! -hizo un puchero y siguió picoteando la pantalla.
-... ¡¿ves?!
-Ten, usa mi celular. -se lo dio y siguió caminando hasta la cocina. -Veamos...
Al principio, eran una gran "pareja" aburrida, luego llegó su hijo Boruto a alegrarle su rutina pero Hinata no estaba preparada del todo para ser mamá y se convirtió en un caos al llegar la pequeña Himawari, consentida y berrinchuda a mas no poder.

-Naruto... -habló Hinata asomándose a la cocina. -no hay de cenar ya...
-Si, es lo que veo... ¿salimos a cenar ttebayo? -ya sabía la respuesta.
-Ya cenamos nosotros. -y se iba a su habitación.
-Claro... -aburrido y agotado tomó las galletas de la alacena y se sentó en el sofá. Tomó el control remoto para buscar algo mejor y de paso, bajarle al volumen.
-¡Yo la estaba viendo!
-¿Eh? pero si estas en la tablet ttebayo. -le contestó confundido.
-Pero también estoy viendo la tele...
-Deja que vea algo ¿va? -siguió cambiando los canales y le dejó al ver una película de acción. Abrió el paquete de galletas y se metió una a la boca.
-¡Esas galletas son mías! -Gritó la pequeña arrebatándole el paquete de las manos.
Naruto se levantó sumamente molesto y le tomó de la mano.
-¡Que sea la última vez que me haces algo así! -le gritó con voz ruda y asustándola.
-Naruto... -a Hinata no le salía eso de gritar pero el tono ayudó a Naruto a reconocer su molestia. -Son tus hijos, no debes gritarles así...
-¿Qué no ves como me esta tratando?
-Pero esta chiquita, dale sus galletas.
-Es increíble... -soltó la caja y se fue a la habitación para hacer su maleta.

La Otra FamiliaWhere stories live. Discover now