Secrets

1.4K 145 68
                                    

CAPÍTULO 48

PENÚLTIMO CAPÍTULO

Punzadas de dolor comenzaban a hacerse presentes en mí. Alonso y Alan reían al igual que Bryan debido a la caída de Freddy. Jos aún seguía con la vista en su celular sin prestar atención a lo ocurrido.

Junte todo el aire que pude y por fin me decidí a hablar.

—No es agua—susurré. Freddy, Alonso, Alan y Bryan voltearon a verme—. Se me acaba de romper la fuente—pronuncié con la voz entrecortada.

Estaba asustada. Los cuatro chicos palidecieron y adoptaron una cara que en otra ocasión me hubiera dado risa. Jos con lentitud levanto la vista de su celular y su rostro era un poema lleno de demasiadas emociones. Todos se quedaron quietos y aquello me molesto, ya que las punzadas de dolor solo se incrementaban con cada segundo que pasaba.

—¡¿Qué están esperando?!—grité desesperada sacándolos de su trance—. ¡Se me rompió la fuente! ¿Quiere alguien llevarme a un hospital para tener a mí bebé? ¡Esto duele! ¡Hagan algo!—grité molesta.

Mis gritos ocasionaron que a Jos se le cayera el celular de las manos. Todos parecieron reaccionar pero sólo tropezaban y decían cosas sin sentidos. En ese momento esos cinco chicos eran un completo desastre y fueron las últimas personas con las que deseé estar.

—¡Dejen de caminar de lado a lado y hagan algo!—grité—, ¿No lo entienden? ¡Él bebé nacerá!—grité tomando el brazo de Jos para que parara de caminar.

—Pero..., aún no cumple los ocho meses—me informó preocupado.

—Oh, ¿No me crees?—pregunté histérica—. Estos dolores son muy reales, Jos, y esa "agua" con la que Freddy se resbaló vino de mí. No me importa si no tengo ocho o nueve meses, ¡Él bebé nacerá ya!

—¡Un auto!—gritó Bryan.

Todos salieron al auto, pero se olvidaron de mí.

—¡Jos!—grité.

—¡Lo siento, lo siento!—se disculpó regresando por mí.

La situación en aquel auto me estaba poniendo los pelos de punta.

Alonso iba de copiloto y Alan conducía mientras Bryan y Freddy iban atrás dándome aire con una revista. Jos se aferraba mi mano y yo comenzaba a sentirme demasiado débil.

—Se suponía que esto no debía pasar. Al menos no así—le informó Freddy a Bryan en voz baja.

Era cierto, yo tendría que estar en Guadalajara, contar con nueve meses de gestación y tener una cesárea.

—Respira, cariño. Respira—repitió Jos una y otra vez. Yo sólo apretaba su mano y la mandíbula para evitar gritar.

—¿Por qué no llegamos aún?—pregunté en medio de jadeos.

—Hay algo de tráfico, pero ya casi llegamos—me informó Alonso.

—Aguanta un poco más—me pidió Alan preocupado.

El dolor se sentía como una plaga que se propagaba por todo mi cuerpo.

—¿Qué vamos a hacer? Hugo no está aquí—dijo Freddy.

—El bebé no esperará por Hugo, yo tampoco—le informé apretando los dientes.

Al llegar a la clínica me subieron a una silla de ruedas y no solo tenía contracciones, sentía que mi cabeza explotaría. Mi miedo empeoró cuando un líquido carmesí descendió de mi nariz. Estaba aterrada. Hugo no estaba, lo que significaba que nada de lo que habíamos planeado sucedería. Mi bebé nacería con tan sólo siete meses y medio. No podrían hacerme cesárea, el bebé necesitaba salir con mi ayuda. Aquello no podía ser peor. Mi presión cardíaca estaba elevada, mi cuerpo dolía y en mis oídos sonaba un pitido que no se detenía. Jos desapareció de mi vista y de un momento a otro ya me encontraba en la sala de parto.

Secrets | CD9Donde viven las historias. Descúbrelo ahora