Feliz cumpleaños

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CAPÍTULO 35

Me encontraba en el aeropuerto de la ciudad de México para celebrar con mi ángel nuestro primer año de novios. Apenas estuve lo suficiente cerca de él y me le lancé encima mientras esparcía besos por todo su rostro.

—¡Rivera!—grité mientras acortaba el camino entre ambos. Él solo sonrió.

—Te extrañé—me informó mientras me abrazaba y olfateaba el olor de mi cuello.

—Y yo a ti—respondí serenamente.

De la nada unos flashes de cámaras fotográficas deslumbraron mis ojos

—Ven, vámonos—dijo Jos tomando mi equipaje con rapidez y más flashes alrededor de nosotros nos impidieron el paso.

De un momento a otro preguntas interesantes y tontas eran ejercidas por periodistas sin parar. Jos contestaba algunas mientras yo sólo sonreía. Hubo un momento en el que un periodista me empujó y aquel movimiento fue tan brusco que sentí que mi cabeza estallaría por la presión. De mi nariz salió aquel liquido carmesí y un mareo se apoderó de mí. 

—¿Te encuentras bien?—preguntó Jos al instante, preocupado por lo que me ocurría mientras caminábamos con cautela hacía su auto.

—Sí, sólo fue un accidente—respondí. Él negó con la cabeza y lo tomé fuertemente del brazo. 

El enojo en su rostro fue evidente y seriamente exigió respeto y privacidad. Un par de flashes deslumbraron mis ojos antes de que su petición fuera aceptada. Entramos en su auto y limpié mi nariz con un pañuelo que él me dio.

—Accidente que espero no vuelva a ocurrir—respondió molesto mientras se colocaba el cinturón de seguridad—. Lo siento, fue mi culpa. Me aseguré cientos de veces de que nadie me estuviera siguiendo al venir por ti, si le hubiera hablado a los guardaespaldas...

—Jos, ya pasó—dije tratando de tranquilizarlo mientras colocaba una de mis manos sobre su muslo y él soltó un suspiro.

—Detesto este tipo de cosas—me informó—. Necesito privacidad y un descanso en Berlín junto a ti—rió y asentí con la cabeza mientras depositaba un beso en su mejilla.

—Lo sé, eso sería genial—le informé.

El camino a su casa fue satisfactorio, nos pusimos al tanto de nuestras vidas y cantamos las canciones que se reproducían en las bocinas de su auto. Al llegar, como todo caballero abrió mi puerta ofreciéndome su mano con una encantadora sonrisa. Colocó una de sus manos en mi cintura mientras con la otra acariciaba mi rostro, acercó sus labios a los míos y susurró:

—Feliz aniversario, cariño

Me besó y los insectos voladores dentro de mí nunca faltaban cuando sus labios me tocaban. Esa sensación de no querer parar siempre estaba presente, el fuego y esa chispa que existía en cada beso nunca se apagaba. Eso y más me encantaba de nuestra relación.

—Feliz aniversario, ángel—respondí sonriendo y besé cortamente sus labios.

—El primero de muchos—me informó tomando mi mano y dándome una vuelta, como si estuviéramos bailando—. Esto es para ti—dijo detrás de mí y colocó un guardapelo alrededor de mi cuello.

—Jos, no tenías que...—dije casi atónita mientras acariciaba el guardapelo con mis dedos.

—Sí, tenía—me interrumpió y dí media la vuelta para quedar frente a él—. Mereces esto y mucho más—sonrió—. Además, así podrás tener una parte de mí contigo en todo momento—dijo indicándome con la mirada que abriera el guardapelo. Dentro se encontraba una foto de nosotros—. Tal vez no es mucho, pero...

Secrets | CD9Donde viven las historias. Descúbrelo ahora