(Hola a todos!! Vengo con una nueva historia Toll, espero les guste y le den una oportunidad, ya la tengo bastante avanzada por lo que pienso actualizar rapido, tambien dependera si tengo lecturas o no... {inserta emoji nervioso} pero bueno, aca va de igual forma. Saludos a todas)
Una noche más de sábado, Tom Kaulitz y sus amigos caminan por las heladas calles de Berlín en dirección al club más candente de la ciudad.
Hace poco lo abrieron y todo aquel que se considere importante debe entrar para ser parte de esa noche llena de luces, sexo y popularidad.
Hacia solo unos días que el Club "Play Hard" se había inaugurado, un club de música electrónica al cual todos querían entrar. Pero claro, el código de admisión era estricto, y no cualquiera podía disfrutar de la música y las orgias que sucedían adentro.
Claro que Tom y sus amigos son viejos conocidos de todos los porteros de cada club de la ciudad, por eso entran sin problemas, sin filas y sin sobornos.
Todos se ven relucientes y maravillosos en sus abrigos oscuros y guantes de cuero para evitar el frio que azota las calles.
Tom viste un abrigo negro largo hasta las rodillas, un pantalón jean gris oscuro con zapatillas negras y una bufanda, su cabello oscuro recogido en una coleta y una ligera barba recortada dándole ese aire rebelde que tanto les gusta a las chicas.
Georg y Gustav también visten algo parecido y juntos forman el grupo más candente de chicos de esa noche.
Tom nunca tuvo problemas con las mujeres, todo lo contrario, era tan atractivo y sensual que las chicas le caían en manada y el rara vez despreciaba a ninguna, excepto si esta salía de su estándar típico de belleza femenina.
Tom disfrutaba de las chicas delgadas y altas, con cabellos largos y sedosos, rubias de preferencia.
Entre más plásticas mejor, si tenían varias operaciones encima era buena señal de que había un par de tetas enormes que apretar.
Claro, el nunca se enamoraba, era su regla número uno, las llevaba a la cama y al día siguiente inventaba alguna excusa para librarse de ellas, normalmente era Georg el que le ayudaba en esos casos, solían inventar excusas tontas, pero eran tan convincentes que siempre funcionaban y las chicas terminaban creyéndole.
Esa noche no sería la excepción, no hacía falta ni moverse, con una de sus sonrisas seductoras y las chicas caía rendidas a sus pies.
Georg y Gustav también solían llevarse algunas a la cama, ninguno de los tres tenía interés en nada serio, ¿Por qué habrían de tenerlo?
Eran jóvenes, guapos y llenos de vida. El amor era una tontería para perdedores.
¿Para qué comprar la vaca si ya te tomaste la leche?
Ese era su lema.
Los tres llegaron a la entrada del club y como era de esperarse sin pedir permiso se colocaron casi enfrente de la larga fila de gente que llevaba horas esperando.
Los porteros del club inmediatamente reconocieron a Tom y los saludaron efusivamente, un segundo después de que les abrieron la cortina del pase, un chico que estaba en la fila comenzó a protestar y se acerco a ellos.
Tom volteo a verlo fastidiado, era un joven menor que él, pero con un look bastante extraño, vestía casi todo de negro y llevaba maquillaje que lo hacía lucir un tanto femenino, su cabello corto peinado con un tupe elevado y los costados casi rapados, piercings y joyas exóticas.
Llevaba solo una chaqueta de cuero ajustada y Tom se pregunto si no estaba muriendo de hipotermia con esa ropa tan desabrigada en una noche típica de invierno Alemana.
Sin embargo no le dio mayor importancia y volteo dispuesto a entrar al club.
-"Hey!! Esto no es justo!! Mi amigo y yo llevamos horas esperando entrar. ¿Cómo es posible que este grupo de engreídos entre así sin más?" reclamo el chico vestido de blanco al portero del club.
Tom y sus amigos voltearon a ver al chico y casi se rieron con burla de sus reclamos.
¿Acaso este novato no sabía quiénes eran ellos tres?
Decidieron ignorarlo y se dieron la media vuelta dejando al chico hablando y reclamando solo.
Frustrado el joven no tuvo más remedio que regresar a donde lo esperaba su amigo en la fila.
-"Malditos niños ricos!! Se creen mejor que el resto por ser mas estirados que una tabla..." comento molesto.
-"Vamos Bill, no te calientes la cabeza con esos idiotas, mejor ponte en la fila antes que nos saquen a patadas de aquí." Contesto Andy con su normal buen ánimo.
-"Ya no quiero entrar a este maldito club Andy, mejor vamos al bar de siempre, ahí no está lleno de gente desagradable y superficial que solo busca sexo." Dijo Bill tomando a su amigo de la mano.
-"Ah... otra vez perdimos dos horas por tus caprichos Bill, pero haremos lo que tu digas..."
Andreas siempre tenía paciencia para su extravagante amigo Bill Trumper, y así en la nevada noche de Berlín ambos se dieron la vuelta dejando libre su lugar en la fila del club.
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Adentro del club, Tom y sus amigos hacían de las suyas, los tres estaban de pie recostados a la barra, sosteniendo una bebida en sus manos, ya sin sus abrigos se podía ver los elaborados trajes que solían vestir, elegantes pero sin dejar de ser juveniles y sexys.
Un grupo de chicas estaban frente a ellos, bailándoles de forma sensual y algo descarada, una arrimándose a la otra mientras que la tercera les tiraba miradas seductoras a ver si lograban llamar la atención de los chicos más guapos del club.
Tom y sus amigos disfrutaban de este tipo de atención, no por nada eran los solteros más codiciados de la zona. Georg un aspirante a empresario y Gustav un prometedor abogado.
Tom era el único que no tenía tan claro su panorama, solo sabía que le gustaba la música y quería ser famoso. El dinero no era un problema para él, pues sus padres eran millonarios que cumplían con cada uno de sus caprichos.
En eso Tom comento algo a Georg y ahora habían decidido darle algo de atención al grupo de chicas que les pedían sexo de forma no muy discreta, solo una sonrisa coqueta era necesaria, Tom no tenía que esforzarse por nadie, nunca lo había hecho y no pensaba hacerlo tampoco.
Mientras ellos veían como el harén de chicas se tocaban la una a la otra, una de ellas accidentalmente choco con el hombro de su amiga golpeándose el labio contra sus dientes, sin remedio comenzó a sangrar y todo el show se deshizo.
Lejos de tratar de ayudarla, Tom y los chicos comenzaron a reírse sin piedad, logrando que las chicas salieran avergonzadas con destino al baño.
-"Perdedoras..." comento Tom riendo y volteo a ver a otro lado.
-"¿Sera que algún día dejaras de ver a las mujeres como carne de una noche Tom?" pregunto Georg.
-"No Georg, eso no pasara. Las mujeres y el amor son una pérdida de tiempo y dinero. Yo tengo otras prioridades y créeme que no planeo formalizar nada en mucho tiempo."
-"Yo apoyo a Tom, para que tener solo una cuando podemos tenerlas a todas y sin ningún compromiso." Comento Gustav mientras sorbía otro trago de su coctel verde.
-"Exacto!! Mi amigo Gustav aquí presente sí que me entiende." Sonrió Tom dándole un abrazo de hombros a Gustav.
-"Chicos, yo no he dicho lo contrario, soy demasiado hermoso y sexy como para privar al mundo de mi belleza." Agrego Georg arreglando su cabello.
-"Chicos, voy al baño, vuelvo enseguida." Les dijo Tom dirigiéndose al lavabo.
Ese club tenía la particularidad de que los baños eran para ambos sexos, pero era apropiado para el tipo de lugar que era.
Así que cuando Tom salió del cubículo una hermosa chica estaba arreglando su cabello y retocando su maquillaje.
En ese momento sonó la canción preferida de Tom y este comenzó a tararearla mientras lavaba sus manos y luego arreglaba su corbata.
-"Linda voz!" Comento la chica encantada de la presencia de Tom.
Este volteo a verla aflojando el nudo de su corbata.
Le sonrió y sin tapujos contesto.
-"Lindas tetas!"
La chica se sonrojo levemente pero entendió rápidamente de que iba la noche.
-"Hola Guapo, Me llamo Ría ¿Vamos a bailar?" le dijo ella.
-"No hermosa, no vamos a bailar, vamos a ir a mi departamento."
Contesto Tom tomándola de la cintura y dándole un beso fogoso y repentino.
Ella no se resistió y así de fácil, Tom había cumplido su objetivo de esa noche.
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