Capítulo III

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La noche está tranquila y podría decirse que no tan calurosa.

Manejo la última cuadra hasta llegar a casa lentamente, temiendo encontrarme con algo muy Goodman.

Son ya casi las siete de la tarde y no he parado de recibir llamadas en el teléfono. Claro que con todo el tema de Alexandra la gente se sensibilizó mucho y comenzó a prestarme el extra de atención que antes se encontraba perfectamente inexistente. Las únicas personas con quienes me encontré a gusto conversando fue con Conor, Ronan, la profesora Thompson y Bobby.

Hablar con Bobby después de dos semanas de no hacerlo se sintió agradable. Le prometí una visita a Portugal para fines de este año o en su defecto, a principios del año que viene. Se lo escucha tan alegre que transmite esas ganas de sentirse así.

Cuando hablé con la profesora Thompson y le dije que no haría nada como festejo de cumpleaños, me invitó a tomar un café mañana por la mañana. Sé que no me encuentro cómodo saliendo a otro lado que no sea el consultorio de la doctora, el jardín o la casa pero insistió con que tenía una importante noticia que darme.

Por otro lado quedé en ir a visitar a Conor y Ronan, parece ser que remodelaron el pub y quieren que vaya a conocerlo a fines de agosto. No estoy de humor para salidas nocturnas aún y menos recorrer esos espacios que solía recorrer con ella pero supongo que es hora de prestarle una vistita corta al mundo exterior. Y si no lo hiciera, los Goodman me obligarían a hacerlo. Supongo que podré soportarlo.

Estaciono y mientras salgo del automóvil noto las luces prendidas de la casa. Todo normal hasta ahora. Sitúo la llave en el cerrojo y la puerta se abre sin que yo hiciera ningún tipo de esfuerzo.

-¡Llegó el cumpleañero!- Dice Florence con extrema alegría alzando una mano en el aire.

Ingreso y lo primero que viene a mi olfato es comida casera. Me hundo en sus brazos entre sonrisas y lo veo a George de pie. Ahora también huelo rosas, el perfume de Florence es muy delatador...casi como sus alhajas.

-Feliz cumpleaños hijo- Me dice con una gran sonrisa.

Florence me besa exageradamente la mejilla y entonces camino hacia él. Nos abrazamos y recién ahí puedo observar las decoraciones que colgaron. Guirnaldas, globos y mi nombre en letras flotantes. Guau, exagerado pero apreciado.

-¿Tienes hambre?- Me pregunta Esther mientras ingresa al comedor con una olla delatadora.

-No me digas- Digo algo emocionado.

-Si lo es- Me responde sonriente- Mariscos, patatas y tu salsa preferida.

-Eres genial.- Le digo tomándola del hombro antes de que vuelva a la cocina a buscar más cosas.

-¿Cómo te ha ido hoy?- Me pregunta George.

-Lo de siempre...manejar, comer y dormir. ¿Y tú?

-Nada nuevo...sólo 'trabajo'- me dice con una pequeña mueca.

Florence sale de la cocina con dos botellas de vino, una en cada mano y las sitúa en la mesa.

-Vaya...gracias.- Les digo mientras nos sentamos en nuestros lugares de siempre en la larga mesa del comedor.
George me sonríe y Florence abre el vino sirviéndonos en esas elegantes copas, de que solo sacan de en ocasiones importantes.

-20 años James.- Me dice Florence entusiasmada.- ¿cómo te sientes?

-Viejo.- Le respondo acomodándome en la silla.

-Oh, cállate- Me responde George señalándome con el dedo, antes de dejar salir de entre sus labios una gran sonrisa.

Reímos los tres y fijo mi mirada en el plato.

Una canción para Alex - II libro de Más allá de la realidadDove le storie prendono vita. Scoprilo ora