GRULLAS DE PAPEL (Levi X Eren/ Riren/ Yaoi)

Expediente del dolor II

Los ordenadores del edificio destruido dejaron de zumbar, Petra fue levantándolos uno a uno para tirarlos al patio. La hija de Mikasa no dejaba de seguirla haciéndole preguntas de todo tipo que no irritaron en ningún momento a la ojimiel.

Los androides no sienten.

Si seguían así, el lugar más apartado del edificio estaría más habitable. Un refugio donde nadie  podría encontrarlos.

  Levi sacó todos los muebles rotos de la oficina central y puso unos cobertores gruesos en el suelo para que Eren pudiera descansar. No tenían camas.

Se sentó a un costado del suelo, doblando las rodillas, para acomodar la laptop y la cabeza de Eren de manera agradable sobre sus piernas. Acarició la mejilla del menor, su respiración imperturbable no le extraña pero la venda del ojo era incomoda a la vista.

El ojiverde llevaba un parche grande manchado por algunas gotas de sangre,el ojo que le extrajeron sanaría en unos días, su cuerpo en unas horas, pero el daño se encontraba dentro.

Tratando de concentrarse en otra cosa para no quebrar la poca cordura que le ordenaba volver allá y hacer añicos los cuerpos muertos de esas ratas que se atrevieron a tocar a Eren.

Enojado, encendió el monitor buscando algo de información.

De vez en cuando sentía un ligero temblor de parte del castaño que soñaba, entonces solo tenía que poner la mano sobre su cabeza y susurrarle que   estaba a salvo.

Se concentró para leer ese documento. El mismo que Grisha Jaeger y las computadoras abandonadas dejaron con una contraseña imposible que Levi supo derribar, se paseó por los archivos cerrados y escritos en código.

Encontró el diario del doctor, escrito en una pagina de Word sencillo que no tuvo que decodificar. Pero identifico el espacio de tiempo...siete años.

Todo escrito con rapidez.

Y recordó que una vez se preguntó quién era Eren Jaeger.

Hubiera deseado nunca encontrar esa respuesta.

Ƹ̴Ӂ̴Ʒ

Grisha Jaeger era un doctor, un científico, un hombre de ciencia. Uno entre tantos que fueron contratados para buscar la cura de la enfermedad que se diseminaba con rapidez impidiendo que las mujeres fueran fértiles.

El mundo estaba extinguiéndose.

Le asignaron un grupo de personas. Seis entotal, todas sanas y con una probabilidad de vida de veinte años a causa de varias razones patológicas.

Grisha se encargaría de encontrar la cura, sus demás compañeros buscarían algo para alargar la vida.

Entonces la conoció.

Ella no tenía nombre, sobrevivió muchos embarazos frustrados y cuando la desecharon Grisha decidió conservarla

La llamo Carla.

Sabía que ella viviría siete años como máximo, si seguía medicándose como hasta ahora. Solo por eso no se rindió, no era el trabajo o la supuesta cura para la vida humana.

Era ella.

De esa forma comienza el diario de una persona sin corazón, pero sobre todo esto le mostrará a Levi el origen de todo.

......

Los compramos por docenas.

Niños, hombres y mujeres. El gobierno facilita un centenar a los laboratorios, y a partir de entonces dejan de ser humanos.