Idiota

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Durante la hora del recreo, Marinette se quedo sola en la clase intentando terminar de vestir los maniquíes con la ropa y los accesorios. Solo faltaban las orejas y la cola, pero parecía lo más fácil. Esperaba sorprender a todos. Aprovecharía para empezar con todo aquello desde el momento que empezaban a ensayar la primera canción. 

- ¡Es perfección pura, Marinette!- Alagó Nino al entrar con su mejor amigo- Y con esto todos podrán bailar tan tranquilamente. 

Creyó que había desayunado aquellas galletas que se publicitaban tanto de "energía mañanera" porque no entendía tanta vitalidad. Sentado al lado de Alya, corregía cada milímetro mal acabado. Para gusto de Marinette, esa canción era comercial pero fácil de montarle una coreografía absurda. La idea de Nino era sencilla: todos ensayarían las mismas canciones y luego en los ensayos en el escenario grande harían los arreglos finales. Estuvieron empeñados hasta la hora en el que tocó el timbre. Cada uno cogió el conjunto que Marinette había puesto y se fueron marchando. Ella decidió hacer tiempo, pues sabía que el gorila que tenía como chofer no iba a esperar mucho. 

- ¿No vienes?- preguntó Alya, a lo que le dijo que se adelantara ella. Cuando la profesora fue a cerrar el aula, tuvo que abandonar. 

Nada más salir, miró a todos lados, sobre todo el camino a su casa. Al ver que no había nadie, dio marcha a paso ligero. Entró en la panadería, lo primero que quiso hacer era dar la vuelta, pero su madre la paró en seco. 

- Mira quien ha vuelto, Marinette- en esos momentos no sabía si querer u odiar- Adrien ya me ha dicho que tenéis que hacer, así que no tardéis mucho. Os esperaré con unas galletas para que hagáis los deberes tranquilos

Odiaba reconocer que era la cosa más importante, pero odiaba más que así tuviera una escusa para poder ir juntos a la tienda. Marinette se moría no solo de la vergüenza, los nervios también la traicionaban. No quería hablar, pero Adrien no estaba dispuesto a dejar las cosas así.

- Venga mi lady, dime que te molesta- Le preguntó después de comprar todo el relleno

- No me llames así en la calle, Adrien- repetía ella- Y estoy molesta porque no hayas respetado la identidad civil

- Si fui yo el primero en revelarlo- se quejó como un niño pequeño- ¿Te gusta otra persona? ¿Un chico? ¿Es muy guapo? ¿no será Nath?

- Calla y ayuda a subirlo a mi habitación. Te tendrás que quedar a hacer los deberes, mama habrá hecho galletas como para parar un tanque. Creo que quedará un poco de Brie para Plagg

El chico parecía muy emocionado por aquello. Entraron en la casa donde la madre los recibió al igual que el padre, que se veía muy contento por ello. Tuvo que apartar de su escritorio varias cosas para dejarle un hueco. Dejaron las galletas encima de la cama, pero el queso no tuvo tanta suerte pues el kwami se lo comió nada mas verlo. Entre los dos hubo coordinación perfecta para poder terminar las cosas a tiempo. 

- Tus padres son buenos cocineros- intentó abrir conversación, haciendo que ella riera. Era obvio que era buenos cocineros, si no, esa tienda no existiría.- Por fin te veo reír, mi lady

- Gato idiota- maldijo dando un suave golpe en su hombro- Dices cosas demasiado obvias

- Solo intento saber porque mi heroína favorita me odia. ¿No te gusto como civil o soy demasiado irresistible?

- ¿Cómo te puedo gustar como civil?- le preguntó de pronto, sorprendiendo al rubio- Mírame: Marinette Dupain-Cheng, la chica que no dice más que estupideces y tiene una mala suerte increíble

- Ya se cual es tu problema: te infravaloras- ella miró asombrada- La única que se vio capaz de quitarle el puesto de presidenta a Chloe, quien siempre va a intentar ayudar a alguien, buena diseñadora... ¿te crees que me olvidaría de lo que hiciste por Mylene o Juleka? A diferencia de ti, solo soy una cara bonita

- Tu me gustabas- le reconoció al final- Y mucho

- ¿Ahora no?

- No se...

Estaba peligrosamente cerca. Ella quería retroceder, pero el borde de la cama alertaba que no. La Marinette de hacía dos días hubiera deseado ese momento, pero ella no sabía. Se convenció a si misma que era solo por Ladybug, y no por Marinette. Deseo que su madre abriera la puerta de su habitación, o su padre, pero nadie llegaba a rescatarla. Ni un akuma de Hawk Moth. Tikki y Plagg (un poco asqueado) miraban la escena. Era una idiota. 

- Tengo que terminar las orejas- rompió la escena al ver la tela amarilla. Era una escusa creíble que frustraba demasiado a Adrien. Los kwamis solo supieron decepcionarse

- Te ayudo

- Deberías irte a casa. No quiero que tu padre piense mal

- ¿Y perderme otra cena familiar? En mi casa como solo, aquí, a parte de que la comida esta deliciosa, esta mucho más cálido

Sonrió enternecida y le dejó rellenar las partes que ella terminaba de coser para que pudiera pegarlos. Fue una tarea que hicieron escuchando las últimas canciones de Jagged Stone. Ella le repetía que no echara demasiado, pues podía estropearlo todo. A falta de dos tuvieron que parar, pues la cena ya estaba hecha y la madre aseguraba que ya había llamado a casa de Adrien y después de insistir logró que se quedara. No podía marcharse sin probar los panini especiales del padre de Marinette. 

Se despidió de ellos cuando Natalie llamó a la puerta, al poco de que hubieran cenado. Se despidió de la familia y entró en coche. Para mala suerte de ladybug, insistía en hablar más. Pero no podía negar que le gustaba. 

- Tengo unas cosas muy graciosas que contarte, Adrien. ¿Te acuerdas de aquella vez en San Valentin? 

Dream HouseWhere stories live. Discover now