—Okey, siendo entonces todo suerte Jack, nos hablaremos cuando sepas algo. Adiós.

Bajó del auto hacia las calles vacías de aquel barrio maltratado y silencioso. Camino por los callejones apestados de olores extraños para llegar al pequeño lugar en donde debía encontrar al hombre llamado Víctor.

Tal como se había planeado a los pocos minutos veo como un hombre vestido con una sudadera y una gorra se apoya sobre la pared de una casa abandonada. Coincidía con la descripción que había dado Will ahora solo necesitaba acercarme.

—¿Qué hace un tipo como tú por aquí? —la gruesa voz de Víctor me intimida.

—¿Sabe qué es estar sin trabajo y con un montón de facturas por pagar?

—¿Busca dinero? Pues vete aquí no encontrara más que una muerte segura

Era bastante directo, como me lo habían advertido.

—Solo busco trabajo.

—¿Trabajo? —Víctor se ríe con ganas—. Mire es el primero que viene hasta a mí buscando trabajo.

—No busco trabajo con usted —tenía que ser cuidadoso con lo que decía o si no todo sería un fracaso—. Me refiero a que sí sabe de alguien que me pueda dar trabajo. Haría cualquier cosa por tan solo unos centavos —hago por ser acentuar la parte de "cualquier cosa"

—Tu acento no es inglés ¿De dónde eres?

Directo y se da cuenta de las cosas rápido. Sí, es el Víctor del que me hablaron.

—De Estados Unidos. Vine aquí por la única familia que me quedaba falleció. No tengo nada ahora y necesito trabajo para poder mantenerme al menos por un rato y luego irme.

—Sabía que era estadounidense. Tiene el mismo acento que mi jefe —¿Hablará de Cullen?

—¿Trabaja? —todo está planeado menos las conversaciones, claro, todo depende de mí en lograr conseguir que todo salga bien.

—Supongo que hable de más. Pero si, trabajo y no le incumbe en que.

—Necesito ayuda ¿Usted no puede ayudarme? —cruzo los dedos.

—Amable pero no caritativo. Así que vete a pedirle ayuda a alguien más.

Víctor se aparta y me limito a quedarme en mi lugar. Todo estaba saliendo como se había planeado. La red de Cullen no era de fácil acceso, Víctor era mi pase, pero con su fuerte carácter era difícil de convencer. Sabíamos que no funcionaría a la primera vez que se intentara así que lo siguiente era alojarme en algún lugar cercano.

Le escribo un mensaje a Dominik, avisando que todo ha salido como se planeó. Habíamos acordado que no todo sería a la perfección por qué llamaría la atención. Es por es que debía conseguir el hospedaje yo mismo y ayudarme con el dinero que Dominik había dejado para que sobreviviera.

El vecindario es de aquellos que se pueden considerar peligrosos. Las calles desgastadas al igual que las fachadas de las casas eran cosas que evidenciaban el peligro del lugar. A pesar de eso la gente era amable y pronto encontré donde hospedarme.

En aquella casa solo vivía una mujer ya de edad. Mientras me servía algo de comer me contó cómo sus dos hijos lograron salir de aquel barrio y ahora viven en otros países. La señora vivía de la pensión de su marido que ya había fallecido y arrendando habitaciones a quien lo necesitara. En su actitud se notaba aquella amabilidad y generosidad de madre.

—Espera un momento golpean —interrumpe uno de sus anécdotas al oír que golpean la puerta.

Yo continúo con mi comida y cuando alzó la vista el rostro de Víctor aparece.

Cortes Unidos [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora