A veces empiezo los días con miedo, temiendo que va a pasar algo haciendo que todo se rompa, se resquebraje. Es marzo y en junio se acaba el curso. ¿Qué pasara entonces? ¿Seguiré aquí? ¿O volveré a Florida? Sé que quedan cuatro meses pero es que con Ryan el tiempo pasa demasiado rápido y siento como si cada momento que tenemos se escapase entre mis dedos y la fecha se acercase sin disimulo.
Ryan interrumpe mis pensamientos cuando sus manos me agarran la cadera. Una sonrisa incipiente asoma en sus labios, pero sus ojos todavía siguen cerrados.
Me acerco a él y le doy un sonoro beso en los labios para después tumbarme sobre su pecho. Mi respiración se acompasa rápidamente al latido de su corazón y empiezo a sonreír.
–Buenos días.- me dice él con la voz ronca.
–Buenos días.- le digo sonriendo en su pecho.
– ¿Y este despertar?- me pregunta
–No sé, me apetecía.- le digo juntando mis manos en el pecho de Ryan y apoyando la cabeza en ellos.
– ¿Algo que decir?- pregunta y yo frunzo el ceño.
–Mmmmm.... ¿Quieres ducharte conmigo?- le pregunto y por un momento su mirada se envuelve en decepción pero rápidamente vuelve a lo que era.
–Puede, tu ve yendo.- me dice y yo le sonrío dándole un corto beso en los labios.
–Ahora nos vemos.- le digo y él me sonríe con una sonrisa extraña. ¿Qué le pasa?
Volví a mi cuarto a cambiarme tras darme una ducha, SOLA. No le di importancia así que cogí la ropa, me vestí y me peine.
Salí de mi habitación para ir a buscar a Ryan. Cuando entre en su habitación él no estaba, pero de repente lo vi venir por el pasillo solo con una toalla colgando de su cintura. Si movió solo un poco la mano podría hacer que cayese al suelo.
Sin quererlo me empecé a morder el labio y solo cuando Ryan tiro de el para soltarlo me di cuenta. Me cogió de la barbilla y me la levanto para darme un seductor beso. No era un beso de buenos días, era un beso de te quiero. Me beso con cariño y delicadeza pero no por eso fue menos simple. Posiblemente fue el mejor beso de toda mi vida.
–Woah!- le dije con una sonrisa despampanante en mis labios. Aun con tacones, Ryan es más alto que yo y tengo que mirar hacia arriba.
–Me voy a cambiar.- me dice pasando a mi lado. No pude resistirme y la mano se me fue a la toalla haciendo que antes de que la puerta se cerrase viera ese culo por el que me levanto cada mañana. Tras la puerta se escucha una risa que me hace reír a mí.
Decido esperarle apoyada en la pared de al lado de su puerta. Cuando sale de la habitación me incorporo y nos disponemos a bajar las escaleras. En el pasillo se me sale un zapato por lo que Ryan me adelanta y cuando él va casi por el final de la escalera y yo ni si quiera he empezado a bajarla, oigo el peor conjunto de palabras de la historia.
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Fraternidad mixta...¡UNA MIERDA!
Подростковая литератураTras conocer la infidelidad de mi padre y la indiferencia de mi madre sobre mi decido cumplir mi sueño y alejarme del lugar conflictivo al que yo llamaba casa. Me cambio de universidad y me apunto a una fraternidad. Por fin podre llevar una vida tra...
47. Mierda, se me ha olvidado
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