Corre

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Sonó la alarma, otro día mas... diferente día, la misma mierda.

Me levante, como todo lo habitual que había hecho en la semana, ¿Deferencia? hoy era viernes, por fin, por mas triste o bravo que estés, con solo el hecho de saber que es viernes, me alegra, ¿Qué magia tienen los viernes? No lo se, pero me encantan en todo el sentido de la palabra.

Me bañe, desayune, y luego escuche el timbre, me encontré a Luisa, allí parada con una gran sonrisa en su rostro, ¿Qué no se cansaba de sonreír?  me abrazo, me despedí de mamá y nos dirigimos al instituto.

Una vez en el salón de calculo, que compartía con Luisa, gracias al cielo, y por gracias me refiero a nada, se la paso contándome cosas de su ''Amigovio'' del instituto Rousers; por lo poco que puse atención, jugaba rugby, no me parece extraño que juegue eso, por lo general, los musculosos atraen a las chicas, solo por creer sen los chavos mas amados y populares del campus, que honda con esos tipos.

-Si, ya entendí, lo amas, te ama, se aman, se besan, vomito y fin del tema- dije poniendo una mano en su boca, cortando su muy interesante charla.

-Hay Clary, cuando te pase, me entenderás- soltó un suspiro, lo que me hizo rodar los ojos, típico de las ilusiones por parte de ese 'Don Nadie'.

-Solo te advierto, como ese idiota te haga llorar o sufrir, créeme que te arrepentirás de haberlo conocido,y con esto me refiero a que iras a su entierro- le señale con mi dedo indice.

-Bien, suenas como mi mamá- cogió mis mejillas y las apretó mientras se reía.

En esas entro la profesora, me daba buen late, no se porqué, pero se notaba.

-Hola niños, soy la profesora de educación religiosa...- 

Entonces me di cuenta que era muy calmada, por que era psicóloga, en toda la clase se la paso contando historias, anécdotas y citando frases de Paulo Coelho, era una versión de mi amiga Luisa, ni más ni menos.

*****

Hoy teníamos educación física, lo que significaba ser bastoneras, que estúpido de verdad.

Fuimos a una cancha con suelo de mármol y graderías azules a los lados, a los extremos habían dos canchas de baloncesto que adaptaban desde la cabina que se encontraba subiendo las graderías del lado derecho.

-Bien, damas a la derecha, hombres donde les parezca- dijo lo que parecía ser el coach, ya que tenía un balón de basquetball y una gorra azul que coordinaba con su traje.

-Uno...Dos...- 

-Porqué cuenta- susurré a Denise.

-Cuando diga cinco, tu solo corres, no vayas a parar-

-Por..-

-¡Cinco!-

Corrí, no se porque lo hacía pero, ya que los demás hacían lo mismo, no me detuve; dando vueltas a la cancha, tantas como para vomitarme.

Un chico flaco y pecoso, parecía asmático paró para tomar aire, el coach le tiró el balón en la cabeza lo que hizo que el pobre cayera de cara al suelo, haciendo un sonido por toda la cacha. 

El coach se dirigió hacía él, no pude ver mas, ya que Denise venía tras de mí diciendo que nos matarían si parábamos.

Sonó un pitido que retumbó en mis oídos, ¡Dios!, que no puede decir alto y ya.

-¡Formen de nuevo!- gritó.

Todos lo hicimos, donde nos indicó, una linea blanca que quedaba enfrente de las graderías.

-Subirán y bajaran treinta veces, tres series las mujeres, cinco los hombres.

-¡Porque!- bufaron los hombres.

-¿Que no quieren un partido? No crean que así delicaduchos van a conseguir todo-

Hicimos lo que nos pidió, treinta veces, luego parábamos y volvíamos a hacerlas otra tres veces, quiere decir, noventa veces subimos esas malditas graderías.

Estaba tan cansada, tenía ganas de vomitar, mareo, fatiga, me sentí de todas formas menos bien, Denise estaba sentada en las graderías mientras que yo, estaba en la entrada del gimnasio, por si venía lo asqueroso por mi boca, salir al baño y no hacer un espectáculo desagradable aquí adentro.

Y entonces se me fueron las luces, mis piernas se debilitaron, no veía nada, no sentía nada, solo me llamaban, solo recuerdo eso y me desmaye, otra vez.

*

Me levante con un fuerte dolor de cabeza que hizo que la sostuviera con mis manos, me dolía la espalda y las piernas me hormigueaban. Abrí los ojos y me incorpore con la luz, me encontraba en la enfermería otra vez.

La enfermera estaba frente a mí.

-Hola de nuevo linda- me dirigió una sonrisa.

-Hola, me duele la cabeza- dije sobando mi frente.

-En minutos arreglo eso- salió del salón corriendo.

Visualice toda la habitación, parecía un mini hospital; un salón lleno de camillas de color verde claro separadas por cortinas blancas, las ventanas proporcionaban luz en todos ,los rincones, tan segadora esa luz que preferí cerrar los ojos un par de veces. Mire mis brazos, revisando si me había golpeado al desmayarme, pero no había rasguño alguno, me levante cuidadosamente para quedar sentada, en esas, sonó la puerta, vaya que no demoró. Me senté y mire a la puerta, pero no era la enfermera.

-Hola, despertaste- entró con unas bolsas en las manos.

-Am...si, hola- dije entrecortado.


¿Él que hace aquí?

Efectos Colaterales #WATTYS2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora