Capítulo 6

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-6-

- ¡¡Cae, cae, cae, cae!!

Arwum ya sentía como las manos le temblaban, estaba a cuatro metros del suelo y aun le quedaban seis hasta llegar arriba, odiaba subir por la cuerda, lo odiaba mucho.

- ¡¡Rápido número 23, ve a llamar al nuevo enfermero!!

La red de seguridad se había roto y Arwum estaba en el suelo sin poder moverse

- ¿Qué ha pasado? - Bret, aquel chico de la sonrisa extraña se acercó corriendo a Arwum mientras el resto de chicas susurraban impresionadas.
- Se soltó la red, nunca antes había pasado.

Cuando intentaron levantar a Arwum ella murmuró "¿Zia...?" pero en seguida volvió a caersele la cabeza hacia un lado.

- ¿Donde está? - Zia entró corriendo en la sala de enfermería mirando a todos lados.
- Anda, tu debes de ser Zia, encantado de volver a verte - Bret sonrió pero en seguida se puso pálido.
- ¿Don-de es-tá? No me hagas volver a repetirlo.
- La habitación del medio, puedes pasar.

Las chicas de El Hogar no solían visitar la enfermería así que sólo tenía tres habitaciones por si alguna tenia un virus que pudiera contagiar a las demas o necesitaba reposo absoluto. Zia entró como una bala sin dar siquiera las gracias.

- ¿Wumi? - sacudió ligeramente los hombros de su amiga.
- ¿Zia? - Arwum se incorporó de la cama ligeramente aturdida.
- ¿Estás bien? Me dijeron que te habias caído subiendo por la soga.
- Sí, necesito un poco de agua y enseguida estaré bien - Bret le acercó un vaso mientras ambas chicas le miraban - yo... creo que te conozco...
- No digas tonterías, llegó anteayer y tu nunca has salido - dijo Zia mientras la ayudaba a levantarse.
- Estoy bien, puedo solaaAayy - Arwum estuvo a punto de caer si no fuera por Bert que la agarró de la cintura - es mi tobillo, no lo había notado hasta ahora, no lo puedo apoyar.

Se fijaron en que tenia el tobillo ligeramente hinchado y se le estaba empezando a poner morado.

- Esto tiene pinta de ser un esguince.
- Oh, ¿no me digas? - Zia miraba a Bret sarcásticamente.
- Debería hacer algo...
- ¿Te has dado cuenta tu también no?
- ¡Fuera! -Bret ya se había cansado de sus bromas y observaba a Zia con furia - ¡fuera! Y da gracias a que no doy parte de esto a Ipso.

Zia se fue refunfuñando por lo bajo mientras Bret volvía a tender a Arwum en la cama, le envolvió el tobillo con delicadeza y lo puso encima de un cojin.

- Ahora vuelvo, voy a por un poco de hielo, descansa y esta noche dormirás en tu habitación - Arwum asintió pero cuando estaba a punto de dormirse notó el frio del hielo en su tobillo dolorido - lo siento ¿te he despertado?
- Sí... pero no pasa nada, Bret, ¿es la primera vez que vienes a El Hogar?
- Te contaré un secreto, pero me tienes que prometer que quedará entre nosotros.
- Por supuesto, prometido.
- Viví aquí hasta que tuve 5 años y luego me fui con mi padre.
- ¿Y cuantos tienes ahora? ¿No has vuelto desde que tenias 5?
- Tengo 26, y no, es la primera vez que vuelvo a pisar este edificio desde el día que mi padre vino a por mi.

El tiempo había volado y solo quedaban dos días para la prueba del Ártico, Zia odiaba esa prueba le parecía algo absurdo ¿porque los famosos querrían siempre ir a este tipo de sitios?

Es verdad que en toda la historia de Queal solo cinco personas habían elegido el Ártico como lugar de vacaciones pero desde que en el cuarto viaje casi mueren debido a una tormenta de nieve y el desprendimiento de un glaciar que sepultó su campamento, por suerte ese día no estaban ahí pero dos personas que se quedaron vigilando murieron, las chicas tenían que pasar por la prueba del Ártico.

- ¿Se puede? - dijo Bret entrando en el despacho de Ipso.
- Veo que ya has podido, ¿algún problema?
- No, bueno si, no se, es el número 48, dice que me recuerda.
- Bret no seas estúpido - Ipso le lanzó una mirada de insuficiencia - sabes que cuando reseteamos la tarjeta base se borran todos los recuerdos, te estará confundiendo con alguien que ha visto en una película.
- Será eso, adiós, siento haber molestado.

Mientras tanto Zia y Arwum discutían sobre la mejor manera de sobrevivir a la prueba del Ártico, Zia creía que la mejor idea era algo para construir un refugio, en cambio Arwum pensaba que un recambio de ropa era la mejor opción, así si se mojaba tendría algo seco que ponerse para combatir la hipotermia.

- Bueno Wumi, ya lo pensaré, ahora descansa.
- Vale... Zia, ¿tu recuerdas haber visto a Bret antes que hoy?
- Le vi el otro día cuando entraba, ¿porque? - preguntó Zia extrañada.
- Yo le he visto, soñé con el una vez - Arwum suspiró al poder contar a alguien esto tan confuso que sentía.
- ¿Qué soñaste?
- Estábamos en la prueba del paintball y me disparaba.
- Pero tu prueba fue la semana pasada.
- Este sueño fue hace más, de mis primeros días aquí, pero no le dí importancia hasta hoy.
- No se que ha podido pasar, anda Arwum duermete creo que la medicación te está haciendo delirar.

Arwum no podía dormir y pese a la orden expresa de que no se moviese cogió las muletas que amablemente le había dejado Bret y fue, eso sí en ascensor, a la azotea.

Hacia mucho frio, y ella iba tan sólo con una camiseta morada de manga corta, se sentó en una de las hamacas que amontonadas esperaban al verano cuando las chicas con el buen tiempo se tumbaban a tomar el sol, mientras pensaba en Bret y en lo asustada que estaba por la prueba de Zia escuchó un ruido a su espalda lentamente se acercó con el corazón en un puño pero lo que vió la sorprendió más que cualquier cosa, era una cría de gato, gris y con los ojos amarillos increíblemente brillantes.

- ¿Cómo has llegado hasta aquí? ¿estás perdido? - preguntó Arwum más para quitarse los nervios que encima que cualquier otra cosa - vamos a buscar a tu madre anda - empezó a mirar por todos lados, buscó hasta en el último rincón pero no había ni rastro de la madre de aquel pequeño - bueno... supongo que puedes quedarte conmigo por unos días... mientras no hagas ruido... te llamaré Zero.

Number 8 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora