~ Capítulo 22 <3

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~ Días después ~

— Hola preciosa —me tomó de la cintura y di un saltito por el susto.

Estaba caminando hacia la biblioteca y viene él a interrumpirme.
Me volteó para estar frente a frente para después atacar mis labios.

Estos días él ha estado actuando raro, se ha portado muy efusivo, me persigue a todos lados (incluso más que antes), cuando estamos solos no puede despegarse de mi cuello, a veces me da miedo que pueda llegar a más.
Me separé de él.

— Sungmin aquí no
— no puedo evitarlo, me encantas —y atacó mi cuello.

No entiendo que le sucede con mi cuello.
Una chica de mi edad se sentiría excitada, ya saben por eso de las hormonas, pero a mí no, no me gusta, me hace sentir sucia.

— Sung… Sungmin —puse mis manos en su pecho y lo aparté —. Alguien puede vernos
— Entonces vamos a un lugar más privado —me guiñó un ojo.
— ¡no! No sé qué es lo que te sucede pero contrólate
— Lo siento —me acercó a él y me dio un beso en los labios —. Quería decirte que hoy vamos a tener práctica de futbol y quiero que asistas
— ¿qué? —le miré perpleja.
Hace unos días atrás él no me estaría invitando y ahora ¿Sí? Que está mal con él.
Obvio no iré.
— lo siento, no puedo
— pero porque
— ya te he dicho, tengo que practicar para la Olimpiada
— Pero puedes hacerlo después, quiero verte ahí echándome porras —sonrió.
— enserio no puedo y ahora llevo prisa, adiós —le di un beso en la mejilla y pasé por su lado.

~: Sungmin: ~

¡Qué mierda le pasa!
La invito a una de mis prácticas y no quiere ir, cualquier chica estaría más que encantada de que la invite, pero no, ella no. Claro como es diferente a las demás.
La vi alejarse así que fui al campo de futbol.
Ya ahí encontré a todos y a las porristas, entre ellas estaba Sunny.
Cada vez que la veía no podía evitar recordar que la confundí con _____.
Fui hacia el entrenador.
— ya llegue
— ya era hora Sungmin, anda al campo y trota tres vueltas completas
— y por que solo
— porque el resto del equipo ya lo hizo
— ¿tan tarde llegué?
El entrenador me dio una mirada furiosa.
— son la una, el entrenamiento es a las 12:30
— no puede culparme, me entretuve con mi novia
— ¿aun sigues con esa chica?
— ajá
Me miró divertido para luego negar con la cabeza.
¿Qué significa eso?
— anda a trotar
— Claro —até bien las cuerdas de mis zapatillas y empecé a trotar.

~: Tu: ~

— Ya llegué mamá —anuncié mientras dejaba mi mochila en el sofá.
— aquí, en la cocina —me respondió.
Fui hacia allá y la encontré lavándose las manos.
— ¿ya terminaste de cocinar?
— Si —se volteo a verme mientras se secaba las manos en el mandil que llevaba puesto — ¡Oh por Dios! ______ que te paso
— ¿ah? De que hablas
Se acercó hasta mí y se agachó a la altura de mi cuello.
— ¿tienes un chupo?
— ¡¿qué?! —me llevé la mano al cuello.
— ¿Sungmin te hizo eso?
— ¿eh? No, no para nada
— _____... estas… ya sabes ¿manteniendo relaciones?... el chico no me cae pero… por favor cuídate
— ¡qué! No mamá, no es eso —corrí hasta mi habitación.
Fui hacia mi closet y abrí la puerta, dentro había un enorme espejo.
Me miré
¡Oh rayos! ¡Lo mato!
Me dejó una gran marca. Ahora entiendo las miradas graciosas de las personas. ¡He estado con esto desde la universidad hasta mi casa! Qué vergüenza.
Estúpido, ahora como me quito esto.
Me quedé viendo la mancha que estaba algo roja y morada, hasta que me llego una grandiosa idea.
No usaba maquillaje porque no me gusta pero mamá me regaló un polvo hace unos años atrás, cuando pensaba que alguien me invitaría a la graduación de secundaria. Nadie lo hizo, pero ya no importa, eso es pasado. Saqué de debajo de mi ropa una cajita.
La llevé hasta mi cama y la abrí, de ahí saqué el polvo. Mirando la mancha a través del espejito me lo cubrí.
Una vez listo guardé todo y bajé de nuevo a la sala.
Mañana hablaría seriamente con Sungmin.
— veo que lo cubriste
— si mamá y lo siento
—  por que
— por presenciar eso
— ay hija es normal, tu padre me dejaba eso todo el tiempo.
Y cuando terminó de hablar bajó la mirada.
Hablaban de papá y ella se ponía a llorar. Supongo que no es fácil olvidar a un hombre como papá, él fue el mejor padre y esposo del mundo.
— mamá no llores
— No, no lo estoy haciendo —se sobo los ojos —. Come hija, se enfría la comida
— Si —dejé de verla y miré mi plato.
Mientras comía mi celular vibró.
Mamá me miró regañándome.
— lo siento —dije y tomé mi celular.
Era un mensaje, lo abrí.
“¿Nena te gusto el regalo que te hice?”

¿Qué regalo?
Justo en ese momento sonó el timbre.

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Gracias por leer! :3

Capitulo veintidós editado :)

La Chica Nerd ©Where stories live. Discover now